veinte ♡

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Después de una vida juntos

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—¡Park Jimin, deja de llorar! —gritó exasperado Taehyung. —Arruinaras el maquillaje.

—Lo siento, ¡no puedo evitarlo! —se excusó, tomando otra de las múltiples toallitas para limpiar cuidadosamente sus ojos.

—¡Ah! ¡Señor Park! —llamó a su padre. —No deja de llorar, ¡y sigue arruinando el maquillaje!

—Jiminnie, ¿qué sucede? —preguntó Jiwhoon, quitándole las lágrimas con sus pulgares a su hijo.

—¡Es qué...!

—¿Aún sigue llorando? ¡Jimin ya no queda tiempo! —regañó Yoongi.

Jimin habían estado llorando desde que el sol se puso, la mañana se basó en eso y los chicos ya no sabían que hacer para calmarlo.

Hasta que el celular se Jimin vibró por sobre el tocador y lo tomó rápidamente.

—¿Qué? —aquello salió en un susurro, como sí le constara respirar. —¿P-Pero c-cómo? —Taehyung y Yoongi seguían sin enter cómo, de repente, el llanto de Jimin había parado.

Sonrió, se miró a el espejo y luego dijo a Taehyung que continuara con el maquillaje.

Seguian sin entender pero, ya era un poco tarde y el chofer de Jungkook no tardaría en llegar.

—Pon boca de pescado. —pidió Taehyung a Jimin, el último paso era pintar sus labios.

—Pero sí ya los tiene. —chistó Yoongi, Taehyung le dio un golpe en la cabeza y Jimin comenzó a llorar de nuevo.

—¡Ah, Min Yoongi, sal de aquí! —regañó bastante enojado, el mayor le miró despreocupado y con algo de diversión. —¡Ahora!

Yoongi salió de la habitación, azotó la puerta pero luego regresó a pedir disculpas y cerrarla de nuevo con más suavidad.

Los ojos de Jimin estaban demaciado hinchados y eso afectaba cada vez más el maquillaje que Taehyung había intentado reparar por décima vez.

—¡Ve tú celular! —exclamó, recordando la situación de antes. —¡Tú celular!

Y volvió a sonreír.

El auto negro de los Jeon había llegado, Ho abrió la puerta para Jimin, éste le sonreía con orgullo, dentro del mismo auto su padre ya lo esperaba. Jimin subió, sentía de nuevo ese nudo en la garganta y las inmensas ganas de llorar, pero se contuvo y respiró profundamente.

—Tranquilito, hijo. —animó su padre.

—Claro, niño Jimin. Es un día grandioso. —completó Ho.

Había muchas personas fuera de el lugar, cuando en auto paró, las miradas curiososas invadieron el auto y los nervios se apoderaron de Jimin. No veía a Jungkook por ningún lado. Y, ¡oh cielos! Taehyung y Yoongi tenían los ojos tristes, como sí... Cómo sí algo estuviese mal.

Bajó del auto y se sintió pequeño, fue todo tan rápido, pero allí estaba, a punto de caminar frente a un montón de gente sin siquiera saber sí su Jungkook estaba allí.

Y tuvo miedo.

—Jimin, cielo. —Kihoney tomó suavemente su brazo. —Él está adentro.

El joven rubio soltó el aire retenido, estaba un poco más tranquilo.

En la pequeña alfombra, su padre lo esperaba para entregarlo.

—Jimin, estás asustado, lo sé. Tú madre y yo también lo estábamos pero, mírate, eres fruto de todo el amor que nos teníamos; eres el chico más dulce y valiente. —besó su coronilla.

—Oh, papá, Kihoney debería... —la mujer asintió con felicidad, tomando el brazo izquierdo de el muchacho.

Había orgullo en los ojos de ambos adultos.

Las personas reunidas, contaban de familiares y amigos, entraron detrás de ellos. Jimin quería huir, no porque no quisiera pero, los nervios estaban instalados en su estómago y creía que en cualquier momento vomitaría.

—¿Acepta a el joven Jeon Jungkook para amarlo siempre y para siempre, sin importar cuando idiota y malgeniudo sea? —los ojos de Jungkook repararon de Seokjin, su primo, mirándolo con enojo.

—Acepto. —contestó Jimin, firmando el acta.

—¿Seguro? Porque ese adefesio es un problema, ¿estás conciente de lo horrible que sería despertar con alguien que tenga cara de cucaracha mal hecha? —Seokjin arqueó una ceja, mirando de arriba a bajo a su primo.

—Eso le hubieras dicho a Namjoon. —atacó Jungkook.

—Idiota. Prosigamos, inmundo y horrendo Jungkook, ¿acepta a el dulce y bonito Park Jimin para amarlo siempre y para siempre? —preguntó, entregándole el bolígrafo.

—Acepto. —firmó.

—Pues besénse. —terminó por decir.

Los ojos de Jungkook no podían brillas más ese día, sus ojillos de Bambi llenos de amor, pupilas dilatas; observaba a Jimin. Su bonito y lindo Jimin. Admirando cada parte de su rostro, de él.

Tomó su rostro con toda la delicadeza del mundo, Jimin tenía un suave pucherito en sus labios, y lo besó. Unió sus bocas en un movimiento ligero, apenas rozando sus labios, era un beso cargado de amor, de todo ese amor creciente por más de dieciocho años.

—Diré que sí una y mil veces más solo sí es contigo. —pronunció sobre sus labios, recordando el mensaje que le había enviado horas antes, el mensaje que había hecho que Jimin dejáse de llorar. —Te amo, Minnie.

—Te amo Kookie.

Finalmente, estaban casados.















cualquier error ortográfico lo arreglo luego,
los quiero bebés ♡♡

yes or yes ♡ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora