Capítulo 15. Principal objetivo

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Ya tenía un rato que cruzaron el puente.

Los chicos estaban en las afueras del castillo, en una cabaña junto al lago encantado para ser más exactos. Decidieron que ahí se mantendrían al menos durante un corto tiempo para recuperar energías. La pequeña travesía por la isla los dejó realmente agotados, y sabían que se avecinaba lo peor.

Alertas en todo momento, estaban consientes de que Evílica podía a parecer cuando ella así lo desee. La bruja era muy impredecible.

Aunque de todos Ben era el más paranoico.

-¿Nada de nada? ¿Ni dolores de cabeza? ¿O mareos? ¿Segura de que puedes caminar?

Especialmente con el avance del veneno.

Estaba a solas con la hija de Maléfica, en ese pequeño quiosco junto al lago donde siempre se reunían, su lugar favorito. Revisaba a Mal de pies a cabeza mientras su contraria claro que no lo estaba disfrutando ni un poco.

-Ben, estoy a nada de lanzarte al lago.

El chico soltó risitas -Vale... ya, lo lamento -la atrajo hacia su cuerpo -Sabes que cuando se trata de ti y tu seguridad no puedo evitar ponerme nervioso.

-Pues acostúmbrate, que ahora dependo de ti -dijo Mal y Ben asintió emocionado como perrito antes de recibir un hueso. Feliz de que su novia finalmente deje de ser tan testaruda en esos temas.

Aunque eso no quitaba lo raro que era...

-¿Quién eres y que hizo Evie con mi novia? -se separó para verla.

-Creo que me evangelizó... -dijo Mal e hizo un puchero -Ugh... y yo que creí ya estar suficientemente evangelizada por ti.

-Bueno, esto era algo que solo ella podía lograr -sonrió cariñoso -Me alegra saber que estas rodeada de gente que te ama tanto como yo.

-Que bueno que a ti te guste porque yo lo considero lindamente agobiante -bufó pensando en que era como estar rodeando de hermanos y hermanas mayores, pero con ella teniendo 5 años.

Ben soltó más risitas -Nunca cambias -acarició su cabeza. Luego sonrió juguetón -Me disculpo por volver agobiarla reina Mal, pero el rey pide encarecidamente que se acabe sus fresas -acercó el bowl que tenían en frente.

Mal alzó una ceja, pero también sonrió -La reina dice que lo hará solo si el rey la ayuda con eso.

Ben rio porque sabía perfectamente de que hablaba y claro que le hizo caso. Agarró un trozo de fresa y colocó la mitad en su boca, se acercó a la hija de Maléfica y ella agarró la otra mitad juntando sus labios. Era su actividad favorita.

Pasaron un rato más entre mimos y abrazos, hasta que Ben tuvo que irse a reunir con los chicos. Al parecer planeaban una junta.

A Mal le interesaba, pero antes decidió ir con su mejor amiga. Había algo que no dejaba de dar vueltas en su cabeza.

-Doug, ¿me la prestas un momento? -llegó y le hizo la petición al chico que estaba a solas con Evie en una pequeña mesa de té a las afueras de la cabaña.

No tardó mucho para que ahora solo se encuentren ellas dos.

-Mal -Evie la vio feliz -¿Todo bien? O Ben te agobió demasiado -bromó sabiendo como es el chico. Mal tomó asiento frente a ella sin responder. Evie vio que traía consigo una pequeña caja, enseguida supo que era un botiquín y se sintió ligeramente alarmada -¿Te pasó algo? ¿Estás bien?

-Yo sí -respondió Mal seria, abriendo la caja -Tú no -Evie expandió el rostro -Noté que había algo raro en tu andar. Luego hablé un poco con Jay sobre lo sucedido en la isla y ahí lo entendí todo -sacó un par de cosas y volteó a verla -Evie, ¿por qué no te has atendido la pierna? -acusó.

Descendientes 4: Alientos de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora