Estoy herido,
el campo se ha dividido,
toda mi sangre escarlata escurre
en tantas estatuas doradas,
intento gritar, intento llamar,
quisiera no haber saltado,
quisiera no haber empezado.
Todo este camino es oscuro,
entre espinas y clavos,
con valles ardiendo en llamas,
con todos los salvajes mares,
arrastrando la pena y miseria,
¿Qué debería hacer?
Escucho violines desafinados,
toda una historia naufragando,
combatiendo en batallas ajenas,
queriendo tan solo un poco de agua,
queriendo jamás crecer.
He dejado ver mi lado oscuro,
destrozado y descuidado,
todo aquí está tan mal,
mi piel se cubre de lágrimas,
y he odiado mi reflejo día tras día,
¿quién ha de quedarse conmigo?
cuando ellos son todo,
y yo soy nada.
Intenté hacer lo correcto,
ser el chico que todos quisieran que fuera,
sonreír y brillar en el escenario,
intenté hacer lo correcto,
morder el polvo, esconder mis tesoros,
abrazar al herido, reír con el enfermo,
intenté hacer lo correcto,
¿Y eso cómo me iba a salvar?
Estoy herido,
ninguno de ustedes puede salvarme,
cuando todo el espejo se ha resquebrajado,
cuando todos los cristales caen en mis llagas,
cuando me encuentro solo en medio del desierto,
estoy tan herido,
y solo quisiera acabar con mi martirio.
¿Qué se supone que debería hacer?
Cuando todos mis amigos son mis enemigos,
cuando soy definido por mis errores,
cuando me siento tan solo en medio de la ciudad,
cuando todos poco a poco se van.
Estoy herido,
¿Y eso como me iba a salvar?
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El algoritmo de la mente: el efecto ansiolítico de la poesía.
PoesíaA veces la mejor droga es aquella que se sumerge detrás del caos, aquella que vela dentro de mares violentos y sin navegantes. Creo que los mejores finales son aquellos que no tienen finales, y aquellas historias que mueren son las que se convierten...
