CULPAS

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Una exuberante rubia se encontraba en sus aposentos, lloraba amargamente la partida de su hija, oyó los toquidos en aquella puerta, más no quería abrir.

-Abre la puerta Lilith no seas obstinada, es por nuestro bien entiéndelo-

Decía aquel odioso hombre tras la puerta, como maldecía el día en que había conocido a aquel ser, en el que había dado el sí, cuando se enteró que estaba embarazada debió huir de allí.

- ¿De qué bien me hablas? ¿De tu estatus social o de tu ego? enano enfermo, vendiste a nuestra hija, a nuestra única hija Lucil y ¿Quieres que te abra la puerta para dialogar?, cariño, no abro esta puerta por tu bien, de no ser por esta puerta te haría pedazos, en tres meses debo preparar a mi hija y decirle que el cobarde de su padre la vendió al tipo más extraño y enfermo de la ciudad. -

Sentenció completamente furiosa, el tipo, forzó la puerta entrando con el ceño fruncido.

-Sí, eso mismo cielo, tu hermosa y querida hija solo nos daría la vergüenza más grande del universo, se iba a revolcar con su tutor, crees que no lo sé, crees que no noto la mirada de una joven enamorada o ilusionada, sí, Lilith el mismo brillo que apareció años atrás en tú mirada, ese mismo, no quiero una mujerzuela en mi casa Lilith, tú y yo somos de grandes familias, yo siempre he vivido bajo la sombra y la luz, tú lo sabes; más cuando papá me desheredo al darse cuenta del submundo del que yo tenía el control, querida por favor, se sensata nuestra hija solo estorbaba, te lo dije cuando nos casamos, yo no quiero hijos-

Lilith se lanzó encima de él con el fin de golpearlo hasta que le doliesen los nudillos, pero unas manos sujetándola la detuvieron.

-Gracias queridos colegas-

Dijo observando a Vox y Valentino sujetándola de los brazos, la dama estaba en un estado deplorable, su maquillaje corrido, sus ojeras visibles, sus cabellos desordenados cayendo salvajemente en su rostro, se veía lamentable.

-Hermosa Lilith, has cometido un error al querer dañarme, a mí, tu esposo, llévenla al sótano, con agua y pan, atenla, le daremos una semana para escarmentar-

La fuerza de Lilith era bien conocida por su esposo, sabía qué de no ser por sus escoltas ahorita mismo estaría hecho un despojo, se detuvo para observar la foto de la boda con su sonriente y hermosa esposa como olvidar dicha unión

Lilith, hermosa dama de cabellos largos y rubios, maquillaje estilo gótico acorde a su clara piel blanca, la hermosa dama era una reconocida cantante de música clásica es decir ópera, la dama siempre con un porte elegante, vivía muy lejos de sus padres, estaba escapada en un lugar muy lejos del escenario, vio a un chico de una estatura menor a la suya, tenía una mira tierna e inocente, le atrajo decidió aventurarse a conocerlo.

Tiempo, el tiempo apremió a la relación que mantenían, ella lo adoraba, era el ser más puro y dulce que podía haber conocido, luego de días fueron meses los cuales llegaron hacer años hasta que el momento de dar el sí llego, vieron tiempos difíciles, pero el momento llego en el que su querido Lucifer comenzó a cambiar, volverse más y más sombrío ante sus ojos

Llegó aquel momento en el que se olvidaron de las medidas de precaución, una hermosa niña se engendró de aquella unión, los cabellos de su madre, las mejillas de su padre, era combinación de ambos, algo que a su amado no le pareció, ella se encargaría de la pequeña, pero su marido pronto la puso lejos de su niña, tanto papeleo, tanto negocio sucio que tenía que encubrir logró alejarla de su niña, no la vio crecer y convertirse en la hermosa jovencita que ahora era, tenía miedos, que cayese en manos equivocadas, esos miedos que acababan de cumplirse ante el trato con aquel tirano lunático de Alastor, ¿Qué sería ahora de su pobre hija?¿cómo le dirá que su padre no la amaba?¿cómo le dirá que no pudo impedirlo?¿cómo le contara sobre su movimiento entre las sombras?¿cómo le dirá que tal engendro planea comerla?

AMOR SONORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora