CAPÍTULO XXIII

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Pensó un momento lo que iba a decirle—.No quiero que vengas a beber con nosotros.

—No iba a hacerlo.

—Tam- también quería pedirte una disculpa.

¿Estaba tartamudeando?.

—No fuiste tú el que me abofeteaste, así que no te disculpes— dijo indiferente—. ¿No vas a decirme nada más?.

¡¿Por qué tenía que ser tan fría, joder?!.

—Lo que tenía que decirte ya lo hice— dijo con molestia.

—Entonces que te vaya bien en tu última noche de soltero— le cerró la puerta en la cara.

Duncan alzó su puño para pegarlo en la puerta pero se detuvo a unos centímetros de la madera.

¡Esa mujer lo sacaba de quicio!.

Se haló el cabello frustrado. Si no era una cosa, era otra. Al menos debía darle algo de crédito porque no se comportó como el impulsivo y salvaje que era. ¡Debía valorar su esfuerzo!. Pero no, se comportaba con discreción y sensatez, ¿y qué hacía ella?, pues nada. ¡Nunca hacía nada!.

Detuvo su pequeño acto de desahogo
Al ver a una Jasmine sonriendole divertida. Se irguió de inmediato y la observó con seriedad.

—Me gustaría saludarla como una dama pero dudo que lo sea.

Agnes se acercó y analizó todo su cuerpo—. Lady Margaret me comentó que usted ya lo sabe todo.

—Así es.

—Me alegra— acercó su rostro al de él y miró sus labios—. Así nos saltamos lls teatros de cortesía y toda la parafernalia. Seré clara; si Agnes vuelve a salir lastimada nuevo, me aseguraré de cortar sus testículos y su miembro y haré que me los vea comer mientras muere desangrado— susurró. Alzó la mirada y le sonrió a un Duncan asqueado y horrorizado.

—Jamás dejaré que eso vuelva a ocurrir— dijo pensando que la pelirroja se refería al incidente que ocurrió con las Ruford.

Jasmine asintió complacida. Como si hace unos minutos no lo hubiese amenazado de muerte. Duncan pensó que definitivamente una mujer estaba más loca que la otra.

—¡Bien! ¡Puede seguir su camino, su excelencia!— dijo cambiando radicalmente su expresión. Era como ver a dos personas en un solo cuerpo—. Un gusto verlo, su excelencia.

Duncan se alejó sin dejar de mirarla mientras bajaba las escaleras. Temía ser empujado por ella. Jasmine agitaba su mano dulcemente hasta que Duncan desapareció.

—Ya se fue.

Agnes se asomó en la pequeña ranura de la puerta. Al ver que sólo estaba Jasmine en el pasillo abrió por completo  y la jaló hacia la habitación.

—¿Qué le dijiste?.

—Nimiedades— observó el rostro de Agnes e inclinó su cabeza—.¿Qué te ocurrió en la mejilla?.

—Nada importante. Así que no trates de averiguar y quédate tranquila.

Alzó sus manos—. Sólo preguntaba. Si me dices que no es importante, estoy segura de que no es así pero de igual forma, lo dejaré pasar…tal vez.

—Jasmine…

—¡Es una broma!, por todos los cielos, todo te lo tomas en serio— miró hacia el suelo topándose con las tres copas de vino—. ¡Agnesita! ¡No pierdes tiempo alguno!.

—Debo pedirte un favor.

—No voy a traerte vino. Agnesita, entiendo que quieras distraerte con el alcohol y me encanta que por una vez en tu aburrida vida decidas hacer algo emocionante. Pero ambas sabemos como te pones cuando te emborrachas y suficiente tenemos conmigo en este castillo— sonrió.

AGNES(SERIE:FEMME FATALE #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora