10. Príncipe de Slytherin

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Hagrid

El semi-gigante todavía no sabía cómo reaccionar a lo que veía; Draco Malfoy se encontraba en ese momento sentado, frente a él, en su cabaña, disculpándose con por los insufribles insultos que le había escupido año tras año.. 

La ayuda que le había brindado con su jardín ya había sido una sorpresa inmensurable, ¿pero esto? ¿Un Malfoy disculpándose con él? Esto era algo que había dejado atónito al semi-gigante bonachón. 

— Draco, todos hemos cometido errores, y me alegra ver que quieras redimirte, pero eso no cambia el hecho de que faltases a clase.— Cambió el tema, un poco preocupado.— Si el ministerio se entera de esto, te exiliarán definitivamente del Mundo Mágico.

— Hagrid, ¡no puedo tener clases con Potter, Weasley y Granger!— Exclamó el platinado.

— ¿Y por qué no?— Preguntó con el ceño fruncido. Ignoró a Fang, quien había empezado a morder su zapato para llamar su atención, demasiado consternado por el echo de que Draco se haya disculpado con él, - un semi-gigante-, pero pareciera que siguiera teniendo esa aversión hacia los héroes del Mundo Mágico.

— Ellos vieron algo... tal vez el bastón de mi padre... puede que incluso hayan visto cómo su varita se convertía en un látigo.— Draco bufó.— La humillación está garantizada.— Agregó, sintiendo como su ego se hacía pedazos.

— Creo que haré té. — Hagrid se encontraba perdido. Después de todo, no sabía tratar con serpientes desmoronándose en su hogar.

Harry 

La profesora de Alquimia pidió al trío de oro ir a por Draco, sorprendiendo a Harry con la preocupación en sus ojos.

Y de no ser por Hermione, quien notó unas voces procedentes de la cabaña de Hagrid, de seguro que los leones habrían seguido buscando por otro par de horas.

— ...Su bastón tenía veneno que me escocía la piel a cada golpe, pero aún así, el látigo era lo peor.— Los amigos se aglomeraron alrededor de la ventana de la cabaña, reconociendo enseguida la voz de Malfoy.

— Draco, tuviste que haberlo denunciado— el trío vio, la preocupación en los ojos de Hagrid.-¿Por qué todos los adultos parecen preocuparse por Draco hoy?- Se preguntó Potter mientras espiaba al par.

— Si lo denunciaba, ¡lo habrían mandado a Azkaban!— se defendió Draco.— Y él no era malo, solo no estuvo del lado correcto. Además, sus castigos eran justos, ¡yo era el que lo avergonzaba!

— Draco...

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El trío del oro enseguida fue descubierto por el príncipe enemigo.

Saliendo de su, "escondite", los de la casa de los valientes- y estúpidos -, saludaron avergonzados a su amigo de doble tamaño, para luego despedirse enseguida y dirigirse a su clase. 

(Ni siquiera tuvieron  que decirle a Draco que los siguiese, pues este había enseguida captado el significado de su presencia).

— Draco, creo que te debemos una disculpa,— comenzó a decir Harry, pero se detuvo al ver la mueca de asco en la cara del aludido.

— Potter, no necesito tu lástima.— El platinado rodó sus ojos, para luego apresurar su paso y adelantarse a los leones.

Draco

No era un secreto para nadie que la lástima no era recibida de buen grado por parte del príncipe en persona, por lo que Draco no pudo evitar hacer una mueca cuando Harry le habló con su voz impregnada de esta.

Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora