Preludio: Lado A

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Intentó mantenerse fuerte, así como si cada pilar en medio del océano fuese un gran imán, cada uno del lado opuesto intentando arrancar las partes más sagradas de él, y, pensó inclusive el final de todos sus finales...

Alguna vez fue un niño, alguna vez sus recuerdos lo llevaban a una cama, y un manto blanco, donde sus ojos se abrían delicadamente y empezaba a jugar con peluches de felpa, riendo melódicamente, llenando todo el lugar con la más grata felicidad. Tenía 5 años cuando sus primeros recuerdos se empezaron a bordar, imaginaba cómo sería ser un joven o un adulto, proyectaba su imagen en un espejo que durante tantos años se mantuvo en el mismo lugar, y soñó; soñó en sueños que le hicieron creer todas las historias contadas por los adultos, y soñó inclusive más allá donde la imaginación permitia. Fueron años de luz, fueron años donde se cantaba a las 12 un feliz cumpleaños, eran años donde el niño que crecía no sabía lo que era pintar las rosas blancas con la sangre carmesí de su propio cuerpo.

Los años pasaron, las estaciones se revolcaban entre el verano y el invierno, hasta donde ese niño conoció a su primer amor y se preguntó: ¿es sano tener un amor por un hombre? La respuesta fue clara desde el principio, cuando escuchaba las injurias lanzadas por su madre o las burlas que escuchaba en la calle a aquellos dispuestos a amar por el simple acto de amar. Así que se enfrentó a sus 13 años a amar a alguien a escondidas, un amor donde todos sus pensamientos desembocan en el mismo chico. Luego el huracán impactó, y noche tras noche habían amargas lágrimas porque la primera persona que amó murió con sus venas cortadas, y noche tras noche lloró en silencio, mantuvo ese luto durante largos años, intentando buscar en las personas aquello que tanto había perdido, y sin darse cuenta: ese sería su mayor castigo.

Pasamos de página, nos encontramos al mismo niño convertido en adolescente, y no hay edad que arrastre malos presagios sobre la misma persona. A sus 15 años, se encuentra con un amor falso, ese amor que te obliga inclusive a besar los labios que no quieres besar, y no das a la idea a tu corta edad que has sido agredido sexualmente, a sus 15 años su consciencia se pierde entre la vida y la muerte, entre amargas lágrimas, donde queda con terror de encontrarse a esa persona y todo su ejército de abusadores con él, y tienes miedo porque no sabes si te van a creer, no sabes inclusive si al Dios que tanto le rezan te va a proteger. Y a sus 15 años, paralelamente a los hechos, afrontó el rechazo fuerte de su madre y todos sus familiares, en una familia llena de tantos problemas que lo agobiaban y cargó con ellos.

Los años pasaron, los capítulos no dejaban de escribirse, llenando de vino todo el pasillo, y de martirios todos sus recuerdos: donde siempre estaban todos delante de él, donde inclusive podrías lastimarle tantas veces que él seguiría ahí a tu lado. Vivió en medio del humo del cigarro de su padre y las drogas perdidas de su hermano, en medio de las guerras, en medio de los misiles que caían y no hacían más que causar grandes explosiones. Rodeado de malas bromas, de discriminaciones, inclusive la oscuridad se volvía más oscura en torno avanzaba más y sus recuerdos lo atormentaban tanto, a tal punto de ya no querer seguir.

La ansiedad y la depresión tocaron la puerta, en el preciso momento donde el joven actor de esta aventura pensaba que escribía el cuento de amor más hermoso de todos los tiempos: hasta que ellas ganaron la guerra y el amor de su vida le deja en medio del páramo a su suerte en el peor momento. Sentía que estaba soñando, sentía que todos esos recuerdos eran falsos, hasta que noche tras noche volvió a llorar amargamente, y cada noche le visitaba un antidepresivo diferente, pensando que la guerra no queria combatirla sólo, pensando únicamente en los rayos de luz al amanecer e intentando olvidar cada mal recuerdo, intentando no sobrepensar; hasta que llegaron los gritos incesantes y las lágrimas sin control, abrazado en los brazos de su madre, abrazado en los brazos de su mejor amigo, derramando lágrimas en las camisetas de sus amigos, pensando y únicamente pensando que de esta guerra no iba a sobrevivir.

Así que esta es mi historia, de alguna u otra forma, cada verso, cada estrofa, cada párrafo, es una parte de mí, y hoy día intento encontrarme. Quiero pensar que en la vida las cosas suceden por algo, somos las lágrimas que lloramos, somos la historia que marcamos, somos la vida que llevamos, de alguna u otra forma, quisiera haber sido definido por lo que amo, quisiera haber sido definido por las cosas que marcaban mi alegría y marcaban el ritmo de la melodia de mis difuntas poesías, quisiera haber pensando que no sería definido por las cosas que me atormentaban, quisiera haber sabido que la vida es más difícil de lo que aparentaba ser en las películas.

Escribo esto, con la esperanza de que algún día alguien me escuche, con la esperanza de que la persona que está afrontando esta dura batalla allá afuera pueda ganarla, y quisiera pensar que cada una de las historias que se encuentren acá, causen miles de sentimientos al lector, quisiera creer que mi historia algún día será leída por tantos, y quisiera creer que todos podemos ser héroes, todos podemos sanar corazones, todos podemos alegrar el mundo de los otros. Estoy en un estado de recuperación, mientras me encuentro acostado en mi cama, escuchando el reloj marcar los segundos, intentando no llorar, intentando no gritar, quisiera creer que la guerra terminará mañana, pero cada día es una nueva batalla en un campo distinto, solo quiero aprender a batallar con esto, y quisiera pensar, quisiera creer, y creo firmemente que este no es el final de mi historia.

Quizá algún día, el amanecer pinte con la misma intensidad que pintaron nuestros días de oscuridad.

El algoritmo de la mente: el efecto ansiolítico de la poesía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora