16. Malfoy | PARTE 2

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Harry
Draco había salido hecho una bala del aula donde habían tenido la charla, y Harry estaba por hacer lo mismo, ya que había planeado ir a hablar con Ginny y sus amigos sobre lo que el ministro les dijo, pero este último lo detuvo.

— Señor Potter, necesito que me haga un favor.— Harry se volvió a acomodar en la silla, preguntándose qué diría el hombre. Ya tenía suficientes cosas malas rondando por su cabeza.—Sospecho que Malfoy planea ir a por su madre, no importa cómo lo haga, espíelo y asegúrese que no haga tal estupidez. Desobedecer una orden directa de parte del ministro sería su ticket de ida al destierro, en el peor de los casos, a Azkaban. Después de todo, ya tiene antecedentes penales debido a haber sido mortífago...

Harry se había limitado a asentir, y agradeciendo haberse quedado con su capa después de lo de esa mañana, se dirigió a la Casa de Slytherin. Tenía la sensación de que el platinado no iría a sus clases, (no lo culpaba, él tampoco querría ir si se enterase del secuestro de su madre... aunque Lily Evans estuviese muerta), y sonrió triunfal al ver cómo Draco se metía por la puerta de su Casa. Antes de que la puerta se cerrara, Harry logró meterse por ella. Luego se encargaría de encontrar una manera de salir.

Dió un rápido vistazo a la Casa, notando en la Sala a unos pocos Slytherin que se habían vuelto a ver pasar a Malfoy. (Probablemente los Slytherin no corrían en su Sala Común, porque un par incluso tenían el ceño fruncido por el disgusto).
Harry se arrepintió de haberse detenido un segundo para ver la Sala Común de Slytherin, (le traía muchos recuerdos), pues Draco se había encerrado en su cuarto, atrancando la puerta para que nadie entrase.

Harry frunció su ceño, y acercó su oreja a la puerta para ver si podía oír algo. Le sorprendió oír unos pocos gemidos. Probablemente tenía que aprender que el platinado también era un humano, y no un Ser de otro Mundo, pues cada vez que lo veía reír, llorar, o mostrar algún sentimiento, una molestia se formaba en su estómago...

Harry dejó de oír el pequeño llanto de Draco, y tuvo que forzarse para lograr oír algo más... y eso era un cierre de mochila.
Se alejó de la puerta cuando oyó a Draco dirigirse a ella, y no fue hasta que él salió, que Harry se dió cuenta de que solo dos Slytherin seguían allí.
Pansy Parkinson y... Blaise Zabini.

Al darse cuenta de que gracias a sus amigos Draco había entrado en razón, Harry se enfrentó a una nueva adversidad... ¿Cómo saldría de aquella Casa?

No había podido evitar el ruido de la puerta al salir, y por pura inercia, empezó a correr, sin recordar la Capa que lo mantenía invisible de los ojos ajenos.
Agarró fuertemente a su varita, y entró a la Clase de Pociones.

— Señor Potter, ¿por qué no se sienta? Estamos discutiendo cómo la lengua de rana luminosa y la baba de babosa pueden provocar ácido si los muelen a ambos juntos. — Slughorn parecía fascinado por aquel echo.

Se sienta, jadeando por haber corrido, a lado de sus dos amigos que lo miran preguntándole con ojos curiosos y preocupados, qué le había dicho Shacklebolt. Se guarda la capa, y niega, haciéndoles entender que ese no es el momento ni el lugar indicado.

Esa clase era la última en la que el de lentes querría decirles a sus amigos que se embarcarían en una nueva misión suicida, (y que además, tendría que ir solo). Por alguna razón, aquel lugar le recordaba a Draco... y realmente estaba empezando a preocuparse por la salud mental de su antiguo enemigo.

— ... por cierto Harry, Ginny me dijo que te esperaría en el Campo de Quidditch para almorzar, y me pidió que te dijese que llevases comida... ya sabes que ella te lo hubiera pedido personalmente si no hubieses estado en esa reunión...— Harry dejó de pensar en lo talentoso que Draco era en las pociones, y se enfocó en lo que su amigo pelirrojo le dijo.

— No sé si estoy de humor en este momento... tengo que pensar en los puntos débiles del Ministerio. — Lo último fue dicho en apenas un murmullo, que sólo Hermione pareció notar, pero que prefirió ignorar, para poder anotar lo que el profesor decía.

Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora