PRIMER BLANCO: RICHARD LAWLESS

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Rápidamente terminó el mes de vacaciones de Alastor mientras a Charlie le restaban 2 más, el día antes de que se acabase Alastor decidió llevar a Charlotte a su casa, ya habría pasado el mes que Charlie le había indicado a su madre, se despidió de él moviendo su mano, deseaba besarle o abrazarle para despedirse.

Ahora se encontraba en su lugar de trabajo repasando su plan muy detalladamente, escuchando a la secretaria mencionar que tenía una visita, en ese momento llego Niffty con un mega desayuno para Alastor sin saber dos cosas importantes.

Número uno, Alastor no ama comer mucho, su apetito nunca fue muy excesivo, dos a Alastor no le agrada del dulce, por lo que estaba bien los hot cakes, pero no con miel, Alastor no era un fan del dulce, a decir verdad, nunca le agradó.

-Mira lo que te traje Al, supuse que no habrías desayunado-

Alastor, vio aquel desayuno fingiendo emoción, él no era fan del dulce, pero por Niffty haría el esfuerzo, cosa que no sucedió ya que en cuestión de segundos Mimzy estaba comiéndose su desayuno, haciendo molestar a Alastor, bien que mal no le agradaba el desayuno, pero era para él.

-Mimzy eso era para el tío Al-

Dijo molesta la pequeña pelirroja.

-Solo fue un pellizquito, además, aun Al puede comer-

Por un segundo Al pensó en la desagradable situación de poner en su boca en una cuchara que ya Mimzy había utilizado, su estómago se hizo nudo del asco.

-Gracias pequeña lindura, el detalle es lo que cuenta además ya se me quitó el apetito, gracias-

Dijo refiriéndose a Mimzy, Husk quien escuchó el comentario de Niffty decidió traer algo para que el castaño desayunara.

-Mira llegó el hada del desayuno-

Dijo el mismo dejando un plato frente al castaño con un café amargo y puro, Alastor se nota completamente eufórico, tenía hambre, lo que Al no dijo fue como conoció a Husk, él había sido un gran soporte para él, lo veía como la figura paterna que no tuvo así el mismo intentaba ser un soporte para Niffty ayudándola a ella y a su madre a solventarse.

-Gracias Husk, tenía hambre-

Dijo comiendo con bastante gana, mientras lejos de allí la señorita Morningstar prepararía por primera vez algo de comida para Alastor, sabía que almorzaría fuera, que mejor que visitarlo para llevarle lo que estaba preparando con tanta ilusión, para su suerte, su madre aún no había llegado, por lo que aún no sabía de su situación actual, Al llegar el medio día la joven salió a la estación de radio.

Mimzy por su parte no se daría por vencida, llegó a donde Alastor quien había puesto Jazz mientras terminaba algunos informes.

-Cariño, ya que arruine tu desayuno, ¿Qué tal si te invito a almorzar?, solos tú y yo. -

Alastor la observó con curiosidad, su respuesta era claro.

-No, gracias aun no poseo apetito-

Él tenía derecho de sospechar de Mimzy quien imaginaba que Charlie por fin estaba fuera de juego, a los minutos llegó una llamada de recepción para Alastor.

-Al, una linda chica vino a visitarte, ¿la hago pasar? -

Eso lo escuchó Mimzy se sentía celosa y nerviosa ¿había una tercera acaso?

-Sí, gracias Rebecca-

Indicó Alastor notando a Charlie con un recipiente en sus manos, la chica no pasó inadvertida por Mimzy, quién la observaba con recelo.

-Te traje esto, quería darte algo que yo hubiere preparado, después de tanto sin verte-

Alastor notó la mirada de acecho de Mimzy.

-Vamos, tengo que hablar contigo-

Dijo fingiéndose serio, cuando salieron, se quedaron juntos.

-Gracias, me lo comeré apenas pueda, quería darte algo, es como un acceso a mi privacidad, digo ya tenemos la confianza ¿no? Sé que está mal que lo haga, pero cuando me necesites puedas buscarme o esperarme con tranquilidad, ayer que llegué Angel me indico que te habías quedado esperándome fuera, así que decidí permitir su ingreso-

Dijo poniendo un juego de llaves en las manos de la chica quién lo miraba con extrema alegría.

- ¿Me estás dando la copia de las llaves de tu departamento? -

El joven asintió positivamente, la joven se lanzó a los brazos del joven derribándolo quedando ambos en el suelo.

-Lo siento, me emocione, es como si fuéremos una pareja-

Eso provocó un lee rubor en las mejillas de Alastor, algo que no pasó desapercibido por la joven.

-Bien me voy, provecho-

Pasaron las horas el almuerzo llegó, el almuerzo de Charlie no se veía muy bien, lo peor fue cuando se aventuró a probarlo, donde cuenta que estaba horrible, una parte cruda y otra quemada, además del exceso de sal.

Cuando llegó la hora de la salida el joven tomaría un atajo a un café que frecuentaban los "cerdos de cuello blanco", ya tenía su apariencia de demonio, lo cual atrajo a una dama muy curiosa, al fin el destino creo la situación.

-Un gusto joven, mi nombre es Miriam un gusto, no puedo evitar ver que se encuentra solo en este lugar o ¿espera alguna dama? –

Alastor sonrío llamando más la atención de aquella dama.

-Mi nombre es Radio Demo, Radio Star un placer-

Cuestión de copas y una conversación entretenida hizo que la mujer decidiera llevar a tan atractivo y estrafalario caballero a su casa, el plan del pelirrojo estaba surtiendo efecto, cuando llegaron, la dama indicó a Alastor que se pusiese más cómodo, la dama llego en muy poca ropa devuelta al joven, la recostó con cuidado sobre el sofá.

-Has decido traer a un extraño a tu casa, ahora serás el señuelo que atraerá a mi presa, nos han estado espiando desde que salimos del café, tu marido espera que caigas en el adulterio, pero querida, a mí no me interesan esas actividades, ¿Qué tal si sorprendemos a tu esposo con un verdadero y divertido show?, estás entre mis garras y mis fauces, notará tan pronto que no son de utilería-

Dijo por fin enterrando sus afilados dientes en el cuello de la joven, llegando hasta su yugular, ejerció presión con su mandíbula, para luego de un solo tirón con sus dientes, despender la piel de la carne dañando irreversiblemente una vía esencial del torrente sanguíneo, antes los ahogados gritos de la dama, acallados por las grandes garras de Alastor, comenzó el festín carnívoro del pelirrojo, degustando la carne de tan fina dama.

-Umm sabes algo rancia esperemos entonces que llegue tu querido esposo-

Pasaron unos cuantos minutos, la puerta principal de aquella casa, se abrió estrepitosamente, el hombre esposo de aquella dama de nombre Miriam esperaba una escena muy distinta a la horrorosa broma que estaba viendo ahora, la puerta se cerró a sus espaldas, la presencia oscura de Alastor se había hecho presente.

-Richard Lawless, un placer, estoy en este lugar por negocio, si me llevo tu vida estaré a dos pasos más de tener un estupendo pago, quiero escuchar la oferta que tienes para suplicar por tu vida, por cierto, tu esposa era algo insípida, su sabor rancio no me satisfizo, apuesto que tu carne es más grasienta que la del cerdo. -

Dijo sonriendo en son de burla, él sabía que no lo dejaría vivir

-Te daré parte de mi imperio, de mis negocios, pero déjame con vida-

Suplicaba temeroso, con el terror en su rostro.

-No me interesa, la oferta que tengo ahora es superior, no es algo que no puedas recuperar, salúdame a tu esposa en el infierno-

Dijo atravesando al tipo con uno de sus tentáculos, sonriendo sádicamente ante el baño de sangre que se encontraba frente a él, una obra maestra para sus ojos que debía desaparecer, para no dejar rastros.

Un nuevo misterio sin resolver aparecía en nueva Orleans con la luz del alba.

AMOR SONORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora