CAPÍTULO VIII

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—¡Milord!— Kumala lo fulminó con la mirada.

—¡Ya deja de decirme milord!— Agnes los vio a ambos sin poder ocultar su estupefacción. Se había quedado sin palabras—. Bruno es de confianza, descuida. Ahora ve, y dile a Johari que prepare el almuerzo que me gusta o le aconsejaré que se busque a un esposo más guapo que tú.

Kumala sonrió. Si Duncan lo decía es porque era verdad. Así que no se preocupó más y vio a Agnes como un amigo suyo también.

—Vete a la mierda, Duncan— dijo Kumala mientras salía del vivero—. Adiós Bruno, te deseo suerte con este idiota. La necesitarás.

—Adiós— fue lo único que pudo salir de su boca.

¡¿Primos?!.

—¿Sorprendido?— Duncan alzó sus cejas divertido—. En serio ansiaba este día porque sabía que podría transformar tu cara de “me da igual todo” en tan sólo unos segundos.

—¿Entonces está jugando conmigo?.

—¿Te parece que estoy bromeando?— inquirió. Tomó las dos sillas de madera que se encontraban debajo de la mesa y puso una frente a la otra.

Le indicó que tomara asiento y cuando lo hizo, cruzó sus piernas con aquella elegancia que lo caracterizaba y que siempre lo hacían ver superior al resto. Lo que cambiaba ahora, era que ya no podía verlo tan por encima de ella. De cierta forma, lo sentía más cerca.

—Pienso que me está tomando el pelo, su excelencia. Si no me explica bien las cosas no dudaré en largarme de aquí.

Duncan sonrió—. Hace muchos años hubo un hombre; Matwes  Nicols. Era el terrateniente inglés más rico de Guyana, una colonia inglesa en Suramérica. Este hombre tuvo dos hijos. Uno de ellos era un completo hijo de puta y el otro pues, tenía ideales que no tenían nada que ver con un rey que ni siquiera conocía— Agnes lo escuchó pacientemente—. Ambos hijos se repartieron la riqueza de su padre al morir. Pero sólo el menor, Duncan Nicols, dijo que no le daría nada del arduo trabajo de su padre y él a la corona. Así que se unió al ejercito emancipador de América y se volvió Almirante. Duncan tuvo una hija preciosa, se llamaba Charlotte. Mientras su hermano violó a una esclava y tuvo a un bastardo, de nombre Sonnike. Bueno, ambos primos compartieron su niñez juntos y se volvieron el primer amor del otro. Cuando crecieron pasaron por demasiadas dificultades y se odiaron a muerte. El padre de Charlotte al ver el potencial de Sonnike le brindó su protección, lo unió al ejercito y lo casó con su hija a la fuerza. Al final el amor triunfó— sonrió—. Tuvieron dos hijos. Leonardo y Margaret. Pero en venganza la corona fue por ellos y terminó matando al hijo mayor y a Charlotte. Sonnike decidió enviar a su hija a Londres con la ayuda de su suegro y ocultaron su identidad por muchos años. Él volvió a casarse por cuestiones diplomáticas y su hija terminó también casada con un duque. Tuvo un hermoso, guapo, fuerte e inteligente hijo— se irguió sonriendo orgulloso—, y le puso el nombre de su abuelo. Duncan.

—Es una locura.

—Una historia singular, si. Pero es mi historia familiar. Un secreto que se ha guardado por años celosamente.

—¿Por qué me lo cuenta a mí? ¿Tiene idea de la magnitud de lo que me ha dicho? Puede perder hasta su título. ¡No puede ir por la vida contándoselo a cualquiera!— se levantó de la silla turbada. Se llevó la mano a la bica y comenzó a caminar de un lado a otro.

Duncan se levantó con parsimonia—. No se lo cuento a cualquiera. Bruno, recibiste un disparo de parte mía y me apuntaste mal a propósito. No he visto un acto de confianza más grande que ese. Sabías que no te mataría y tu sabías que yo no te mataría a ti. Nunca has temido decirme lo que piensas a pesar de mi título y mi poder. Y si dude algún momento en decírtelo, lo que hiciste en la posada fue suficiente para despejar todas mis dudas. Eres un caballero honorable, tienes un gran talento y quieres mejorar el mundo, lo sé. Por eso quiero que me ayudes. Kumala es mi mano derecha pero por obvias razones no puede asistirme en Londres. Por eso quiero pedir tu ayuda.

AGNES(SERIE:FEMME FATALE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora