18. ¿No se llamaba Cecilia?

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Dando una risa nerviosa retrocedí unos pasos mientras adoptaba una posición defensiva y abrazaba con más fuerza a los dos retoños en mis brazos— ¿A qué se refiere, señor? Creo que usted se ha confundido.

Hao Feng siguió con la cabeza agacha ignorando mis palabras, sentí mi nuca entumecerse. Aiden y Ariane intercambiaron miradas entre si aflojando su agarre y observando con suma atención al hombre.

La atmósfera me estaba poniendo cada vez mas nerviosa e intentando ocultar el temblor en mi voz, pedí— Señor por favor retire sus palabras y levántese, es vergonzoso que baje su cabeza ante alguien de origen tan humilde.

Con voz firme refutó— No me atrevería a mirar desde arriba a nuestra Emperatriz Elizabeth.

El enojo subió hasta mi garganta—¡Te dije que no soy ella!

Oh mierda, perdí la calma.

Los gemelos que estaban distraídos volvieron a la realidad ante mi tono aferrándose a mi como si quisieran protegerme, sus adorables rostros tenían una expresión salvaje como si en cualquier instante fueran capaces de atacar al hombre frente a ellos.

Haciéndonos sobresaltar a los tres, Hao Feng se levanto y observo mi rostro con una expresión de cariño— No hay duda. La misma actitud, el mismo rostro que el de Xiao Li.

—¡No te acerques mas!

—¡Deja de molestar a Iris!

Ambos empezaron a gritarle con temor, no entendían las palabras que aquel hombre había dicho pero estaban seguros de que me estaba intimidando y no se iban a quedar de brazos cruzados.

Como no estaban acostumbrados a gritar sus voces al poco tiempo comenzaron a romperse, aquello hizo que ordenara mis prioridades y comenzará a calmarlos— Esta bien, calma.

Respiraban pesadamente con los ojos cristalizados amenazando con derramar lagrimas— Pero él esta hablando de una Iris que no conocemos.

—¿Tu eres Iris, verdad?— no entendía que estaba pasando por la mente de los niños pero sus rostros preocupados sacudieron mi corazón.

—Ese señor se equivoca ¿Eres nuestra Iris, verdad?—Aiden siguió con desesperación, no podía mentirles así que los baje de mis brazos para enfrentarlos.

Quisiera mentirles, aún no estaba preparada para explicarles toda la verdad. Pero una parte de mi sabia que cuanto mas alargará esta mentira, más dañaría su confianza en mi.

Interrumpiendo las palabras que iban a salir de mi boca el anciano se acercó— No te preocupes, no busco hacerte daño.

Con desconfianza me levante y oculte a los dos detras mío, no debí cerrar la puerta por la sorpresa. Al menos si algo sucedía los niños podrían escapar mientras ganaba tiempo.

Opuesto a mis expectativas, Hao Feng se dirigió a su escritorio y de un cajón saco dos pinturas junto con una carta, se acerco entregándomelos y lo recibí. Era un papel viejo pero en el había una bella pintura que retrataba, lo que suponía, una familia.

Estaba compuesto por dos ancianos de mirada apacible junto con una joven niña de cabellos oscuro.

La segunda pintura atrajo aún mas mi atención. En esta estaba solamente la joven y sus rasgos fueron bellamente dibujados, su oscuro cabello caía como una cascada y sus atrayentes ojos me recordaron a alguien. El fugaz pensamiento de que esa persona se parecía a mi me atravesó— ¿Quién eres?

—Sabiduría, belleza y carisma... Hao Li era la hija del que yo estaba orgulloso. Desde un principio estuvo destinada a la grandeza, hasta el príncipe heredero del reino se enamoró de ella y cuando cumplió la mayoría de edad se caso con ese hombre. Por temor a no ser aceptada, dimos nuestro permiso para que fabricarán una identidad falsa y cambiará su nombre a Cecilia, ella... era tu madre.

Reencarne como una emperatriz pero dedicare mi vida a los protagonistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora