d i e c i s é i s

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« Liz »

—¿por qué no me habéis dicho lo de tu y Javi? —me preguntó Chemi.

—¿otra vez?, súperalo —me burlé.

—¿me váis a decir que no os vieron después de Valencia? —levantó la ceja.— Javi ya me ha contado lo de vosotros en Madrid —aseguró captando mi atención.

¿Qué le dijo qué?, este tema me tomaba totalmente por sorpresa.

—¿te han comido la lengua los ratones o qué? —se burló al ver que yo ni me inmutaba.

—Nos...nos encontramos en Madrid por medio de un amigo de él y ya —me encogí de hombros restándole importancia. Skone soltó una carcajada y sacudió la cabeza haciendo que lo mirara mal.

—No podéis ser tan parecidos joder, Javi me ha dicho lo mismo y con el mismo gesto de que le chupa un huevo todo —dijo divertido mirándome.

—Será por que eso pasó —dije esta vez más relajada sabiendo que Bnet no había le dicho nada.

Me pasé el día con Skone, me llevó a almorzar, conocer unos lugares y ahora nos encontrábamos en la playa. Era realmente increíble lo soleado y cálido que era Málaga comparado con el frío clima de Madrid.

—...y vamos por unos helados —cambié inmediatamente el tema, tomándolo de la mano para que comenzara a caminar y haciéndole un puchero fingiendo ser consentida, no lo era para nada, pero con Chemi me gustaba exagerar y a él le hacía gracia.

(...)

Llegamos al hotel y aunque ya estaba anocheciendo parecía que cada vez llegaba más gente, la recepción estaba llenísima y tuve que separarme de Skone porque un gran grupo de chicos que se encontraban afuera lo detuvo para llenarlo de fotos y vídeos. Mientras lo esperaba tomé mi celular para escribirle a Walls y saber si estaba acá.

—¡Cabra! —gritó Walls mientras me tocaba inesperadamente por la espalda haciendo que me sobresaltara y me girara a observarlo con cara de querer matarlo.

—Cabro culiao weón —dije apenas audible para mí mientras automáticamente mi mano estaba en mi pecho tratando de auto calmarme.

—No me la creo que hayáis dicho una oración de tres palabras y todas chilenas —se rió Force que venía con Walls.

—Es un don que tenemos —dije esta vez divertida, ya calmada y encogiéndome de hombros.

—Vamos a jugar ping pong, ¿te sumas? —dijo Walls y asentí mientras le hacía una seña a Skone desde lejos para vernos luego.

(...)

Entramos a una habitación que tenía de todo tipo de juegos, hasta mesa de pool. Y ahí también estaba Bnet jugando play junto a unos chicos de la organización. Sentí mi estómago encogerse y dar mil vueltas dentro de mí, no podía ponerme tan nerviosa por sólo su presencia, odiaba esta sensación y más aún cuando la mirada de Bnet no me demostraba nada.

Muchos me saludaron y dieron la bienvenida después de una presentada rápida que me hicieron los chicos para luego pasar directamente a la mesa de ping pong.

Impredecible. » Bnet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora