« Liz »
Los chicos pasaron por nosotras a eso de las 11 de la noche. No tuve mucha comunicación con Bnet más allá de un simple saludo ya que él iba sentado adelante y nosotras atrás con Lucas, que nos fue entreteniendo durante el trayecto.
Entramos a aquél club que estaba llenísimo para ser apenas día Lunes, sin duda era increíble. Nos dirigimos inmediatamente a la barra a pedir tragos, yo iba a necesitar algunos para no pensar en la tremenda ley del hielo que Bnet me estaba haciendo desde que habíamos llegado.
—Vamos a bailar —Dani me tomó la mano sin esperar mi respuesta y nos escabullimos entre la gente mientras los chicos esperaban los tragos, nos encantaba bailar.
—Podí disimular un poco y dejar de mirar tanto a Bnet —se burló mi amiga.
—Es que no sé que onda, creo que me volvió a odiar —aseguré.
—Ahora teni la oportunidad de preguntarle, antes de que se te escape de nuevo —me animó.
—No sé, quizás sea una señal de que no debo intentar nada con él —dije sincera.
—No seas tonta amiga —me reprochó Dani— no tienen cinco años, háblenlo —aconsejó.
Dani tenía razón, aunque yo solía ser la más madura o independiente de las dos, ella era mucho más decidida y ante estas circunstancias yo prefería evitar mientras que ella afrontar, y eso lo admiraba mucho.
Terminamos de bailar luego de un buen rato y nos dirigimos nuevamente a donde los chicos estaban, Lucas ya había desaparecido y Dani se llevó a Cris a la pista de baile. Bebí de un sólo sorbo un vaso que ni idea que tenía, pero necesitaba sacar agallas para decidir hablarle a Bnet sin sonar como una idiota.
—¿queréis que te pida unos cinco más? —se burló Bnet.
Bien, había bromeado, no todo estaba tan mal.
—Sí queri matarme.— bromeé— No suelo beber tanto —admití.
—¿Entonces?
—Me pones nerviosa —confesé.
Fui algo directa, pero noté como el semblante extra serio que Bnet traía al comienzo se había suavizado.
Me sonrió.
ME SONRIÓ GENTE.
Ok.
—¿Estás enojado conmigo? —le pregunté de inmediato al ver que no dijo nada.
Me había dado unas extrañas ganas de ser directa para no alargar el asunto.
—No —respondió inmediatamente. Lucía confundido.
Nos alejamos de la barra porque esta ya se estaba llenando y nos sentamos en unos pequeños sofás que habían en una esquina del club. Demasiado pequeños para la lejanía que sentíamos en ese momento con el otro y el fuerte volúmen de la música que nos hacía acercarnos para oírnos no nos ayudaba en eso tampoco.
—No sé que onda —comencé— es la segunda vez que pasa algo —hice énfasis en esa última palabra— entre nosotros, y en ambas terminas ignorándome luego, lo lógico sería que al menos yo me molestara porque has sido tú quien me ha besado, en ambas —aseguré ganándome una directa mirada de Bnet— y no te culpo porque te he seguido, porque quise —aclaré.
Bnet me estaba quemando la paciencia con sólo observarme y sin decir nada.
—¿puedes decirme algo?, no quiero hacer esto incómodo —admití— pero si te está molestando puedes decírmelo, creí que nos habíamos llevado bien y no quiero arruinar eso.