23. ¿Retroceder o avanzar?

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Al entrar no pude evitar sentirme maravillada por los delicados vitrales que exponía la iglesia. En ella se retrataban con distintos colores cada dios, me llamo especialmente la atención uno de tonos cálidos rodeado de flores ¿Acaso sera la diosa de la primavera?

El sacerdote se dio vuelta hasta quedar en frente nuestro, baje a los niños de mis brazos y los abrace susurrando en sus oídos— Sigan las instrucciones de este hombre, estaré sentada cerca de ustedes así que si sienten algo extraño solo llámenme.

—Si Iris esta cerca estaremos bien— dijeron al unisono dándome una sonrisa.

Oculte mi felicidad y les quite las capas revelando su vestimenta, ambos se giraron y el sacerdote dio su aprobación— Entonces empecemos con la ceremonia.

Adoptando un porte serio les ordeno a los niños que lo siguieran con una mirada. Ellos caminaron por el centro y para no interponernos en su camino fuimos por el costado hasta llegar a los bancos mas cercanos al altar.

—Arrodillaos. Dad gracias a los señores porque son buenos, por su eterna misericordia— su voz retumbo con fuerza por el vacío lugar dando una sensación solemne.

Aiden y Ariane compartieron miradas nerviosas antes de buscarme, al instante me arrodille entrelazando mis manos al frente de mi pecho. Comprendiendo mis intenciones, imitaron mis acciones con fluidez.

Habían pasado 10 minutos desde que comenzó la ceremonia pero no podía dejar de estar nerviosa moviendo mi pies en un intento de que el tiempo pasara mas rápido.

—Si sigues tan nerviosas vas a asustar a los dos bollos— Hao Feng se burló por lo bajo— no te preocupes, los dioses son justos.

Aún así, no podía evitar pensar que la situación no era tan sencilla como se mostraba. Después de todo estábamos hablando del momento en que los protagonistas obtendrían sus poderes.

Alce mi mirada calmando mi corazón con la imagen de los gemelos, su aspecto pacifico y angelical hacia que uno pudiera confundirlos con una pintura.

Todo va a salir bien...

Me abofetee mentalmente por haber levantado una bandera cuando la voz del anciano me saco del trance.

—Este fiel siervo es testigo de la pureza de estas dos almas, oh nuestros grandes señores. Les ruego que muestren benevolencia ante su devoción.

Apreté con fuerza mi mano cerrando los ojos, un silencio sepulcral inundo el lugar hasta que un gran estruendo lo perturbó. Una potente fuerza había empujado lejos al sacerdote de los gemelos que, atónitos se quedaron congelados en su lugar.

Dos manos aparecieron de la nada apoyándose en la cabeza de los niños. La mano que acaricia a Ariane era de un blanco puro como un loto con un aspecto delicado mientras que la de Aiden al contrario, era una mano de un grisáceo oscuro en donde las venas resaltaban como si hiciera alarde de su fuerza.

En ambos casos fueron tratados con gentileza.

Mi cabeza dolía hasta el punto de sentir que se partía en dos, a mi costado Hao Feng había perdido la conciencia. Negándome a retirar la mirada me convertí en la única espectadora de aquel suceso paranormal.

Que joder, son dioses pero esto parece una película de terror.

—Arrodillaos ante el hijo querido, alabadlo o perecerán ante el príncipe de la oscuridad— una voz de ultratumba resonó como un rugido haciéndome temblar.

—Arrodillaos ante la hija querida, alabadla o perecerán ante la princesa de la luz— continuo una melodiosa voz, casi cautivante.

Los pies de los niños se alejaron del suelo y flotaron en el aire frente a aquellas dos figuras borrosas de tres metros. Sus ojos emitían una brillante luz del color de su alma.

Los dioses se mostraron con claridad en señal de su favoritismo.

La mano que tocaba a Aiden le pertenecía a un hombre de piel grisácea con el cabello de un profundo azul, en vez de ojos tenia dos cuencas vacías que parecían atrapar un abismo. Vestía una túnica larga y en su cabeza adornaba una corona con flores marchitas de tonos violetas.

En cambio, en Ariane había una mujer de cabello claro rizado que caía como un arroyo, su piel era pálida como la porcelana y sus ojos estaban vendados. Vestida de blanco y decorada con varias joyas de oro, en su cabeza tenía una corona de flores doradas.

Todo estaba transcurriendo tal como se lo describió en el libro pero mi corazón pareció no entenderlo sobresaltandome cada vez que llegaba a mis oídos los gemidos ahogados que salían de la garganta de los gemelos.

Probablemente estaban conscientes y asustados.

Pero esto era por su bien.

Si, por su bien.

Trate de convencerme para mantenerme al margen, pero cuando escuché mi nombre salir de sus labios casi como una suplica mis pies ya estaban corriendo hacía ellos.

Los dioses movieron sus cabezas en mi dirección con frialdad, el aire se hizo mas espeso pero forcé a mi cuerpo a permanecer cuando retrocedí por reflejo.

Aunque no lo soporte por mucho cayendo de rodillas, ignorando mi dolor hable con una voz quebradiza— S-suéltenlos.

—La amada por la diosa del amor— pronunciaron al unísono— ¿Qué es lo que se te ofrece?

¿Diosa del amor?

Recuperando el aire de mis pulmones de forma repentina exhale con tanta desesperación que mi garganta picó haciéndome toser. Aproveche la oportunidad para gatear con mi fuerza restante hasta los pies flotantes de los niños, inútilmente estiré mi mano para alcanzarlos.

Sabiendo que no era un oponente suplique de forma sumisa y lastimera— Libérenlos, por favor. Los están lastimando.

Los cuerpos de Aiden y Ariane comenzaron a descender y sin pensar en mi estado los atrapé en mi abrazo revisando su estado.

Dos pares de ojos vidriosos me observaron con alegría—te dijimos que estaríamos bien.

Aún teniendo una expresión que decía que estaban sufriendo, intentaron consolarme antes de descansar.

Un indescriptible odio surgió de mi interior.

Sin poder expresar mi enojo, ambos dioses me señalaron— Humana, debes escapar de aquí junto con los hijos santos.

No pude comprender sus palabras hasta que de repente las puertas de la iglesia se abrieron de par en par y un grupo de soldados apareció—¡Hemos recibido información de que alguien parecida a la Reina Elizabeth se encuentra aquí!

Siendo afectados por la presión que emanaban los dioses ni siquiera pudieron llegar a ponernos en sus ojos antes de caer inconscientes.

El miedo se apodero de mí— ¿¡Cómo es posible que tan rápid-

—El alma de ese humano ha sido robada— el Dios de la oscuridad señalo al sacerdote— parece que estas siendo vigilada.

Magia prohibida, se nombró varias veces en los libros pero los únicos capaces de usarlo eran los…

—Debes escapar, protégelos hasta que sean capaces de recibir nuestra bendición— interrumpiendo mis pensamientos la suave voz de la diosa agrego con pesadez.

Luego de pronunciar esas palabras, una luz brillo en el pecho de los pequeños unos segundos antes de desaparecer. Tal como me había sucedido.

La diosa se quitó la venda revelando unos ojos parecidos a un cristal, extendiendo su mano de la palma salio una luz cegadora.

Incapaz de hablar ante los rápidos sucesos, aquella luz nos envolvió nublando mi campo de visión.

Mi vista había sido bloqueada pero en mi oído una voz juguetona habló, distinta a la de los dioses que conocí— parece que tienes varios problemas, que interesante.

Abrí mis ojos como si hubiera despertado de un sueño, mi conciencia se sentía aun confusa hasta que la voz del sacerdote me avivó.

Con una sonrisa en sus labios pronunció la misma frase que antes— Entonces empecemos con la ceremonia.

Retrocedimos en el tiempo.

Reencarne como una emperatriz pero dedicare mi vida a los protagonistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora