31. ¡Hey! ¿Vas a dormir aquí?

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A nuestro alrededor pequeñas flores blancas aparecieron que, al abrir sus capullos emitieron una débil y cálida luz iluminando todo nuestro entorno.

La noche había caído cuando decidimos acampar en la zona que desprendía un ambiente pacífico. También tuve en cuenta el hecho de que en estos momentos no tenia una idea clara de en que parte del bosque nos encontrábamos.

Además, supuse que todo el alboroto provocado por la lucha anterior mantendría alejados a la mayoría de los monstruos. Por instinto, evitarían una zona en donde recientemente se hubiera desencadenado una batalla entre dos bestias de rango A.

Aunque el problema respecto a donde nos instalaríamos esta noche estaba resuelto, el hecho de que estuviéramos perdidos no había cambiado.

No solo los mapas en este mundo eran demasiado imprecisos sino que, como si fuera poco, luego del "escape" de los gemelos no me detuve ni por un segundo a trazar una ruta mental para evitar desviarnos en gran medida de nuestro camino original.

Así que si, estabamos completamente perdidos.

Recordando los sucesos anteriores no pude evitar fruncir el ceño y masajear mi sien por el estrés. Ordenando mis ideas me prepare mentalmente para dar una extensa reprimenda.

—Esta vez están en graves problemas, niños.

Con ese pensamiento volteé mi cabeza en dirección al grupo de tres que jugaba con alegría sobre el colchón decorándolo con piedras luminiscentes y con paso firme me encamine hasta ellos.

—Aiden, Ariane— me detuve delante del colchón hablando con una voz severa. Los tres cesaron sus movimientos y al instante los gemelos me observaron con una mirada llena de ingenuidad, como si no pudieran encontrar ni una sola razón por la que podría estar enfadada.

—¿Pasa algo malo, Iris? ¿Duele?— pregunto Aiden con un deje de preocupación gateando hasta mi lugar para sostener el extremo de mi falda. En cambio Ariane, abrazo al joven Yiyi en sus brazos ocultando su rostro en su espeso pelaje pero sin dejar de mirarme.

No, Iris. No caigas ante la tentación, es una trampa. Debo mantenerme serena para no caer en sus encantos.

Aclarando mi garganta entorne mis ojos con severidad— Ya que tu preguntas, si. Tenemos mucho de que hablar en especial de su... — cruzándome de brazos alce mi barbilla para intimidarlos pero antes de poder expresar mis quejas mi vista choco con la escena de tres adorables criaturas, esperando por mi respuesta con unos ojos brillantes.

Ya es tarde.

Sintiendo mi abatimiento, los gemelos se disculparon por adelantado por haberme desobedecido y dado de que ambos dimos un paso atrás decidí dejar pasar la situación.

No es que su disculpa me haya conmovido o algo así.

Y la próxima vez solo tendría que crear una barrera aun mas poderosa para mantener atrapados a estos revoltosos.

—Ah~ ¿Por qué los protagonistas siempre son tan imprudentes?— suspire sentándome en el colchón.

—¿Quiénes son los protagonistas?— cuestiono Aiden que estaba cerca mio.

Demonios, lo dije en voz alta.

—... Es una forma de decir— evadí la pregunta con una suave risa para restarle importancia.

—¿Y qué significa?— siguió interrogando atento a cada una de mis reacciones.

¡Tan agudo!

—¡Hey! ¿Por qué no me ayudas a cocinar, eh?— sonreí a la vez que con un movimiento creaba una barrera para evitar que se fugase cualquier aroma y sacaba todos los materiales de mi bolso incluyendo las verduras y condimentos. Al instante, Aiden arrugo su nariz al ver a la cebolla.

Reencarne como una emperatriz pero dedicare mi vida a los protagonistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora