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Un llanto silencioso hacia eco en todo el palacio. El silencio interrumpido por lamentos se sentía anudadado ante tal cruel muestra de sufrimiento. Ese lastimoso ruido era producido por tu garganta. Aunque ¿A quién le importaría las lágrimas de una simple sirvienta?

Aquellos pasillos en los que colgaban pinturas viejisimas y costosas guardaban infames secretos. Más aún las paredes del cuarto del joven rey Jeon.

La elegancia y postura del soberano no se podía negar. Tenía un porte superior y dominante que atraía a la mayoría de las personas, sean hombres o mujeres. Muchos esclavos explicaban que cuando el rey Jeon los castigaba sentían un maravilloso dolor que les quedaría marcado para siempre. Eso te parecía aterrador.

Sus ojeras, negras y pesadas, escondían largas veladas acompañado de esclavas sexuales, gozosas de pasar una noche de pasión con el representante del país, sin embargo la realidad era muy distinta. Su sadismo y maldad se liberaba en su habitación. Donde yacía los utensilios más viles que podrías encontrarte.

Tu pasabas desapercibida para aquel monstruo dotado. Tu cara y cuerpo no le llamaban la atención en lo absoluto. Al menos eso pensabas.

Una noche, en una gala de la realeza un anuncio fue liberado. El rey Jeon se hiba a casar, y no con cualquiera. La princesa Yiren fue la elegida. Esa era la clase de mujer que a Jeon le gustaba. Cara de niña, piel pálida, labios pequeños rojos, ojos oscuros y actitud sumisa. No te sorprendiste al escuchar sus gritos en la noche de bodas...

Una de sus víctimas te dijo que él la obligó a beber de su orina desde el piso mientras él ponía ácidos en su espalda. Todavía tiene las quemaduras. Creiste que Dios te había bendecido al darte una cara poco agraciada, pero al parecer Jeon no pensaba así.

Una noche, en la que todavía creías en los cuentos de hadas el joven Jeon te asustó en el jardín.

-Oh, joven amo-dijiste haciendo una reverencia -Me ha asustado.

Él miraba las rosas blancas que habían en el jardín y acariciaba sus pétalos lentamente.

-No era mi intención -dijo mirando el horizonte.

-¿Necesita algo sumajestad?

-Si...

-¿Qué cosa? Puedo brindarle lo que usted quiera -te arrepentiste de inmediato al decirle eso.

-¿Lo qué yo quiera? -dijo levantando una ceja.

Asentiste con la cabeza.

-Esta bien T/N. Te quiero en el sótano ahora mismo. Yo iré enseguida.

Lo miraste confusa y con miedo.

-Ahora -dijo serio.

Trotaste hasta el interior del castillo y bajaste las escaleras para ir directo al sótano. Él corazón de palpitaba a mil por hora porque ya tenías una idea de lo que el rey Jeon te haría.

Entraste al viejo cuarto y te sentaste en una vieja silla con telarañas que había en una esquina. Lo esperaste ansiosa. Finalmente, después de unos largos minutos Jungkook había entrado al sótano, cerrando la puerta tras de si. Caminó con superioridad hacia ti. Te sentiste muy amenazada asi que te paraste de la silla.

-¿P-por qué me citó aquí?

-Quería proponerle algo.

-¿Qué cosa?

Él aproximó un paso hacia ti. Tomó un mechón de tu cabello y lo enredó en su dedo índice.

-Yo... Siempre me sentí atraído hacia usted de una manera muy extraña ¿Sabe? -dijo mirando hinoptizado su dedo enredado en tu pelo.

-Ehh no. No lo sabía.

-Mi esposa. Es una mujer muy celosa cuando se trata de usted. Tampoco le gusta mis prácticas extravagantes, pero lo tolera, porque me ama. Sin embargo, yo no siento ni el más mínimo afecto hacia ella. Por eso me siento muy solo. -Jungkook se aproximaba más y más hacia tu oreja, provocandote un temblor en tus piernas. -Usted me entiende ¿O no es así?

-Si... Lo entiendo -dijiste nerviosa.

-Es por eso que le propondré lo siguiente... Contraiga matrimonio con mi hermano Chanyeol, de esa manera estará siempre cerca de mí. Bajo mi protección y cuidado.

-¡Qué! Lo que me está diciendo es una tremenda locura.

-Shhh- tiró de tu cabello fuertemente -Mis planes son muy detallados y nunca fallan. Confíe en mi y cambiará su vida por el resto de su patética vida.

-¿Por qué me propone esto a mi? ¿Qué tengo de especial?

-¿Qué que tiene de especial?Cariño, usted fue capaz de que el rey sienta cosas parecidas al amor ¿No le parece ese motivo suficiente?

Una pregunta rondaba en tu cabeza ¿Cuándo se había "enamorado" de mi? Si jamás habíamos cruzado más de tres palabras. Pero si el rey decía que sentía afecto hacia ti debía ser cierto.

-Ven vamos a que conozcas a mi hermano.

Jungkook te llevó a una de las suites del palacio. Abrió la puerta y allí estaba el infante Chanyeol.

-Recuerda las reglas. -le dijo Jungkook en tono serio -solo una vez y nunca más.

-Tranquilo hermano. Yo si se cumplir tratos.

Después de quedar súper confundida Jungkook te susurró en el oído muy bajito.

-No lo disfrute ni un poco. No olvide a quien le pertenece.

Luego Jungkook se retiró de la habitación. Quedaste a solas con Chanyeol.

Fue la peor noche de tu vida.

Un llanto silencioso hacia eco en todo el palacio. El silencio interrumpido por lamentos se sentía anudadado ante tal cruel muestra de sufrimiento. Ese lastimoso ruido era producido por tu garganta. Aunque ¿A quién le importaría las lágrimas de una simple sirvienta?

La violacion que sufriste por parte de Chanyeol no hiba a dejarte dormir durante el resto de tus días. Ese momento en el que sentiste que ya no valías nada te perseguirá. Y todo por culpa de Jeon. Todo por su maldito egoísmo y capricho. Por sentirse dueño de tu destino y corazón. Por haberte quitado algo que te pertenecía, juraste aprovecharte de sus enfermos sentimientos y vengarte sea como sea del rey Jeon.

Eso ya era un hecho.










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Demonios, quize subir esta historia hace como cuatro días :v

Jungkook reɑcciones [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora