capítulo 45

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La plaga de demonios estaba causando terror entre la humanidad, la gente gritaba asustada corriendo por todos lados pero ni en sus propias casas estaban a salvo, la gente huía despavorida tratando de ocultarse sin éxito otras estaban siendo poseídas mientras los incubos y sucubos los atacaban sexualmente haciendo que el ambiente pareciera peor que Sodoma y Gomorra, otras personas se ocultaban pero lugar que se ocultaban lugar que estaba infestado de demonios e incubos. Por otro lado Harper y Page en la tienda luchaba también con varios demonios, la magia era mejor que una espada -

- pero ¿qué demonios está pasando Harper? ¿Porqué hay demonios en la tierra? -

- ¡No lo sé! esto es a consecuencia de lo que pasó con Isabelle y Belaam de seguro - le decía mientras golpeaba a uno contra la pared deshaciendolo con un hechizo -

- ¡Dios santo! seguro la familia del incubo mandó esta plaga contra la tierra -

- no lo dudes pero mi fuerza se está agotando - la castaña mando a volar a otro haciéndolo explotar en el aire.

Gabrile llegó a la tierra con otro ejército de ángeles destruyendo a cada demonio que estaba suelto la batalla no fue fácil, eran millones de ellos a donde quiera que volteaban aparecían, Gabriel se inco en el suelo y puso sus manos en forma de oración -

- Señor ayúdame en esta guerra dame la fuerza y la sabiduría para acabar con esta maligna tempestad - se levantó de nuevo sacó su espada y comenzó a matar a todo ser demoníaco que se le cruzara, los angeles acabaron hasta con el más mínimo que hubo, el arcángel termino exhausto después de 4 horas de batalla, mucha gente murió porque fue poseída por esos seres, sin embargo la tierra quedó en calma de nuevo. Al regresar al cielo Jehová en agradecimiento curo sus heridas y lo envió a descansar por un buen rato por otro lado...

Isabelle estaba en una celda ahora atada con unas cadenas de oro puro y emanaban una luz celestial pero tenían algo que le quitaba su fuerza, se incorporó despacio con la poca fuerza que tenía las cadenas parecían quitársela con cada movimiento, vio a su madre atra vez de las rejas -

- ¡Sacame de aquí! -

- lo siento pero no puedo hacerlo es una única forma de que vuelvas a ser la misma de antes -

- ya les he dicho que esa chica murió junto con Belaam -

- ¡por favor! Trata de calmarte -

- ¡y el que me calme no me lo devolverá joder! - sacó un par de lágrimas de sus ojos ahora rojos -

- mi cielo, él no era bueno para ti te mintió, siempre lo hizo -

- ¡eso no es cierto! Bel estaba enamorando de mi -

- ¡despierta! Un demonio no se enamora, lo hizo para que hicieras todo esto en la tierra - ella fruncio el ceño Atenea hizo sobre la pared de nubes un espejo e hizo que viera en que condiciones había quedado la tierra después de la plaga de demonios, se quedó perpleja ante esa imagen -

- No es posible, él no haría que yo hiciera esto -

- tú no, pero su padre con su ira sí, nuestra tierra ahora está casi destruida ¿lo ves? -

- Belaam me lo confesó en su lecho de muerte me amaba no haría eso -
Atenea soltó un suspiro profundo miró al suelo y elevó la vista hacia ella de nuevo -

- sí te amaba pero hizo que su padre hiciera todo ese desastre vengado su muerte -

- él no haría eso -

- por lo visto nunca terminaste de conocerlo ni niña -

- me digas lo que me digas nada me hará cambiar de opinión sobre él - su madre hizo un gesto con la boca -

El incubo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora