Capítulo 5. Una charla con el enemigo

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-¡¿Podrías por favor dejar tu trasero quieto en una silla?! Me estás poniendo más nervioso -exclamó Jay a Carlos que no dejaba de dar vueltas por toda la sala de espera, afuera de la enfermería del castillo.

-Yo... s-sí... yo... tienes razón... yo... -Carlos no alcanzó a formular alguna respuesta cuando Jay lo tomó por el pantalón obligándolo a sentarse -Gracias.

Mal ya se encontraba mejor, estaba estable y el ardor se apaciguó. Pero ahora mismo se encontraba dormida mientras era analizada por el hada marina, quien intentaba descubrir que era la mancha en su cuello. Eso es lo que dejaba a todos sumamente tensos y con las caras largas, especialmente las de Evie y Ben.

Finalmente el hada madrina salió y todos se levantaron al instante.

-Hada madrina -dijo Ben esperando una respuesta de esta, pero sintió un pánico cuando percibió angustia en su mirada.

-Ahora les explico -suspiró -Entren, Mal acaba de despertar.

Evie fue la primera en hacerle caso y llegó junto la hija de Maléfica que estaba sentada sobre la cama para lanzársele encima.

-Por favor, hoy no me sermonees, si quieres mañana -se adelantó Mal con una mueca.

-¿Casi te ahogas y lo única que te importa es que te sermonee? -dijo Evie separándose de ella entre risas. Estaba tensa pero el hecho de que Mal haya hecho uno de sus típicos comentarios le hacía saber que realmente ya se encontraba bien.

-¿Cómo te sientes? -preguntó esta vez Ben quien la sujeto por los hombros y la veía con una sonrisa triste.

-Bien pero... auch... ¿por qué me duele tanto el pecho?

-Eso fue mi culpa, lo siento -Jay alzó el brazo como si estuviera en la escuela y todos comenzaron a carcajear.

El ambiente se había suavizado durante un momento, ojalá se pudiese quedar así por más tiempo, pero a Ben lo carcomían las noticias que el hada aún se reservaba.

-Hada Madrina por favor, hable -la presionó.

La mujer suspiró, y todos se detuvieron a verla muy atentos.

-No voy a mentir, es peor de lo que creía -hizo una pausa empezando a sentir la tensión crecer -Está envenenada -dijo y hubo un cambio de gesto en el rostro de todos. Ben e Evie comprendieron al instante que a eso se debían las nauseas y todo lo demás.

-Pero puedes crear una cura, ¿no madre? Lo has hecho antes -dijo Jane dejando a todos expectantes.

El hada resopló. Tomó su varita y con un bibidi babidi generó la imagen de una planta, una flor para ser más específicos.

-Esta es una rosa conocida como "La dalinda negra". Hallarla en cualquier parte del reino es de una rareza extrema, pero quien lo haga y conozca sobre ella, puede volverse un latente destructor de seres con magia.

-Genera un veneno el cual tiene Mal -intuyó Doug y el hada madrina asintió.

-¿Qué tanto hace ese veneno? -preguntó Carlos y todos sintieron nervios de escuchar la respuesta.

-Como se podrán imaginar, no es un veneno cualquiera. Primero se tiene que extraer energía de la flor la cual desde ese primer paso ya es extremadamente complicado, pero al hacerlo, debe ser retenida en un objeto. Luego con algún método que incluso yo misma desconozco, usar parte de esa energía para volverlo una toxina y envenenar al ser con magia.

-¿Pero qué se gana con eso? ¿Por qué es tan especial ese veneno? -inquirió esta vez Ben a este punto ya muy desesperado.

-Por desgracia desconozco esa parte, a excepción de lo obvio -no lo quería decir pero era necesario -La mancha crecerá cada vez más y una vez invada todo el cuerpo, el usuario morirá.

Descendientes 4: Alientos de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora