CAPÍTULO XXIV

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Le asestó un puñetazo al hombre exaltándolas a todas. Los otros tres hombres se abalanzaron contra ella.

Agnes tomó uno de los vasos de cerveza y lo impactó contra la cara de uno de ellos mientras le daba una patada en la entrepierna al segundo y un cabezazo al tercero. Las mujeres no se acojonaron y le partieron unos cuantos vasos a varios en la cabeza. El bar se volvió un caos. Unos se peleaban contra otros y Agnes hacía todo lo posible para que no le tocaran ni un cabello a las mujeres.

Todo se había vuelto un desastre.

Al final. Agnes le dio una paliza a todo el que se le atravesase para agredirla.

Las mujeres la tomaron del saco y la arrastraron hasta afuera de la taberna para echarse a correr porque no podían contra tanto. Agnes corrió tropezando cada dos minutos.

—Sir Bruno, tiene que levan-¡Oh bendito!— Johari gritó escandalizada al ver el líquido rojo manchando todo el cuello de la camisa de Agnes.

Le habían golpeado en la cabeza.

—¡Lord Hamilton nos va a matar!.

Las mujeres se detuvieron y se acercaron tapándose la boca al verla sangrando.

—¿Quí ocurreee? ¡Aqué. Nedie…mataráa a…nadie— dijo Agnes alzando su dedo índice—. Oup. ¡Tengo dooss, dedooos!.

—Ayúdenme a llevarlo o sino no llegaremos nunca al castillo— asintieron y la alzaron.

—¡Mamá, soy un pájarito!— comenzó a silbar mientras era llevada por el resto.

En el trayecto la peluca cayó en algún lugar del camino sin que se dieran cuenta. Llegaron hasta la entrada de la mansión siendo recibidas por el lacayo —alcahueta de sus andanzas—que las había esperado.

Miraron aún más espantadas a Agnes al ver su largo cabello.

—¡¿Sir bruno es señorita Bruna?!— exclamó Leslie, una de las criadas.

—Cállate y álzala— ordenó Johari mientras el lacayo tampoco entendía nada del embrollo que estaba presenciando.

Llegaron hasta la casa y entraron por la cocina llevándola arrastrada. Abrieron la puerta en el mismo instante en que uno de los trabajadores se paraba en el umbral.

Se vieron estupefactos por unos minutos, luego el hombre vio a Agnes, a las mujeres y nuevamente a Agnes.

—¡PATRÓOOOON!— salió corriendo de la cocina.

—¡No!— gritaron todas alarmadas.

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—¡Otra copa más! ¡Vamos, no seas mujercita!— le gritó Saut a Kumala entre la emoción de la embriagues.
Duncan y el resto de los hombres se carcajeaban y aplaudían eufóricos. Kumala abrió su voca y vertiendo el vino. El líquido cayó más en su comida que en su boca.

Saut alzó su copa—.¡Por la boda del patrón!.

Duncan se carcajeó y negó con las manos—. No voy a casarme.

Todos estaban demasiado ebrios como para meditar las palabras. Saut volvió a alzar su copa y gritó:

—¡Por la no boda del patrionn!

—¡POR LA NO BODA DEL PATROM!— gritaron todos.

—¡Por Doncam!.

—¡POR DOMCAM!.

Kumala se levantó, golpeó la mesa y alzo su capa tambaleándose—. ¡Bor Sir Bruno que degó en su lugar a esa arpía!.

—¡BOR SIR BRUNO GUE DEGÓ EN SU LUGAR A ESA ARPÍA!.

AGNES(SERIE:FEMME FATALE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora