PEQUEÑAS SECUELAS

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La joven invitada del locutor, se removió inquieta entre las sábanas, despertando justo a las 4am, decidió ver si su anfitrión había llegado como prometió, su corazón encontró calma al verle dormido, amó cada una de sus facciones Al verle dormir, llevada por la tentación se acomodó entre los brazos de este y de manera incomoda ya que el sillón no era muy amplio, pero cabían dos personas si se acomodaban bien, los movimientos de la rubia despertaron inmediatamente a Alastor quién estaba más alerta desde el día anterior, no quería que le tomaran con la guardia baja.

-Umm vaya niña traviesa ha llegado a meterse en mi cama, ¿Puedo saber quién te dio permiso? -

Generalmente estaría muy molesto por la intromisión, pero con ella era permisivo e invasivo, no le importaba nada la cercanía de esta al suyo, sintió la piel erizándose bajo el suave toque de la yema de los dedos de la joven sobre las cicatrices de su pecho, dándose cuenta de que esta había abierto un poco la camisa de su pijama.

-Vaya que rápidas son tus manos linda-

Dijo, haciéndola sonrojar, rodeo la cintura de está con su mano dándole soporte y que no se cayese del sillón, dándose cuenta por fin de que la fémina utilizaba una de sus camisas.

-Veo que ya visitaste mi ropero, pequeña bandida-

La joven dejo salir una pequeña risita haciendo a Alastor adorarla en silencio, mientras ella depositaba pequeños besos en la barbilla de este.

-Solo quería comprobar si habías llegado, además no necesito permiso para recostarme un rato y la camisa pues, quería un abrazo tuyo, pero sabía que no podrías dármelo hasta que llegases y encontré una manera muy indirecta de que lo hicieres-

Él deposito un suave beso en la cabeza de la chica y acaricio la mano que está tenía sobre su pecho, haciéndola sentir a gusto en ese momento.

- Debo decir que te queda mejor a ti que a mí, eres tan hermosa Charlotte-

La joven levanto la mirada, el aprovecho la acción, depositando un beso sobre los suaves y rosados labios de la menor, haciendo que el corazón de ambos latiese desbocadamente.

-Bien creo que es hora de iniciar la mañana-

Dijo, pero Charlie se negó rotundamente a abandonar el sillón, estaba a gusto en ese mismo momento que no le permitiría huir, no esta vez no por lo que se colocó sobre él, sentándose sobre el abdomen de este.

-No señor, hace solo una hora llegaste, vamos a dormir hasta que sean las diez de la mañana, vas a quedarte aquí conmigo, y te va a gustar-

La seguridad de las acciones de la chica lo hizo reír genuinamente, adoraba la sonrisa del chico, notando aquellos prominentes colmillos, ¿siempre habían sido así?

-Bien como usted diga mi señorita-

La chica al escucharle decir eso se volvió a acomodar como anteriormente ambos pudieron conciliar el sueño, pasando del medio día Charlie comenzó a despertar, había dormido de una manera cómoda y tranquila, se sentó a la horilla del sillón y se inclinó hacia Alastor, dándole un suave beso en los labios, seguido luego de cortos besos, amaba el sabor de aquellos labios.

-Buenos día princesa-

Dijo mirando cómo Charlotte se ruborizaba sintiéndose atrapada en el acto, haciéndolo reír nuevamente, se incorporó tras ella, besando suavemente su cuello, mejillas y labios, rodeando la cintura de esta con sus brazos, ahora notaba con más claridad que la camisa que llevaba la dama era su camisa roja, una de sus favoritas, amaba como resaltaba el color en la piel blanca de la joven, sus ojos sin quererlo bajaron al pequeño escote de la joven.

AMOR SONORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora