Capítulo VII

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Era agosto. El verano estaba en su plena cúspide en Londres con su temperatura cálida y leves lluvias que a veces arropaban toda la ciudad londinense de improvisto. Aquel día el rocío de la mañana se había juntado con aquellas pequeñas gotas de agua.

La ciudad en parte estaba poco transitada porque era el clima idóneo para quedarse en casa y tomarse algo caliente. Algunos menos afortunados tenían que salir de su cama o levantarse del frío suelo donde dormían para ir a trabajar.

Londres estaba sumido en una extraña paz y tranquilidad que pocas veces se veía.

Contrario lo que sucedía puertas adentro en la casa de Lord Bari Beaumont con la llegada del conde de Rutland.

Lord Patrick Beamount entró a la casa, se quitó el saco y le entregó el paraguas a Víctor quien inmediatamente los sacudió con sus manos. El mayordomo lo escoltó hacia la habitación del vizconde pero no le dio chance de abrirle la puerta cuando ya él lo había hecho.

Su rostro serio cambió radicalmente al ver a Bari semi-sentado en la cama mientras conversaba con Erick. Conversación que se vio interrumpida cuando ambos hombres notaron su presencia.

Su rostro se iluminó. Habían sido meses muy duros para él. Aún se estaba acostumbrando al giro drástico que había dado su vida.

No quería preocupar a Úrsula. Había perdido demasiado años junto a ella como para gastarlos en mortificaciones y paranoias de viejo. No. Viviría para protegerla de todo y hacerla feliz. A ella y a sus otros hijos.

Se acercó a Bari y lo abrazó—. Despertaste, la última vez que te vi no podías ni mantener los ojos abiertos.

—Me alegra verlo, papá—le sonrió triste.

Patrick lo miró conmovido. Era la primera vez que Bari se abría de esa manera con él. Nunca demostraba sus emociones y mucho menos se dejaba ver tan vulnerable. Sabía que su hija Úrsula tenía mucho que ver en aquel positivo cambio en su personalidad. Le sonrió al verlo cabizbajo.

—Pues no lo parece. Luces decepcionado. ¿Es porque no soy rubia y hablo hasta por los codos?—bromeó.

—Úrsula no habla por los codos, eso es científicamente imposible— Patrick sonrió— ¿Cómo están ellas?— su voz era monótona, pero sus ojos brillosos y anhelantes lo delataban.

—Están igual que tú. Extrañándote. La he escuchado llorar interminablemente por las noches. Pero está tan avergonzada de sí misma que prefiere no saber nada de ti.

Bari asintió comprensivo sin demostrar lo que verdaderamente sentía. Él también la extrañaba con una locura que le lastimaba el corazón.

Erick bajó la cabeza apenado por la situación por la que  su primo y su tío estaban pasando. Había tenido que asistir a su primo cuando se hallaba entre la consciencia y la inconsciencia y entre esos dos tramas no había momento en que no llamase a su esposa.

—Está bien. Mientras más alejada esté será menos peligroso. Debemos mantenerlas lo más lejos posible hasta logremos resolver esta situación— expuso Bari.

El conde apretó los labios y miró hacia el suelo con gravedad. Patrick sabía que Úrsula no había sido acogida en esa organización por mera casualidad.

Había una persona que deseaba destruir a su familia y la había utilizado y manipulado para hacerlo.

—¿Has hablado con esos jovencitos, los que se hacen pasar por los primos de Úrsula?. Estoy seguro que ellos eran los enmascarados ese día. Intenté hablar con Lady Margaret pero fue en vano. La única forma de saber lo que traman es hablando con ellos. Si trabajan para la organización, debemos ponerlos de nuestro lado.

AGNES(SERIE:FEMME FATALE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora