El tonto real

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Las caras bonitas también podían ser feroces.

Jungkook estaba aprendiendo muchas cosas nuevas.

Su espalda dolió cuando el hombre peli-azul, con la fuerza que en algún momento había adquirido en aquel par de acanelados brazos, prácticamente le lanzó de un empujón contra la larga fila de casilleros. El estruendo resonó en todo el pasillo vacío por el receso. Todo el mundo disfrutaba el tiempo libre fuera.

Jungkook sonrió, ocultando el hecho de que aquel golpe lo había dejado sin aire, e hizo una pose, cruzándose de brazos y apoyando un pie contra los casilleros bajos. Taehyung, agitado y rojo de rabia, lo miró con los ojos nublados de algo denso y oscuro. Entre todas las posibilidades, Jungkook sólo se alteró por eso. Esa no era la mirada que quiero, aquejó. Él quería...

—Me importa una mierda qué es lo quieres. —fue lo que espetó, curiosamente, en respuesta a su pensamiento. Los ojos de Jungkook se abrieron un poco—. No sé qué es, y no quiero saberlo. Tolero tener tu mirada encima todo el día. Pero esto es el colmo. Devuélveme mi móvil.

—Woh, Taehyungie. —exclamó, ladeando su cabeza—. Pareces realmente rudo ahora. ¿Así te gusta, cariño?

Taehyung rió ante aquella provocación. Pero no tuvo nada de gracioso el cómo ese sonido abandonó su garganta. Su mano, de golpe, agarró la camisa gris de Jungkook y la anudó cuando acercó al hombre hacia él. El corazón de Jeon dio un brinco.

Ambos se miraron fijo. Aquella tétrica sonrisa no desapareció en Taehyung.

—¿Qué tan rudo quieres que sea, huh? —ladró, mirándolo con real impaciencia. Ahora que ambos eran igual de altos, se hacía más sencillo—. Devuélveme el puto móvil.

Sin embargo, aunque fueran de la misma altura, Jungkook —odiosamente—. seguía siendo de contextura más gruesa.

Y eso quería decir que era...

Más fuerte.

Taehyung soltó un respingo cuando, siendo tomado de los hombros, Jungkook le dio la vuelta hasta que su propia espalda tocaba los casilleros. Lo acorraló, sin vergüenza, y se le acercó al rostro.

—¿Así está bien, bebé? —preguntó Jungkook, solo para ambos. Su respiración chocó con la nariz de Taehyung, que apretó la mandíbula y con los brazos intentó empujarlo lejos. Por la resistencia de Jungkook, falló—. ¿Por qué quieres forcejear? ¿No es esto lo que querías? ¿Llamar mi atención? Aquí me tienes.

Jungkook pudo oír como los dientes contrarios traqueaban.

—Voy a golpearte las bolas si no te alejas de mí en este instante, Jeon.

Jungkook, acariciando su nariz con la suya, sólo sonrió.

—No podrías. —respondió, condenadamente cerca. Lo miró fijo, entrecerrando los ojos, mirándolo con diversión—. No quieres.

Taehyung le devolvió la mirada, y torció la boca.

—Eres un imbécil.

Entonces Jungkook le acunó el rostro con las manos. Los ojos de Taehyung se abrieron dramáticamente. Estaba cerca. Estaba demasiado cerca, ¿por qué se acercaba tanto?

—Pero soy el imbécil que quieres. —susurró, bajando la mirada hasta su boca. Añorando con libertad ahora que lo tenía tan cerca. Joder, aún se recordaba probando de ese par de manjares. Acariciando su carita. ¡Sus dedos picaban de ansiedad logrando tocarlo! Lo extrañaba. Lo extrañaba tanto.

Extrañaba tanto a Taehyung.

Extrañaba tanto la magia que había conocido con él.

Extrañaba tanto sus ojos encima. Su cabello castaño tapándolo.

Enemigo «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora