«Liz»
Había pasado una semana ya, estábamos con Dani en el departamento de los chicos en donde sólo estaba Cris y Lucas ya que Bnet aún no regresaba. Había estado hablando con él estos días e incluso a través de llamadas, me contaba de sus días en México y esperaba que pasara por Madrid pronto porque yo me iría en unos días a mi país. Mientras tanto, en estos días con Dani aprovechamos de salir con los chicos e ir a jugar al parque con los demás del grupo que no veíamos desde la vez pasada.
L1zth
que fachero 🔥Bntss_
¿yo o Yerar? 🤔L1zth
ah, ¿no está Chemi? 🤔😂Bntss_
ya ni sé pa que te contesto 🙃L1zth
ya, pero sin llorar 😏Bntss_
😭No puedo evitar una sonrisa por la estúpida conversación que solíamos generar.
—¿Podéis dejar de hablar con Javi y opinar si pedimos pizza o sushi?— habló Cris, llamando mi atención.
—Sushi —afirmé.— y no estoy hablando con él —mentí aunque mi sonrisa me delataba.
—¿y tú creí que soy weón?— dijo Cris divertido usando palabras y un intento de acento chileno haciendo que todos soltáramos una carcajada ruidosa.
—te estai juntando mucho con Dani —me burlé.— y sí, erí terrible weon —me volví a burlar— aweonao Cristian —con esta última frase Dani soltó nuevamente una carcajada y siguió riendo, Cris me miró mal porque entendía el adjetivo pero no exactamente la referencia a la que hice con la frase.
—Habláis más tú con Javi que nosotros mismos —habló Lucas refiriéndose a él y Cris.
—¿Celoso?— me burlé.
—¿debería?— molestó Lucas con un tono divertido y me miraba mientras subía y bajaba sus cejas seguidamente. Sólo rodeé mis ojos y le hice una mueca. —ya en serio, ¿en qué estáis vosotros? —preguntó haciendo que Cris y Dani estuviesen esperando mi respuesta también.
—¿En qué de qué?, no pasa nada —admití mientras me acomodaba en los sofás sintiéndome un poco intimidada.
—Podriais intentarlo vosotros dos, estoy seguro que ya te habéis ganado a la cuarta parte de Javi y eso es muchísimo —habló Lucas riéndose con lo último.
—Amigo, aunque pasara no serviría de nada, vivimos en continentes distintos —reí aunque tenía razón.
—Ahora también los estáis, él en México y tu acá, y seguro que se han mensajeado todos los días como unos críos —se encogió de hombros y me miró divertido, asegurando sus propias palabras.