4.

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Desperté en una habitación que claramente no era mía, ni de casa de Samuel, ni nada que mi memoria tenga en sus archivos. Ya no me dolía la cabeza como en mi último recuerdo consciente, ni mi cuerpo, ni mis pies sentían frío, de hecho tenía unas mantas hasta el pecho y un aroma a, ¿cómo explicarlo? ¿hogar? No lo sé, tal vez sí pero era agradable, una sensación agradable finalmente.

La luz tenue me permitió abrir mis ojos sin problema y reconocí los cristales rojos de casa de Auron.

Casa de Auron...Willy...Samuel...

Los recuerdos cayeron sobre mí como bombas y me senté en la cama acariciando mi sien. La puerta de la habitación en la que estaba se abrió y Raúl tenía una pequeña sonrisa, en sus manos traía comida y una botella de agua.

─Hey ─saludó y me dió las cosas. Sinceramente no tenía hambre, un nudo cerraba mi estómago ─¿No quieres comer? Tío, que estas muy débil ─me miró los brazos y señaló mis ojeras. Bajé la vista avergonzado, tenía razón, estaba hecho una mierda.

─Ya... pero no tengo hambre ─murmuré y Raúl suspiró ─¿Le has dicho a Samuel? ─rogué por una respuesta negativa y gracias a los Dioses, la obtuve.

─No. Mi intuición me dijo que no lo haga ─sonrió orgulloso al ver mi alivio ─Oye... ¿recuerdas lo último que me dijiste? O... ¿el por qué viniste hasta aquí? ─interrogó tomando asiento a mi lado. Mordí mi labio inferior y asentí, estaba más calmado que antes y tal vez más listo para contarle aquello que me trajo hasta su hogar.

Luego de meditar unos largos minutos, de escuchar a Raúl decirme que podía confiar en él ciegamente. Lo saqué todo. Es el primero en conocer que soy parte de la Hermandad, el primero al que le cuento mis visiones, mis síntomas, como mi ansiedad me arrastra cada vez más profundo y sin embargo...su reacción fue ¿decepcionante? No, lo siguiente.

Lo entendía, de verdad, en el fondo ya me esperaba que ante tanto disparate, ante toda mi información sin ningún argumento alguno, Auron reaccione de esa forma porque yo en su lugar, estaría igual. Pero fue una patada directa y seca al estómago, que me dejo quieto en mi lugar.

─¡¿Pero qué coño dices, Rubius?! ─gritó furioso, empujándome lejos, sacándome de su hogar. Lloré en silencio mirándolo con súplica ─Estás hablando de Willy, de nuestro amigo, ¡y eres parte de la Hermandad! ¿qué coño te voy a creer tío? ─dijo, moviendo sus manos por el aire bastante alterado. Me tomó del brazo para echarme.

─Raúl ─murmuré entre lágrimas y sollozos ─Por favor, te lo ruego por lo que más quieras... ─intenté que me mire pero no lo hizo, tenía el ceño fruncido y una idea en la cabeza, echarme.

─Tira, Rubén ─dijo más calmado pero el fastidio en su voz era notorio. Caí de rodillas fuera del terreno de su hogar. Casi besando sus pies. ¿acaso de verdad estaba loco? ¿parezco un loco? ¿este es mí fin? ─¡Tira, vete de aquí! Mentiroso de mierda ─murmuró lo último volteandose para volver a su hogar. Lo miré y quise gritar del dolor que me causaba ser rechazado, que me traten de mentiroso, de sentir tanta impotencia.

¿Alguna vez te has sentido así? Nadie a tu alrededor cree en ti, ni siquiera en una sola palabra que sale de tu boca. Nadie te escucha, no tienes a nadie a tu lado, y no quieres molestar a aquellas personas que amas. Eres una pequeña voz al final del pasillo, un hilo de voz, enredado entre lamentos, lágrimas, cansancio y tristeza. Eres insignificante, y no puedes hacer nada por esas cosas o personas que sientes que están en peligro. Sientes que tienes fuerza pero en realidad no la tienes, gritas pero tu garganta esta cerrada en angustia, golpeas pero el golpe que diste se te devuelve con el doble de fuerza, intentas moverte pero el miedo te obliga a sentarte nuevamente y no hay nadie que te extienda una mano.

[PAUSADA] brotherhood of evil ─ rubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora