capítulo 16

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Con el paso de los días y las semanas la de cabellos negros se iba recuperando poco a poco, ganaba su peso y su energía, ponía más atención a la clases y sobre todo llegaba temprano al Starbucks a trabajar, si era algo pesado, su Tía Rosario, Page y Harper le estaban ayudando con lo de la bruja, su tía se había mudado a casa de su madre para estar más cerca de ella pasaría un buen rato ahí en Nueva York. El proceso de divorcio con Jason iba comenzando en menos de dos meses estarían separados.
Harper se quedaba con ella para que no tuviera la tentación de verse al espejo, en realidad solo lo hacía de rápido para ponerse un poco de rímel en sus espesas pestañas negras, cuando pasaba por algún aparador evitaba a toda costa verlo, además ya se sabía el camino a la escuela de memoria. Tenia varios exámenes y muchos deberes se acostaba muy noche pero al tener un sueño reparador se mantenía muy bien.
Era una noche de viernes, estuvo con Harper hasta las 3 de la madrugada viendo series ochenteras, se reían de su forma de vestir y sus extravagantes peinados alocados estilo Madonna se fueron a la cama, Isabelle paso por el espejo del pasillo agachado la cabeza - Belaam apretó la mandíbula ya caería, tenía que -

se fue a su habitación y se tumbo en la cama después de ponerse su pijama que era un camisón color rosa palo, Harper la miró con deseo pero se aguantó -

- me voy a duchar -

- ¡claro! - la azabache se quedó pensativa por unos segundos -

- Que nombre tan raro tiene, Belaam - ¿en serio era cierto lo que dijo esa ultima vez? ¿que le gustaba? O ¿sólo era una mera estrategia para seguirla atrayendo hacia él? - se preguntaba nego con la cabeza para alejar ese pensamiento -

aunque la curiosidad también podría catalogarse como un pecado. Belaam la miraba desde el espejo de su tocador, quería que lo mirara tan solo un poco, tenía que hablarle para poder volver a tener esa conexión, incluso si se ponía delante del espejo y no le hablaba no podía oírlo. Tenía que ser ella la que diera el primer paso, él sólo movería sus labios a los ojos de ella pero nada más. Daba igual cuánto gritara, si ella no le hablaba no serviría de nada. El haberle quitado la voz había sido peor que el maldito purgatorio, ¡como odiaba a esas brujas perras! ¿Separarlo de ella así como asi? ¿Pero qué se creían? Isabelle era suya! Y volvería a serlo dentro de poco. Se sentó tipo indio en su oscuridad con la poca luz que le iluminaba de la habitación de la azabache, lo que más le purgaba era que esa maldita lesbiana que estaba con ella día y noche y evitaba que viera los espejos, quería despellejarla viva! -

- ¡Esa hija de perra! Isabelle es mía y de nadie más, ya quité de mi camino al esposo ahora me toca quitarte a ti - pensaba furioso.

A la mañana siguiente, fueron por víveres al súper -

- ¿te toca trabajar de noche? -

- sí, la semana pasada me cubrió una compañera ahora me toca cubrirla ella.

- mmh ¡mala suerte! Quería que viéramos juntas la serie de Charmed -

- ¿Charmed? -

- sí, ¿No la recuerdas!? La serie de las brujas de los años 90 era mejor que Friends - hizo un gesto.

- ¡Oh! Si, ¿Las 3 hermanas brujas que viven en San Francisco? -

- si ¡esa misma! - Hizo una mueca -

- espérame y la vemos juntas ¿si? -

- hecho -

- iré por las verduras - dijo la azabache -

tengo que comprar en la zona de carnes frías te veré en unos minutos ¿si? -

- vale pero no compres carne de cerdo huele horrendo y no me gusta nada -

El incubo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora