★Capitulo 18★

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-Yo voy-

-Ni lo pienses, estás en mal estado y no quiero que tu amigo comience a regalarte aún- comento un azabache el cual se puso su chaqueta para salir.

-Aún así tengo que ir por ropa si me quedo aquí- comenzó a levantarse aunque el dolor aumentará con cada movimiento.

-Puedes usar la mía- entrecerró los ojos con obviedad, el castaño había comenzado a ser un poco insoportable con aquel humor.

-N-Nos voy a usar tu ropa y menos la interior- oyó la risa sonora del contrario.

-Eres hombre al igual que yo- se acercó quedando a un metro de distancia -Vamos, no seas aguafiestas- se acercó más hasta quedar cara a cara -Nos vemos cariño- plantó un rápido beso en los labios contrarios para después irse.

-¡Regresa para acá Blackbear!-.

Cubrió su rostro con una almohada para intentar calmarse, miro por un segundo la fotografía que tenía a su costado, justamente la que le había dado Fred.

Se observaba a un niño muy pequeño y con unos increíbles cachetes, su físico no le favorecía, sin embargo se veía bastante tierno. Ver aquella faceta de Fred creía que había sido lo mejor, sus ojos de ilución y con sus labios levemente sucios por aquel bote de helado que cargaba en las manos era lo que probablemente había sido una época feliz.

O incluso mala, su sonrisa desapareció. El azabache también había pasado por algo parecido a lo de él y simplemente por una parte envidiaba su vida, ¿Cómo podía ser que su seguridad aumentará? Si todo lo que le había pasado había sido una completa mierda. El físico de Freddy tampoco le gustaba no mucho menos que en el pasado haya sufrido de la forma tan cruel de la que lo pasó.

Dejo la fotografía de lado y se acomodo en esa comida cama, tal vez dormir le dejara en paz sus pensamientos vagos sin un rumbo.

★★★

-¡Fred!- Jocelyn río al ver al azabache en la puerta con una sonrisa.

-¿Qué paso pequeña? ¿Estás lista para venir a mi casa?- la niña asintió dejando las mochilas de un lado de Fred.

-¡Quiero que me des una explicación Fazbear, nos dejaste plantados!- la misma voz del teléfono se hizo aparecer desde el segundo piso haciendo que la niña sonriera -¡Y lo peor que no se quién me habla de esa manera tan irrespetuosa!- se oyó un bufido -¡¿Se cree dios o qué pedo?!-.

Y ahí estaba aquel chico con unos más, una cabellos azules, otra con rojos, y dos con cabello rosa solo que uno tenía las puntas blancas.

-Si soy un dios- todos vieron a aquel chico de cabellos negros sorprendidos.

-¡Dios!- se cubrió la boca la chica de cabellos rojos sorprendida por el aspecto del chico delante suya.

-A sus servicios- estiró su mano saludando con una sonrisa en su rostro -Soy Fred-.

-¿Eres amigo de Freddy?- hablo con nervios mientras todos se miraban.

-Digamos que estamos en proceso, nuestros padres trabajan juntos y vamos en la misma preparatoria-.

-Es raro que no me de mala espina- dijo Lili al momento en el que parpadeo repetidas veces.

Sin embargo Félix lo veía de otra manera, no cómo había visto a otros chicos. Simplemente no me daba ni buena ni mala espina, pero no pida dejar de pensar que era lo que quería de Freddy.

Chocolate Amargo [frededdy] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora