Draco Malfoy

18. Blaise Zabini

(Capítulo de Blaise. Algo así como un resumen del "antes" de que este volviese a Hogwarts)

Su madre le había dicho que corriera, y eso fue lo que hizo.
Lo último que vió antes de sumergirse en las penumbras del bosque, fue el Avada lanzado hacia el último esposo de su madre.
Ese tipo le había caído bien...
Sabía que su madre sería la siguiente, por lo que no se detuvo a ver cómo aquellas personas se metían en lo que antes había sido su casa...
No quería oírla gritar.
No quería oírla sufrir.
No quería oírla morir.
No quería presenciar el momento, en el que la sacarían a rastras de su casa para ir a torturarla en la plaza... ya había presenciado cómo mataban de esa cruel forma al padre de Theo... aunque el señor Nott nunca reveló dónde se ocultaba su hijo...

Eso era bueno, ya había visto cómo lanzaban crucius a niños de no más de cinco años por el simple hecho de tener padres que habían asistido a Hogwarts, y sido seleccionados en Slytherin, ¡incluso mataron a una familia Americana, que por el único echo de haber hablado de la importancia de los Sangre Pura, habían terminado siendo colgados de los pulgares en un puente! Murieron de dolor e inanición... realmente se habría quebrado si hubiese habido una tortura hacia su amigo.

Corrió más rápido al oír un grito de agonía tras suyo.
Quería volver, y salvarla, pero no valdría la pena, su madre ya sabía que ese día llegaría, ya lo habían planeado todo. Ella y su esposo se sacrificaron para que él pudiese huir.
Claro que eso no significaba que no se vengaría.

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Blaise se alegró al ver el lago del que su madre le había contado. Ahí podría descansar, ahí podría sobrevivir...
Se sentó bajo un árbol, mientras observaba el atardecer. Estaba exhausto de tanto correr y caminar, y se moría de ganas de beber, pero el agua del lago no era muy pura, y lo último que quería hacer en esos momentos era enfermarse... usaría su varita para hacerlo, de no ser por el temor de acabar siendo rastreado...

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— ¡Por Salazar!— Blaise entreabrió sus ojos, no se había dado cuenta si quiera del haberse quedado dormido... — ¡Blaise!

Sintió unos brazos rodeándolo. De no haber reconocido al chico, que había comenzado a soltar un par de lágrimas, se habría separado de inmediato, alarmado.
Pero incluso le devolvió el abrazo... Theo...

— Creí que estarías muerto.— Blaise ignoró lo rasposa que en aquellos momentos era su voz. Luego se encargaría de beber.

— Soy demasiado listo para eso. — Dijo Theo, ya recuperado.— Ten, bebé.

Blaise aceptó el termo de su amigo, por el único echo de que se estaba muriendo de sed, y se acabó el contenido de la botella en menos de veinte segundos.

— ¿Cómo me encontraste?— Le preguntó el de sangre italiana al chico frente suyo, devolviéndole agradecido el termo, ya vacío.

Nott sólo le dió una sonrisa.

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Ya había pasado una semana desde que Theo le enseñó a Blaise la casa de árbol en la que Nott se había ocultado todo ese tiempo... estaba tan bien oculta, que nadie se detendría a ver aquel lugar dos veces.

Sería sencillo quedarse a vivir ahí junto a su amigo, pero ambos querían venganza... además, sabían que sería una misión imposible pasar el resto de sus vidas en aquel lugar, no tenían materiales para hacer sus propias pociones curativas, por lo que sería muy difícil curarse, al menos que volviesen a la sociedad... si envejecían, se les haría muy complicado subir y bajar de ahí...

Además, ambos no querían pasar en aislamiento el resto de sus vidas, y aunque su relación había incluso mejorado, seguían sin sentirse cómodos teniendo una vida dónde los únicos seres humanos, eran ellos mismos... además, Blaise siempre había querido vivir su vida junto a alguien a quien amase, incluso le atraía la idea de tener hijos...
Nott en cambio, quería hacerse medimago, y no planeaba renunciar a ello tan fácilmente.

— ¿Está todo listo?— Le preguntó Blaise a su amigo, quien como respuesta se echó el bolso hecho con algunas raíces que encontraron en el bosque, al hombro.

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— Malditos mortífagos.—

Blaise sintió la tentación de inclinar su cabeza al oír aquellas palabras del Auror, delante suyo caminaba Theo, ya sin la bolsa con la que había salido de su casa. Un nudo se le formó en el estómago... tuvieron que haberse preparado más...

Pero le alegraba recordar los gritos de pánico de aquellas personas, quienes habían torturado a tanta gente...
Si hubiesen sido ellos los que lanzaran a Nott y a Zabini aquellas bombas de plantas tóxicas, de seguro los Aurores no habrían llegado a detener el alboroto...

Claro que ellos eran mortífagos a los ojos de la sociedad...

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— Más rápido, italiano. No querrás perderte la comida.— Blaise estaba muy drogado para entender las palabras, por lo que sólo hizo lo que ya había hecho miles de veces...

Para esas alturas ya se había resignado a dar mamadas, y ser violado, de otra forma, el castigo sería mil veces peor...

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— ¡Rápido, por aquí! — Los seis chicos siguieron al ministro, seguían algo atontados a causa de los sedantes que les daban para dormir, pero entendían que el Ministro los estaba intentando sacar de aquel lugar. Abandonaron a algunos chicos, pero eso fue porque se había dado ya la alarma de la fuga.

— ¡Los encontré!— Todos se quedaron paralizados al ver a un Auror acercárseles.
 
Y por eso tardaron un poco en correr tras el Ministro cuando este se los indicó.
Y por eso al llegar a la escotilla, por la que saldrían al mundo muggle y serían libres al fin, es que Nott cayó por un Avada Kedavra, al piso.

Blaise hubiese caído de rodillas, a esperar un destino similar al de su amigo, de no ser por el Ministro, que lo jaló al exterior de un sólo tirón.

Sintió cómo su corazón se le era arrancado... lo había perdido todo...

Al menos eso creía, pues al regresar a Hogwarts, supo que aún tenía a Pansy y a Draco. Solo esperaba no perderlos a ellos también.