CAPÍTULO III

1.3K 197 34
                                    

RECOMENDACIÓN DE CORAZÓN: si quieren sentir la canción de ópera al momento en que la lean, les recomiendo que la reproduzcan y la escuchen. Io ti pienso amore, con David Garret y Andrea Deck. La mujer no representa a Agnes, pero me imagino a mi Niccolo como David 😏😏😏. ¡Lofiu!.

●●●●

Una estruendosa carcajada hizo salir de su embeleso al veterano haciéndose que se separase de Agnes. Sólo hay pudo notar que estaba conteniendo la respiración.

Ambos hombres caminaron hacia el salón de inmediato como si nada hubiese pasado y se separaron apenas entraron.

El barón se unió a una conversación entre nobles y empresarios con ese porte varonil que se había ido al caño hace varios minutos. Lady Georgiana se encontró con su esposo y se quedó a su lado arreglando disimuladamente su cabello y sonriéndole a los presentes.  Agnes tomó un bocado servido en la mesa de aperitivos y salió de allí.

Volvió a darle la vuelta a la casa pero esta vez por los jardines. Duncan aún estaba guindado de la sábana mientras el perro le ladraba.

Se quedó varios minutos disfrutando de la vista. Cuando consideró que había sido suficiente, le silbó al perro quien paró sus orejas apenas la escuchó. Le lanzó el aperitivo lo más lejos que pudo y el perro fue tras él.

—Baje. No tardará en volver.

Duncan se soltó y cayó sobre el pasto, exhausto. Había sido casi una hora aguantando su propio peso. Pero había valido la pena. Pudo ver el espectáculo que Sir Bruno y el Barón habían dado.

Agnes agachó la cabeza y se colocó las manos en la cintura mientras Duncan la veía desde abajo con una inmensa sonrisa.

—¿Disfrutaste tu encuentro pasional con el varón?— inquirió burlón.

—¿Disfrutó su encuentro pasional con el perro o necesita un rato más con él?— llevó sus dedos a la boca para intentar silbar.

—¡Espera!— se levantó del suelo y sacudió sus pantalones—. Sólo estoy bromeando contigo, hombre que no aguantas nada— lo miró de arriba hacia abajo ofendido.

Agnes estaba enojada. Al punto que comenzaba a dudar si no dejar que se lo comiera el perro había sido buena idea.

—Debería agradecer— Duncan alzó su mano deteniéndola.

—No me agradezcas. Sé que mi carcajada te salvó del funesto desenlace, pero no tienes por qué agradecerme. Ve esto como que estamos a mano— le dio la espalda y comenzó a quitarse el saco y la camisa de la cintura para ponérselo.
Agnes apretó las manos en cada costado y respiró profundo. No podía descontrolarse, si lo hacía ella saldría perdiendo.

—¿Por qué de tantas mujeres que lo siguen tuvo que meterse con una casada?— le preguntó caminando tras él.

Duncan se colocó sus zapatos. Gruñó al ver lo destrozado que estaba el izquierdo. Ya se las arreglaría para que nadie lo notara

— No es tan divertido andar con prostitutas, viudas o solteras. No sientes la adrenalina  corriendo por tus venas por la incertidumbre de ser desvubierto— le respondió con emoción.

—Entonces goza burlándose de sus esposos— afirmó con amargura—. ¿No ha pensado en lo dolido que puede estar el tercero?.

Duncan arregló su saco. Alisó su camisa y acomodó su cabello. Se detuvo, suspiró y luego la encaró.

—No lo hacen sus esposas ¿Por qué habría de hacerlo yo?. No obligo a nadie, no es mi problema sus conflictos maritales, solo disfruto el momento.

AGNES(SERIE:FEMME FATALE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora