─¡Rubén Doblas! ─escuché la voz de Samuel y solté una risa mientras continuaba corriendo sin parar por el bosque que habíamos ido a explorar para tomar fotos bonitas ─¡Cabezón, deja de correr! Es que es como un niño pequeño ─lo escuché decir y hasta podía imaginarme sus gestos. Me detuve agitado y sin poder parar de reír, amaba molestar a Samuel, aunque a veces se fastidiaba de verdad, con unas palabras bonitas y de disculpas, se olvidaba de mis ilegalidades.
─Ya, no te rayes cariño ─le dije con una sonrisa burlona. Samuel rodó los ojos y golpeó en el hombro ─Esa fue gratuita eh ─le dije mientras me sobaba el lugar golpeado.
─¡¿Gratuita?! Me has hecho correrte por todo el bosque solo porque viste un chocobo ─me dijo mientras se cruzaba de brazos y yo aprovechaba para tomarle una foto que titularia, el cuarto enojo de Samuel en nuestro viaje ─Deja de tomarme fotos, estoy enfadado ─dijo pero no podía aguantar las ganas de sonreír, logrando que le hiciera una foto aún más bonita.
─Es que eres... precioso ─murmuré observando las fotografías con ojos enamorados.
─Para ya, el paisaje, Rubén, el paisaje ─dijo mientras con su cámara tomaba fotos a la puesta de sol.
Imite su idea pero con él en la foto, creando algo bonito y digno de ser enmarcado.
─Que bonito, ¿no? ─dijo él, refiriéndose al paisaje.
─Muy bonito ─dije yo, refiriéndome a él.
Continuamos caminando con nuestras manos entrelazadas, inventando historias, tarareando canciones y como nunca podían faltar, tontas discusiones. Finalmente llegamos a un lugar donde podíamos tener un picnic antes de que el sol caiga por completo, y así yo podía disfrutar de la luz solar acariciando el rostro de Samuel. Me quedé mirando como un tonto, uno muy enamorado, y una sola canción vino a mi mente cuando de a poco, algunas estrellas se dejaban ver.
─Look at the stars ─canté suavemente, con mi voz que claramente no estaba pensada para cantar como un dios, pero a Samuel parecía gustarle y eso siempre ha sido suficiente para mí. Una pequeña sonrisa en sus labios, la luz de la luna y las estrellas golpeando su rostro y creando el clima perfecto, el que siempre existe cuando estamos juntos.
─Look how they shine for you ─siguió la canción sin apartar la mirada del cielo y de las montañas alejadas, una brisa comenzaba a soplar y parecía una escena de película, pero era simplemente un picnic improvisado, algo espontáneo como todo lo que sucedía entre nosotros dos. Tan natural.
Por un momento, por varios minutos, me olvidé de todo. Porque no necesitaba saber nada más, porque ahora, en ese preciso momento, no existían episodios, ni dolores de cabeza, no visiones, solo existía aquella manta algo desgastada dónde estábamos sentados, la poca comida que trajimos, y lo más importante, Samuel.
─You know, you know I love you so ─murmuré y los ojos de Samuel se posaron en mí, haciéndome sentir amado, pequeño, grande, todo a la vez, como solo él podia lograrlo. Pude ver el amor a través de sus ojos, que siempre eran tan sinceros, tan transparentes, y sabía que los míos eran iguales.
─You know I love you so ─dijo, pegando nuestras frentes y cerrando nuestros ojos, como si ambos estuvieramos escuchando la canción en nuestras mentes. Nuestros latidos estaban coordinados, nuestras respiraciones también, era el momento perfecto, como siempre pero no se sentía igual, se sentía mejor.
Me sentía capaz de vencer al mundo entero con tal de pasar el resto de mi vida así, junto a Samuel, ambos observando las estrellas como en un sueño pero era tan real que lograba hasta sentir como mi cuerpo reaccionaba a cada movimiento que hacía Samuel.
─¿Podemos quedarnos así todo el rato? ─pregunté en un susurro y Samuel soltó una risita mientras besaba cortamente mis labios. Pude sentir el sabor a fresas tan característico, mezclado con uvas. Y me sentí en mi hogar ─Siempre sabes a fresas ─le dije mientras nos separabamos.
─¿Y te gusta? ─preguntó bajando la mirada a sus manos y jugando con ellas.
─Claro que sí, me gusta todo lo que tenga que ver contigo ─le confesé como si fuera algo que le digo todos los días. Sus mejillas rojas me dieron el impulso de besarlo nuevamente y así lo hice.
Nuestros labios comenzaron a danzar lentamente, el contacto más simple, más dulce, pero a la vez el más íntimo, el que me permitía decir todo aquello que no digo pero que espero que Samuel sepa. Sus manos jugaban con el cabello de mi nuca, y mis manos tomaban su cintura con suavidad, acercándolo más a mi; con las estrellas y la luna observandonos, siendo los únicos testigos de nuestro amor.
─Te quiero ─susurró apenas separándose, me acomodé para tenerlo en mis brazos y poder mimarle como me gusta ─Aunque a veces... no lo sé ─sonreí entendiendo lo que trataba de decir ─No quiero que pienses que... me fastidias ─asentí acariciando el dorso de su mano con mi pulgar, consiguiendo erizar su piel.
─Lo sé, cariño. No creo eso, aunque puedo sacarte de quicio a veces y... perdón ─le dije haciéndolo sonreír.
─Es bueno que admitas que eres ilegal ─dijo y solté una risa. Nuestros momentos tiernos siempre terminaban así y no estaba quejándome, amaba todo de nosotros.
─Si soy ilegal... significa que tienes algo ilegalisimo ─me separé de él para guiñarle un ojo y hacerlo reír solo como yo podía, con mis tonterías ─¡Te has reído y no lo has negado! ─le dije apuntadole.
─Vale... es que tú eres mi pecado ─dijo dramatizando y besando mi cuello, dejándome marca como siempre acostumbra ─Mío ─murmuró.
─Nadie más quiere al osito, solo tú ─le dije y sonrió presumiendo ─Vamos a hacermos una foto cariño, para nuestros nietos ─Samuel soltó una risa pero accedió, tomó la cámara apuntando hacía ambos, me permití abrazarle mientras sonreía, definitivamente ya tenía una foto favorita en el mundo entero.
─Me ha encantado ─susurró mientras se abrazaba a mí
─Gracias por hoy, y por ayer, y por mañana ─dijo y esas palabras me desesperaron. Porque quería tenerle a mi lado por el resto de mi vida, porque un sentimiento malo que me decía que tenía que protegerlo no me dejaba en paz. Lo miré por unos segundos, con la luna y las estrellas de fondo, tomé una foto para atesorar aquel recuerdo, tanto como atesoro a Samuel en mi corazón.─Te quiero, ¿lo sabes? ─asintió y me besó antes de levantar nuestro picnic y regresar a casa.
Entre besos y tonterías, Samuel se durmió en mi hogar como llevaba haciendo hace días, en mis brazos. Me permití observarle y hacerle una promesa.
Lo protegería aunque se me fuera la vida en ello.
─
La calma antes de la tormenta...
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muuy corto pero es que este capítulo iba a ser muuy largo y decidí dividirlo en dos, capitulo 10 muy pronto \(°o°)/ stay tuned.
muchas gracias por todo <3
cuídense mucho!
abril. <33
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[PAUSADA] brotherhood of evil ─ rubegetta
Fanfiction[PAUSADA INDEFINIDAMENTE] "No te arrepientas, no te arrepientas. La Hermandad Oscura es buena y siempre observa."