El sonido constante del celular de Bnet me despertó.
—Coño —se quejó Bnet y se sentó rápidamente en la cama. Yo lo miré algo adormilada tratando de adivinar qué pasaba.— tengo que irme—aseguró.
—¿por qué? es súper temprano, apenas van a ser las siete —dije confusa.
—tenía que estar en el aeropuerto hace como media hora —dijo con rapidez mientras comenzaba a tomar su ropa del suelo mientras se vestía.
—¿y no te quedarás a comer hamburguesas? —bromeé.
—Ya he comido lo suficiente, gracias —también bromeó con un doble sentido de la palabra.
Me sonroje automáticamente por lo que había dicho que me cubrí con las sábanas.
—No puedo creer que hayas dicho eso —reí aún cubierta y lo escuché reír también. Luego sentí como su cuerpo se apoyaba nuevamente en la cama sobre mí, quitándome las sábanas del rostro para mirarme.
—Me voy a despedir pa que no creáis que luego te ignoro eh —habló bajito sin motivo pero que seguía poniéndome nerviosa.
—Claro, si no, no podré vivir con eso —dije burlesca y él negó con la cabeza divertido.
Se acercó más a mí, estaba segura que me besaría pero inconscientemente besé su mejilla con rapidez antes de que hiciera aquél movimiento, se me quedó viendo y le sonreí. Supuse que fue un reflejo mío para marcar ese límite que habíamos acordado y no confundirnos más allá con lo que había pasado. Al menos de mi parte.
—Lo he pasado increíble —dijo. Y sin esperar respuesta de mi parte que por cierto estaba procesando, besó mi frente y se alejó para poder irse.
Y ahí quedé yo. Con una sonrisa de idiota en la cara de todas formas.
Después de que Bnet dejó el departamento yo automáticamente me acomodé nuevamente en mi cama para seguir durmiendo, no pensaba levantarme a esa hora de la madrugada y mi cuerpo parecía estar de acuerdo.
—¡amiga! — horas después sentí el grito de Dani entrando a mi habitación y a los segundos como el peso de su cuerpo cayó sobre mí logrando que le diera una mala mirada.— dime que Bnet se quedó acá —insistió. No le dije nada ya que aún estaba media adormilada pero no pude ocultar mi sonrisa y asentí. Dani gritó nuevamente haciendo que frunciera mi ceño porque odiaba despertar con ruido y ella lo sobre exageraba.— ¿te lo tiraste?— preguntó directamente y yo sólo reí y escondí mi cabeza en la almohada. Dani lo entendió al momento y comenzó a saltar en la cama nuevamente exagerando su reacción. Esta vez no pude molestarme con ella ya que la sonrisa de la cara no me la sacaba nadie, le lancé una almohada y ella se sentó junto a mi a llenarme de preguntas que claramente no respondería, al menos detalladamente.
—¿osea que todo bien entre ustedes?, ¿son amigos nada más?— insistía preguntando luego de que le mencioné algunas cosas.
—Supongo —dije encogiéndome de hombros.— así que no te preocupes que no me voy a enganchar con nadie amiga, quiero disfrutar este viaje nada más —aseguré.
—Me alegra escuchar eso —dijo haciendo un gesto con sus manos sobre su rostro como si limpiara pequeñas lágrimas de orgullo. Era una idiota. —Hablando de disfrutar el viaje, ¿te tinca arrendamos unas bicicletas para recorrer la ciudad? Esas que vimos en la tienda el otro día —propuso.