22. Ministerio de Magia

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Draco

Al parar el auto frente el Ministerio, Draco entreabre los ojos. No tenía idea de cuándo llegó su cabeza al hombro de Potter, ni de cuándo se durmió, pero sí se dió cuenta de que esa posición, por extraño que sonase, le era muy cómoda y reconfortante.

Se preguntó por qué los Aurores no dijeron o hicieron nada al verlos dormidos, pero les agradeció internamente, pues a causa de los nervios no había podido dormir bien aquella noche, y en ese momento se sentía descansado, gracias a la siesta que dió sobre el hombro de Potter.

Se despegó del niño que vivió, para poder ver por la ventana la entrada al ministerio, una cabina telefónica era todo lo que veía, pero al haber sido su padre una persona conocedora del Ministerio, Draco sabía que  era aquella la entrada.

— Sal.— Al abrirse la puerta, Draco oyó lo toscamente que el Auror le hablaba, y sin rechistar, salió del auto.— Tú, ¿qué esperas?— Harry, con cuerpo de otro tipo, no se despertó al oír la demanda del auror.

¡SPLASH!
— ¡No tenemos todo el día!-  Responde el otro auror ante las miradas atónitas que Malfoy y su colega le daban, después de haber despertado al otro chico, con un Aguamenti.

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Buenos días Ministro, le traemos a los nuevos.— Ambos Aurores agachan cabezas con respeto, para luego retirarse del despacho de Shacklebolt.

— Ya no hay vuelta atrás. ¿Están seguros de este plan?— Al ver cómo ambos chicos asienten con determinación, el ministro les advierte.— Vean lo que vean, hagan lo que hagan, no me fallen, y más importante que eso, no fallen a los jóvenes encerrados con ustedes.— Ambos chicos vuelven a asentir. — Los espero a las dieciocho horas, en el lugar acordado.

— Prepare el Trasladador , nosotros nos encargamos del resto.— Le intenta calmar Draco, mientras que Harry asiente a las palabras que Draco dice, viéndolo como si lo que acabase de decir, fuese lo más maravilloso del mundo.

El Ministro entonces saca dos mudadas de prendas blancas.

— Póngasela, y no se agobien, la ropa que tienen puesta aparecerá en Hogwarts.— Dice el Ministro, mirándolos con determinación, por primera vez desde que Harry y Draco llegaron al despacho del Ministro.

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Pero algo que no habían calculado sucedió, cuando los Aurores se los llevaron al lugar donde encontrarían a los chicos que deberían rescatar, los separaron, metiendo a Draco en una habitación blanca, y llevándose a Harry a Morgana sabrá dónde.

Las cadenas de sus manos ya no estaban, y Draco al ver cómo Harry es llevado a otro lado, empieza a golpear la puerta de la habitación con todas sus fuerzas, preguntando a dónde se lo llevaban... sabía que era inútil, pero Draco no quería estar solo en aquel lugar, le recordaba demasiado a la celda blanca en la que lo habían mantenido cautivo antes del veredicto principal... y pensar en eso le causaba ansiedad.

— Hey, relájate.— Draco dejó su puño en el aire, preparado ya para dar su siguiente golpe a lo puerta, para voltearse ver a un chico sentado en el piso, con expresión cansada.— Si te preguntas a dónde se llevaron a tu amigo, te puedo decir que hay otra habitación. Es obvio que no querían que dos delincuentes que ya se conocieran, estuviesen juntos, por lo que es normal que los hayan separado.— Al ver la expresión atónita de Draco, el chico se presenta. — Me llamo Niseur, no hace falta que me digas tu nombre, reconocer a un Malfoy es tan fácil como reconocer a un Weasley; cabellos rubios platinados, ojos astutos y plateados, altos... podría seguir todo el día.

Draco sigue viéndolo, todavía sin poder procesar la información recibida.

— Oh, ¿te preguntas por qué no estoy tendido medio muerto en una cama como los demás?— Draco se gira para ver que el chico tenía razón, tendidos sobre camas de hospital, con una especie de suero inyectado a ellos, estaban los niños a los que había ido a rescatar.— Bueno, pues he estado aquí por seis meses, y por increíble que parezca, mi cuerpo encontró una manera de anular las drogas que mantienen a mis compañeros así... — Apuntó a los chicos.— Como medio muertos... aunque he de admitir que les tengo envidia, pues mi cuerpo bloqueó mi magia, y ahora soy squib...

Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora