EPÍLOGO

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Era de noche, el tiempo que más le encantaba a Agnes porque podía hacer de las suyas sin ser descubierta. Llevaba su equipaje en mano, al menos lo necesario.

Llegó hasta el pequeño barco, una adquisición humilde del marqués de Susex y subió la rampa siendo recibida por un ansioso Abraham quien apenas la vio la besó desenfrenado.

—¿Lista para empezar una nueva vida juntos?.

Agnes sonrió—. Por supuesto.
Luego de regresar a Londres y recuperarse. Lord Abraham no había dejado de insistirle para que volviera a estar junto a él. Había confinado a su esposa a una de las precarias casas del marquesado por ser cómplice de su padre y se había concentrado en su antigua esposa. La amaba, como un lunático. No le importaba que hubiese contraído nupcias con el duque, legalmente seguía siendo suya y siempre sería así.

—¿Crees que Jeremiah estará bien sin nosotros por este tiempo?.

—Tu padre cuidará bien de él mientras nos estabilizamos. Descuida— le dijo sonriente—. Pronto vendremos por el y estaremos juntos.

Ambos habían decidido huir de sus matrimonios y empezar una nueva vida, con una nueva oportunidad. Sin títulos ni juego de poderes de por medio, solo ellos y su amor.

Tomó de la cintura a Agnes y volvió a besarla.

—Te amo— susurro contra sus labios .

—Lord Abraham de Susex…— una voz grave los alertó, al alzar las miradas y ver el muelle observaron al primer ministro junto con ocho hombres miembros de la guardia detrás…
Y Duncan.

—…queda usted arrestado por tentativa de homicidio, tráfico de armas, tráfico de humanos, lavado de dinero y corrupción. Sus crímenes serán juzgados por la corona— expuso Richard con voz firme.

Abraham intentó quitar la cuerda para escaparse pero Agnes sacó un arma apuntándole al pecho. El marqués la miró estupefacto.

—¿Qué haces?.

—Obviamente te estoy arrestando. Ya que no quisiste acceder por las buenas, decidí hacerlo por las malas— expuso fría–. Tranquilo, hemos llegado a un acuerdo, no irás a la horca, pero si estarás muchos años en la cárcel.

El marqués se carcajeó viéndola incrédulo.

—Al menos, ¿lo que sentiste fue real?.

—No, Abraham. Amo a mi esposo y creo que jamás dejaré de amarlo, te detesto y no te perdono, pero si tienes a un hijo, tienes unos hijos— corrigió—, que te aman demasiado y te admiran, hazlo por ellos.

El hombre la miró atentamente, con el corazón roto y lleno de desamor. Asintió rendido porque a pesar de todo, tenía razón.

— Al final lograste lo que querías.

—Siempre logro lo que quiero— le sonrió mientras salía del bote y veía como los guardias lo abordaban para arrestarlo.

Caminó sonriente hasta Duncan y su padre. Richard extendió sus brazos invitándola a abrazarlo  y ella aceptó. Para Richard fue una sorpresa grata saberla con vida, nunca perdió las esperanzas. Ambos hicieron las paces.

—Estoy orgulloso de ti, hija.

—Gracias, papá.

—Debo irme— le sonrió y luego vio a Duncan—. Cuídela, milord.

EL Duqe sonrió—. Siempre, suegro.
Richard escoltó a Abraham hasta el carruaje y se fue junto con el resto de la guardia dejándolos a ambos solo. Duncan entrecerró sus ojos. La había dejado hacer su plan a pesar de que no le había gustado, decidió apoyarla y confiar en ella. Pero eso no significaba que no estuviera ardiendo de celos.

—¿Lo besaste?— Agnes blanqueó los ojos y comenzó a caminar por el muelle, las olas sonaban tras ellos como una música relajante para el oído de ambos—. Agnes…

—Fue necesario, no me armes un drama aquí y ahora porque— Duncan la tomó de la muñeca y la giró estampando sus labios con los de ella.
De inmediato Agnes le respondió, moviendo sus labios al compás de los de él, eran tan deliciosos y demandantes. Gimió contra su boca al sentir su lengua invadirla y probarla toda haciendo que se derritiera entre sus brazos.

Duncan se apartó de golpe dejándola con la boca abierta y ansiosa de más, le sonrió.

—Voy a besarte hasta borrar sus malditos labios de los tuyos— dijo volviendo a besarla con ímpetu y rudeza. Nuevamente se separó de ella—. Será la última vez que te apoye en estas cosas. No, de hecho, no harás más estas cosas ¿verdad?. Ya todo terminó.

Nada había terminado, después de lo que le había contado el conde, sabía que aquello apenas comenzaba. Pero en ese momento no deseaba pensar en eso.

—Aún no termina. Pero por los momentos podemos alejarnos un poco de la sociedad londinense.  Podemos irnos a Boston tanto como deseo y hacer una sucursal de fabrica chocolatera allá, junto con los niños. Lejos de habladurías y escándalos. Es lo menos que necesito ahora que estoy embarazada.

Duncan asintió.

—Tienes razón, ahora podemos irnos y- ¡¿EMBARAZADA?!—abrió sus ojos desmesurados. Agnes asintió entre risas—. ¡ES MARAVILLOSO, ÁNGEL!— la alzó y comenzó a darle vueltas pero se detuvo de pronto—. Lo siento, puedo hacerte daño— Agnes negó con la cabeza, divertida.

—¿Estás feliz?.

—Por supuesto que lo estoy, Ángel. Más feliz que nunca porque estás a mi lado y nuestra familia se vuelve cada vez más grande— besó sus labios y le sonrió—. Te amo, mi duquesa.

—Yo también te amo, Lord Promiscuo.

—Esas andanzas quedaron en el olvido, soy un hombre fiel a su esposa— dijo entrelazando sus manos y caminando junto a ella por el muelle.

—Por tu integridad física, espero que así sea.

Ambos se caminaron de la mano por el muelle hasta perderse en la lejanía. Conversando de sus planes de vida en familia, de su amor y de la manera tan inusual, pero única, en la que su amor había nacido. Primero en una hermandad…

…y luego en un amor apasionado e incontenible.

Fin.

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Aaainnng!!! Shoro!.

Muchas gracias por leer mis locuras, de verdad, jamás pensé que alguien me leería alguna vez y aquí estamos, llorando cada vez que mis hijos se me van felices :”). Esto es posible gracias a su apoyo y sus comentarios que me animan a seguir y seguir.

Ahora vamos con Jasmine, y en esta, ¡nuevamente veremos a nuestra Úrsula!. Les estaré avisando por mi perfil la fecha de publicación.
¡Muchos besos!.
Oxoxoxox.
A.R.

AGNES(SERIE:FEMME FATALE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora