Mis ojos estaban posados en casa de Luzu. Afuera llovía demasiado pero tenía mi habitación de arriba que me daba un vistazo a todo Karmaland. Hace días, luego de poder averiguar algo acerca de las visiones de Rubius, estuve estudiando las formas de acercarme a Luzu, y que Rubius de acerque a Willy. Que ninguno de los dos sospeche. Pero yo pensaba llevarlo un paso más, no quería que Rubius sepa nada acerca de mi investigación a Luzu, quería que sea algo privado y de lo que solo yo me sienta responsable, ni siquiera le contaría esto a Lolito.
─Luzu, mi niño, ¿qué ocultas? ─dije para mí mismo y baje las escaleras, decidido y con un plan en mente.
Sé que Luzu sabe o cree saber algo de las visitas de Rubius a mi hogar, por lo tanto, no confiará en mí como siempre lo ha hecho. Tengo que ganarme la confianza como lo haría con un desconocido, y es que la verdad era que no conocía a este Luzu.
Este no era el Luzu simpático y bueno, que siempre tenía una sonrisa y que estaba dispuesto a ayudar a sus compañeros. Este Luzu tenía sed de venganza o de maldad, no lo sé, pero aquel brillo en sus ojos era distinto, la forma en la me observaba, como si realmente yo fuera una amenaza. Y me dolía, porque para él era fácil no fiarse de mí, pero yo no lograba desconfiar de él.
Tomé mi abrigo y mi paraguas, llevaba el café que tanto nos gustaba a ambos y que seguro le traería recuerdos que lo harían soltarse aunque sea un poco más. Debía recurrir a la nostalgia en su corazón para que mi plan pueda funcionar sin inconvenientes, si debía hacer caso omiso a sus palabras, también lo haría.
Tres golpes en su puerta fueron lo suficiente para que me dejo pasar a su cálido hogar, froté mis manos al notar casi congeladas. Luzu me miraba con el ceño fruncido y recordé que nuestro último encuentro terminó mal.
─¿Perdona, qué haces aquí? ─dijo con sorpresa y me hacía gracia su intento de querer verse enojado e indiferente. Sonreí mientras le mostraba el café.
─Quería verte y... ¿no te apetece un café con este clima?
─la sonrisa tardó en aparecer pero Luzu no era alguien tan difícil de convencer y eso jugaría en mi favor, al menos por las primeras dos horas en las que no sospecharía de una visita tan repentina, tan rebuscada.Me golpee mentalmente al no haber pensado una buena excusa, me quedaba improvisar y eso, para mi buena suerte, se me daba muy bien.
Los cabellos marrones de Luzu se movían por toda la cocina mientras me contaba acerca de su montaña rusa, Manolo, el gimnasio, y todas esas tonterías que tanto le gustaban, yo pretendía escucharlo pero el muy hijo de puta de paseaba frente a mi como si no estuviera usando unos pantalones cortos.
─¿Me estás escuchando? ─me reclamó ofendido al verme tan enfrascado en cualquier otro pensamiento que no sea llevar a cabo mi plan, asentí ante su pregunta mientras me entregaba el café ─Entonces, ¿quieres probar la montaña rusa conmigo? ─preguntó con la ilusión brotando de sus poros, sonreí incapaz de contener el deseo de acariciar sus mejillas.
─Claro que sí, ¿piensas agregar algo más? ─le dije bebiendo un sorbo de café. Luzu negó suavemente.
─Por ahora no, pero quiero que la zona final tenga fotos de todos los Karmalienses junto a mí ─sonrió y pude ver como aún quedaba algo del Luzu que yo conocía ─Tú serás el último ─me dijo y fruncí el ceño.
─¿Por qué? Yo quiero ser el primero ─le dije mientras me cruzaba de brazos, Luzu tocó mi nariz con gracia.
─No tonti, lo mejor para lo último ─rodé los ojos ante tanta ternura, Luzu se rió y se acercó a mi para dejar un beso en mi mejilla ─Te quiero ─murmuró y se alejó para beber de su café nuevamente.
Estos momentos a su lado me hacían querer mandar todo a la mierda y vivir juntos en una montaña sin nadie que nos moleste, solo Luzu y yo, bebiendo café, leyendo juntos, teniendo nuestra granja, su gimnasio, lo que mi niño quiera, pero solo para nosotros dos. Y es que Luzu valía totalmente la pena, y me asustaba pensar en que estuviera envuelto en algo que lo perjudica.
─Te has quedado callado, ¿todo bien? ─me preguntó con preocupación, asentí y le dí una sonrisa amable para tranquilizarle.
─Todo bien, solo...estaba pensando ─le dije en voz baja ─Me gusta esto ─le confesé y ví como se sonrojaba.
─Oh...yo... ─balbuceó ─A mi también, Auroncito ─aquel apodo me hizo reír suavemente y pegar mi mirada en Luzu, en sus ojos color avellana.
─Luzu... ─le dije en voz baja mientras me acercaba a él y mi mente me gritaba que hacer esto estaba mal, que estaba haciendo algo que no sentía. Y en parte era verdad, solo quería acercarme a él para detener lo que sea que esté haciendo, pero en el fondo... lo quería ─Yo también te quiero ─murmuré contra sus labios y compartimos un pequeño beso.
─Sabes a café ─me dijo entre risitas ─¿Te quedarás hoy? ─preguntó y mordí mi labio inferior.
Debes hacerlo Raúl, es por Rubius y... por ti.
─Claro, lo que tú quieras mi niño ─otra sonrisa apareció en sus labios y se lanzó a mis brazos, escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello y mi hombro.
Me sentí como en casa, como todas nuestras primeras veces, como todas esas veces en las que simplemente nos apetecía estar juntos y abrazados, sin hablar, simplemente abrazados. Y podía ser el momento más íntimo, ese en el que no necesitaba decirle nada, no necesitaba enredarme con mis palabras y expresar mis sentimientos con ellas, solo compartir mi calidez con él, como si el resto del mundo no pudiera vernos pero entre nosotros, nos estábamos viendo. Y es que Luzu siempre lograba hacerlo todo más fácil.
─¿Quieres quedarte así, Auroncito? Como en los viejos tiempos ─dijo separándose por un momento, solo para poder mirarme. Asentí y nos dirigimos hacía aquel sofá que tenía vistas hacía el exterior, que era lo suficientemente grande para ambos, en el que habíamos pasado muchas tardes juntos, muchas noches y muchas mañanas.
Me acomodé y Luzu lo hizo también, de manera que su delgado cuerpo quedó sobre mi, abrazándome con su rostro sobre mi pecho. Comencé a tararear una de nuestras canciones favoritas, esa que solíamos cantar a gritos cuando tomábamos algunas copas de más en una noche a solas.
─Esa canción tiene más sentido ahora ─dijo y asentí.
─Te he echado de menos, todo este tiempo ─canté en voz baja y Luzu rió levemente ─Ya perdí el toque para cantar, ¿sabes? ─Luzu negó sin moverse mucho.
─Claro que no, a mi me gusta ─solté un bufido.
─Pff, que mal gusto ─Luzu me golpeó sin mucha fuerza haciéndome reír.
El silencio se instaló nuevamente pero era uno muy cómodo.
Hasta que Luzu comenzó a inquietarse por alguna razón.
─Raúl ─me llamó y supe que se trataba de algo serio, Luzu se levantó para sentarse frente a mí y yo lo hice de igual forma ─¿Estuviste con Manuel el otro día? ─sus ojos estaban oscuros y me miraba con el ceño fruncido.
¿Qué mierda le respondería?
─
buenos días, buenas tardes, buenas nocheEeS
¿luzuplay doméstico? 🤧
capítulo algo corto pero ya tocaba, espero que estén disfrutando de la historia y como siempre, ante cualquier duda o malentendido, aquí estoy lista para responder <( ̄︶ ̄)>
¡muchas gracias por toooodo el apoyo!
cuídense mucho, besitos in the siempre sucio <3
AH y antes de irme, hice una pequeña playlist de canciones que me recuerdan a rubegetta. (✿^‿^)
aquí se las dejo: https://open.spotify.com/playlist/4vGJ58y2LwNSozM81NbiaT?si=O77Z4tkcRde7BRPX-bwYuA
abril. <33
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[PAUSADA] brotherhood of evil ─ rubegetta
Fanfiction[PAUSADA INDEFINIDAMENTE] "No te arrepientas, no te arrepientas. La Hermandad Oscura es buena y siempre observa."