5. El mercado es un lugar alegre.

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Al despertar, lo primero que percibí fue una sensación de hormigueo que poco a poco se convertía en un cosquilleo incómodo, casi como si cientos de pequeñas agujas estuviesen pinchándome.

Cuando intente moverme un peso en cada una mis piernas me detuvo. Preocupada, abrí rápidamente los ojos para llevarme la grata sorpresa de que los gemelos aún no se habían ido. Todo lo contrario, ajenos a su entorno dormían tranquilamente recostados sobre mis piernas.

¿Acaso el autor no se había hartado de repetir tantas veces de que estos dos eran extremadamente cautelosos con los extraños? No había olvidado que a pesar de su corta edad e inocentes caras, eran muy astutos.

¿Tal vez sintieron lástima por mí? Bueno, después de todo seguían siendo los amables protagonistas que no podían dejar a nadie solo.

Mis pensamientos no habían llegado a una conclusión cuando los dos pequeños bollos se removieron incómodos por el movimiento abriendo sus suaves ojos azules y estirándose con calma hasta toparse con mi mirada.

Ambos tenían los ojos desenfocados y acompañados con unos párpados caídos lucían desorientados y extremadamente encantadores. Luego de un breve momento de aturdimiento donde se quedaron viendo a la nada, reaccionaron con un sobresalto haciendo que sus mejillas tomarán color y con nerviosismo bajaran sus cabezas.

Ya de por sí, era lo suficientemente tierno una sola criatura actuando con tanta timidez pero cuando esto se multiplicaba por dos, mi corazón a duras penas pudo soportar no desbordarse de un gran cariño y afecto.

Contagiada por la dulce atmósfera, suavemente pregunté— ¿Durmieron bien?

Aún avergonzados de haber sido atrapado en tal situación y dudando de mi reacción se tomaron su tiempo para contestar. Al no notar en mi voz alguna muestra de ira o de disgusto, se relajaron y respondieron en un susurro bajo "si".

—¿Ustedes saben donde puedo encontrar el mercado? Esta hermana es bastante nueva en la zona— reí nerviosamente, realmente no podía evitar parecer alguien sospechoso.

Aiden y Ariane sin siquiera dudar de si realmente era así, dieron un leve sonido de afirmación y agregaron con firmeza— Te acompañaremos.

Luego de guardar las cosas en mi almacenamiento y destruir la barrera, comenzamos a caminar a través de los sucios callejones y extraños pasadizos secretos hasta llegar al mercado.

Fue una grandiosa experiencia, aunque ustedes son realmente pequeños, niños.

¿¡Pero saben lo difícil que fue para mi pasar por aquel hueco!?

Bueno, no importa.

Cada vez que los gemelos se volteaban para comprobar si aun seguía allí mi corazón era sanado. Un poco de suciedad no era nada a cambio de tal dulce trato.

Al llegar a un callejón mas o menos decente, los gemelos se dieron vuelta señalando al frente. Seguí la vista de sus dedos encontrándome con una animada y bulliciosa atmósfera. Los aromas se mezclaban entre si creando algo único y las voces de los vendedores regateando los precios se podían escuchar por cada rincón del lugar. La multitud no dejaba de moverse y podías ver entre tanto a algún niño corriendo por ahí.

El mercado es realmente un lugar alegre.

Como si fuera un acuerdo, al apenas dar un paso adelante los dos niños se escondieron detrás mio agarrando el extremo de mi falda mientras que con su mano libre sostenían la mano de su par.

Habían decidido quedarse.

Mi corazón se llenó de un inmenso cariño al ser capaz de presenciar tal escena, pero no tarde mucho en dar un vistazo a su apariencia.

Reencarne como una emperatriz pero dedicare mi vida a los protagonistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora