Freeze Paradise(Remasterización)

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Después de que los niños se durmieran, la cabaña se sumió en un silencio tranquilo. Las luces suaves y la cálida iluminación de la chimenea creaban una atmósfera acogedora y relajante. Nicholas, aún con la inquietud de la extraña llamada rondando en su mente, decidió hablar con Kaylee sobre lo sucedido. Se acercó a ella mientras ella terminaba de acomodar algunas cosas y, con una expresión seria, comenzó a relatarle los eventos del día.

—Kaylee, necesito contarte algo que pasó hoy —dijo Nicholas, sentándose a su lado en el sofá.

Kaylee levantó la vista, notando la preocupación en el rostro de su esposo.

—¿Qué pasó, amor? —preguntó, poniendo una mano sobre la suya para reconfortarlo.

Nicholas le explicó con detalle la llamada que había recibido, el hecho de que no había señal y el inquietante susurro que había escuchado al otro lado de la línea. Mientras hablaba, Kaylee escuchaba atentamente, su rostro mostrando una mezcla de interés y sorpresa.

Cuando terminó, Kaylee le dio una sonrisa tranquilizadora y le dijo:

—Amor, seguro es obra del cansancio. Ha sido un día largo y lleno de emociones. Además, con el viaje y todo el ajetreo, es normal sentirse un poco desorientado. Ve a descansar un rato, te hará bien.

Nicholas asintió, sintiéndose un poco más aliviado tras hablar con Kaylee. Sabía que tenía razón; el día había sido agotador y era probable que su mente estuviera jugando trucos debido a la fatiga.

—Sí, de seguro es eso —respondió, dejando escapar un suspiro de alivio—. Iré a dormir para poder conocer un poco el pueblo mañana. Descansa tú también, Kaylee.

Se inclinó para besarla suavemente en la frente antes de levantarse y dirigirse hacia el dormitorio. Kaylee lo observó irse, sintiendo una mezcla de preocupación y ternura por su esposo. Sabía que era importante que descansara bien para disfrutar plenamente de sus vacaciones. Nicholas se acomodó en la cama, tratando de dejar de lado sus inquietudes. Mientras cerraba los ojos, pensó en las aventuras que el próximo día podría traer. Conocer el pueblo, explorar el entorno nevado y crear recuerdos felices con su familia era lo que realmente importaba. Con esa idea en mente, finalmente se dejó llevar por el sueño, esperando que la mañana trajera claridad y nuevas experiencias. Kaylee, por su parte, se quedó un rato más despierta, mirando el fuego de la chimenea y reflexionando sobre lo que Nicholas le había contado. Aunque intentaba no darle demasiada importancia, no podía evitar sentir una ligera inquietud. Decidió que también era mejor descansar y se dirigió al dormitorio, uniéndose a Nicholas en la cálida comodidad de la cama. Ambos se quedaron dormidos, arropados por el calor de la cabaña y el silencio de la noche nevada, esperando que el nuevo día les trajera la tranquilidad y la aventura que tanto habían anticipado.

Nicholas se despertó temprano, antes de que el sol se alzara completamente sobre el horizonte. Decidió aprovechar la quietud del amanecer para explorar el entorno. Salió silenciosamente de la habitación para no despertar a su familia y se abrigó bien antes de salir al frío aire matutino. El paisaje era sereno y hermoso, con la nieve resplandeciendo bajo los primeros rayos del sol.

Caminando hacia un pueblo cercano a las cabañas, Nicholas notó un lago no muy lejos. El lago estaba completamente congelado, una capa de hielo cubriendo su superficie debido al invierno riguroso. Se detuvo por un momento para admirar la vista, el aire frío llenando sus pulmones mientras contemplaba el entorno invernal. Continuó su camino hasta llegar al pequeño pueblo, que parecía sacado de una postal navideña. Las calles estaban tranquilas y cubiertas de nieve, y las luces de las casas y tiendas daban una sensación acogedora. Nicholas decidió entrar a una taberna que encontró en una esquina, buscando algo caliente para beber y una oportunidad de interactuar con los locales.Al abrir la puerta de la taberna, fue recibido por el calor y el olor a madera quemada. Se acercó al mostrador y se sentó, mirando a su alrededor con curiosidad. De repente, escuchó una voz que le preguntó:

—Señor, ¿qué se le ofrece?

Nicholas se dio vuelta y vio al cantinero, un hombre robusto con una sonrisa amistosa. Le respondió con una sonrisa:

—Hola, una cerveza, por favor.

—Ya se la traigo, joven —dijo el cantinero mientras se giraba para servir la bebida.

Unos momentos después, el cantinero regresó con una jarra de cerveza espumosa. Mientras la colocaba frente a Nicholas, continuó la conversación:

—¿Eres nuevo en el pueblo, verdad, joven?

Nicholas asintió con la cabeza y respondió:

—Sí, claro, vengo de vacaciones durante dos meses.

El cantinero sonrió ampliamente y extendió la mano.

—Soy el dueño de la taberna, pero todos me dicen Duck, mucho gusto.

Nicholas estrechó la mano del cantinero, respondiendo con cortesía:

—Mi nombre es Nicholas, el gusto es mío.

Se entabló una conversación animada entre los dos. Duck resultó ser una fuente inagotable de historias y anécdotas sobre el pueblo y sus habitantes. Nicholas se sintió cada vez más cómodo en la taberna, disfrutando de la calidez del lugar y la compañía del cantinero. Hablaron de todo, desde la historia del pueblo hasta los mejores lugares para visitar y las actividades recomendadas en la zona.

Las horas pasaron rápidamente y Nicholas se dio cuenta de que ya estaba oscureciendo. Miró por la ventana y vio que el cielo se había teñido de un tono azul oscuro, con las primeras estrellas comenzando a aparecer. Decidió que era hora de regresar a la cabaña para reunirse con su familia.

—Duck, ha sido un placer hablar contigo, pero creo que ya es hora de que me vaya —dijo Nicholas, levantándose del taburete.

—El placer ha sido mío, Nicholas. Disfruta de tus vacaciones y no dudes en regresar si necesitas algo o simplemente quieres charlar —respondió Duck, con una sonrisa amistosa.

Nicholas se despidió y salió de la taberna, sintiendo el aire frío de la noche en su rostro. Caminó de regreso a la cabaña, disfrutando de la tranquilidad del pueblo y la belleza del paisaje nocturno. 

PRESAS DEL INVIERNO (Remasterización)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora