¿Por qué quieres que te odien?

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- ¿Sabes que le pasa a Iván? - Me pregunta Carolina mientras vamos caminando por el bosque.

¿En serio me está preguntando eso?

- ¿Lo dices en serio? - Le pregunto deteniendo el paso. - Carolina, sabes muy bien lo que le pasa.

- Pues no, no lo sé. - Me dice ella levantando la voz.

Yo río sarcásticamente y empiezo a caminar de nuevo.

Noto una presión en mi brazo y veo a Carolina intentando seguir mi paso.

- ¿No sabes que te besaste con Marcos en el pozo? Vaya. - Le digo esta vez sin detener mi paso.

- Iván me lo perdonaría.

- A lo mejor ya se ha cansado.

- Lo pones como si fuera un santo.

- ¿Sabes que es lo más gracioso? - Le pregunto y veo el pozo desde lejos así que sigo caminando pisando las ramas que hay por el suelo junto a la hierba y las hojas de los árboles. - No sabes nada de tu novio, no sabes cuando está mal, cuando algo le duele o cuando piensa que su vida es una mierda.

- ¿Y tú sí? - Me dice a la defensiva.

- Lo que sí sé, - le digo yo cuando hemos llegado al pozo. - es que si se ha sentido mal quince veces esta semana, trece han sido por tu culpa.

- Es que no entiendo por qué no podemos ser amigas. - Dice sacando de su mochila una cuerda.

- No, si a mí me da igual, la única que lo impide eres tú, ¿O me lo vas a negar? - Le pregunto mientras ella me extiende la cuerda.

- Átala para poder bajar. - Me dice señalándome el pozo y cambiando de tema. - Yo llamaré a Montoya para avisarle de que vamos a entrar.

Me acerco al pozo y me subo a las piedras para poder atar la cuerda en lo alto del Pozo.

Mientras oigo a Carolina hablar me pongo de puntillas para poder atar bien la cuerda, cuando creo que está asegurada miro hacia abajo y me resbalo.

Grito mientras intento agarrarme a la cuerda para no caer pero no consigo atraparla. Antes de caer noto una presión en mi cintura y como alguien me baja Del Pozo salvándome de la caída.

Cuando miro hacia arriba y me doy cuenta de quien ha sido corto la distancia abrazándole. Menos mal que Iván ha llegado a tiempo.

- Ya está. - Dice susurrando y acariciándome el pelo.

- ¡Iván, has venido! - Dice Carolina apartando a Iván de mí y abrazándole ella también.

- No podía dejaros bajar allí solas. - Dice Iván. - Pero tampoco te hagas ilusiones que en ti ha sido en quien menos he pensado. Esto no significa que te haya perdonado.

Sonrío al oír las palabras de Iván orgullosa, sé que es duro para él decirle estas cosas a Carolina.

- Bueno, yo bajo y vosotras vigiláis. - Dice Iván subiendo a dónde yo estaba antes.

- ¿Vas a poder solo? - Le pregunto haciendo que detenga su acción.

- Tú no vas a bajar si es eso lo que preguntas. - Dice antes de desaparecer dentro del Pozo.

Carolina empieza a caminar de un lado al otro en silencio, no vuelve a hablarme.

Yo aburrida me siento en la hierba, saco mi bloc de dibujo de la mochila que he traído y tras sacar mi lápiz empiezo a formar una imagen en mi mente que luego plasmaré en el papel. En mi mente hay una chica sentado en la hierba con una larga sudadera y la capucha puesta ocultando así su rostro.

El Hada Negra De La LagunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora