5. Hogwarts

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Draco

Draco literalmente suspiró de alivio al llegar a la estación de Hogsmeade, pues para el Slytherin, compartir el vagón con dos Gryffindors era apenas mejor que su celda en Azkaban.

Hagrid estaba fuera llamando a los chicos de primero, por lo que Draco se despidió de Theodore, y se dirigió a los carruajes. Ahora apenas y habían quienes no veían a los Thestralls que los jalaban y muchos se sorprendieron, poniéndose incluso algunos a llorar.

Draco, que había presencia el perecimiento de Dumbledore dos años atrás, ni se inmutó por los caballos de la muerte y se limitó a meterse en uno de los carruajes.

Tuvo que ignorar los cuchicheos de los demás alumnos, que al ver al ex-mortífago, empezaron a crear historias de cómo este, al ser uno de los pocos seguidores de Voldemort restantes, iba a intentar acabar con todos ellos.
Bastante absurdo, considerando que Draco ya ni tenía varita.

El carruaje empezaba ya a andar, cuando Harry, Hermione, Ron y Ginny se metieron en él.

- Creí que ya no te alcanzábamos...- Ginny miraba raro a su novio, pues Harry los había obligado a Ron y a ella, a acompañarlo al carruaje del Slytherin. En palabras de los Weasley, cerca del hurón.

- Qué pasa aquí?- Preguntó Draco con una ceja alzada, ya que se sentía incómodo apoyado en la pared para evitar tocar a Harry que, "convenientemente", se había sentado a su lado.
Nunca antes había estado en un coche tan lleno.
(Antes solo iba con Pansy y Blaise, una vez invitaron a Nott, pero nunca más de cuatro personas en un carruaje).

- Ya no habían coches libres- dió como toda explicación Hermione. Draco solo pudo bufar por la frustración, ahora tendría que volver a oír a los Gryffindors hablar sobre Hogwarts, la comida y... Quidditch. Mucho Quidditch.

- ¿Creen que acepten a los de nuestra edad en el equipo?- Preguntó Harry, emocionado.

- Potter, ¿eres alumno o no?- Preguntó Draco ya exasperado. Harry asintió, intrigado por la razón de que el platinado haya comentado algo.- Bueno pues, según las leyes de Hogwarts, todos los alumnos pueden formar parte del equipo de Quidditch al menos que tenga problemas en las clases.
A decir verdad, es bastante parecido a las reglas de deportes en los colegios muggles.- Agregó lo último casi en un susurro.

- ¡No le hables así!- Gritó Ron.- ¡No tienes derecho de siquiera hablarle!- Harry y Hermione se quedaron pasmados viendo a Ron, claramente asombrados por su actitud. Ginny, por el contrario, ignoró a su hermano, ya acostumbrada a sus estupideces, y en cambio, se dedicó a ver a Draco con los ojos entrecerrados, mientras que este saltaba del carruaje.

Nadie podría culparlo por haberse hartado de los leones.

- ¡Hey!- El grito de Harry llegó como un eco a los oídos de Draco, que por haber calculado mal su caída, ahora tenía en el costado inferior izquierdo de esta a una linda mancha de lodo, decorando su única prenda escolar.

Harto de su suerte, Draco empezó a caminar al castillo, solo faltaban unos quinientos metros para llegar, (claro que de haber sido más, el chico no habría saltado de su carruaje; podría ser suicida, pero no era tonto, por lo que no iba a saltar faltando dos kilómetros para llegar. Draco no pensaba caminar tanto solo para llegar al colegio, ni siquiera si este fuese el mismísimo Hogwarts).

Los chicos que pasaban a su lado, vía carruaje, se burlaban del Slytherin, quien simplemente los ignoraba con maestría.

Digo con maestría, pues cuando un grupo de Gryffindors insultó a su familia, el chico se había limitado a lanzarles una mirada asesina, dejando a los leones pálidos pero enteros.
Obviamente, más de lo que merecían.

Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora