INICIEMOS EL JUEGO

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La chica miraba triunfalmente al castaño que aún no entendía ¿cómo dos adultos en pleno uso de sus facultades permitían el que un hombre varios años mayor que su hija le diese lecciones en privado, en su casa?, y ¿cómo él a estas alturas habría permitido que una chiquilla de esa edad jugara sus cartas en contra suya de esa manera?, dejándolo en una situación lo suficientemente incomoda.

-No lo entiendo, ¿cómo es que logras convencer a las personas que están a tu alrededor a hacer lo que tú quieras? -

Dice el locutor observando aquella chiquilla.

-Sencillo, tengo una cara tan adorable que no se atreverían a hacerme llorar-

Le dijo sínicamente sonriente, como si fuese lo más normal del mundo.

-Pues qué mal por ti, porque no habrá nada más que tutorías, no creas que te dejaré salirte con la tuya-

Dice recuperando su seguridad y auto suficiencia.

-Por cierto, ¿cómo me llevarás a tu casa?, ¿iremos en metro, taxi, transporte público o...? -

El chico no le dejo terminar la oración dándole un casco y algunos implementos.

-Iremos en mi moto-

Dijo el chico montándose sobre la moto, debía aceptarlos, ahora el locutor le parecía más atractivo sobre esa motocicleta, la chica se subió con mucho temor.

-Y bien de ¿dónde me sostengo? -

La chica ya se estaba haciéndose la idea de sostenerse de él en un abrazo, sintiendo su aroma y calor corporal, sus senos apretándose de manera tenue sobre la espalda del chico, de pronto sintió el tacto de la mano del chico sobre la suya solo para ponerlas sobre la agarradera que tenía en el asiento.

-Listo, ahora agárrate bien ya que no puedo ver hacia atrás y si te caes no me dar cuenta, por cierto, toma-

Dice alcanzándole un pantalón que se utiliza regularmente para la lluvia.

-Y esto ¿Para qué? -

Dijo algo confundida

-Oh yo lo pensaba porque traes falda, y pues la velocidad genera viento y pensé que no querías ir mostrando tus bragas color rosa pastel a todos los demás conductores-

Dijo riéndose levemente, haciéndola darse cuenta que había visto su ropa interior, pero ¿en qué momento? Cuando recordó el momento en el que ella se subió a la moto, eso quería decir que los que iban pasando también lo habían hecho, comenzó a ruborizarse salvajemente.

-No quiero perder mucho tiempo en esto ¿Podrías darte prisa en tomar una decisión querida? -

La paciencia no era uno de los fuertes de Alastor, por eso no le agradaba socializar, cada una de las personas le sacaban de quicio, pero había algo en esa chica que despertaba nuevas sensaciones que creía nulas en él, como el interés en la ropa interior de la chica o el que quería tenerla cerca, por ello intentaba de evitar esas situaciones, mientras la chica le devolvía aquella prenda que él le había otorgado, la chica se hizo más hacia el frente y rodeo el torso del chico con sus brazos además de cerrar más la piernas.

-Así no tendremos problemas-

Se sentía afortunada, nadie además de ella estaría tan cerca de él.

-Bien, he de recalcar que ha sido su decisión señorita-

Dijo el chico por fin encendiendo la motocicleta, el viaje había sido muy incómodo para el locutor, ya que cuando la chica sentía miedo o demás se apegaba más a él haciéndolo sentir las razones por las que no le agradaba la cercanía, mientras la chica iba tranquila y feliz.

AMOR SONORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora