yes or yes ♡ kookmin

doce ♡

Secundaria, tercer y último año.

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El padre de Jimin y la madre de Jungkook habían decido organizar una pequeña cena al término de la ceremonia de graduación; ambos chicos salían con sus togas y un merecido diploma, iban de la mano, algo cansados y totalmente llenos de felicidad.

La secundaria terminó y aunque su vida académica seguía, tendrían unas buenas vacaciones después de eso.

El chófer de Jungkook los esperaba fuera de la institución, el inconfundible coche negro perfectamente pulido aguardaba a los dos jóvenes frente a la entrada principal.

—Felicidades, joven Jeon. —dijo el hombre. —También para tí, Jimin.

La informalidad venía desde que Jimin se lo pidió,  la cantidad de años en los que el hombre tuvo que recoger a los dos chiquillos, lo hacía de confianza, pero Jungkook siempre seguiría con su aire de superioridad... Aún con quince años.

—Gracias, Ho... ¿Nos llevas a casa? —pidió con una sonrisa, la cara de el adulto reflejaba confusión. —A mi casa, por favor. —asintió y dio marcha.

—¿Tú casa? —preguntó incrédulo.

—Sí, mami dijo nos quedaríamos allí hasta la hora de la cena... Creo que será más una fiesta, según papá, Kihoney está haciendo algo grande. —contó, Jungkook soltó un gruñido con enojo.

—No me gustan las fiestas, mamá lo sabe. —rodó sus ojos.

—Kookie, ¿por mí? —achicó sus ojitos y revoloteó sus pestañas, no le quedó más de otra que asentir con la cabeza.

Ho detuvo el auto.

—Gracias. —habló Jimin con esa bonita sonrisa suya.

—Cuando quieran, niño Jimin. —Ho se había ido.

—Tengo demaciado sueño, Minnie. —fingió caer, Jimin se apresuró a abrir la puerta y como lo esperó, su padre no estaba.

—Ve a ducharte, primero. —demandó. —Tú ropa está en el segundo cajón, de paso saca algo para mí.

Jungkook frecuentemente dormía en casa de Jimin ó viserversa, porque lo que era bastante usual que tuvieran ropa de el otro en sus casas. A su padre no le agradaba mucho esa idea, seguía tratando de acostumbrarse a que su niño entregara su amor a alguien más, además, Jungkook era algo patán, para su gusto.

—¿Vienes conmigo? —preguntó, sacando una de las toallas mientras la ponía en su hombro.

—Sí, espera. —se deshizo de la ropa inferior y siguió a Jungkook.

Eran unos chiquillos, la pareja más rara del mundo, sus padres deberían estar locos porque dejarlos compartir algo tan íntimo. Pero verse desnudos solo provocaba más amor en los dos chicos, su amor era tan puro.

Kihoney sabía que su hijo no era un completo idiota y los valores inculcados a su hijo eran los mejores, Jiwhoon era conciente de que su pequeño era cinta negra en karate y no dejaría que lo dañaran, lo crió como un señorito que debía hacerse respetar.

Y lo único que podía pasar en esas duchas compartidas, eran tímidos besos llenos de cariño, duda y mariposas.

Sí, tan puro.

cualquier error ortográfico lo arreglo luego,
los quiero personitas (๑•̀ㅁ•́ฅ♡