Huit

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-El primer amor nunca funciona. —Susurre sola en mi habitación. Lo sabía pero aun así quería ir detrás de Sesshomaru.

Después de la pelea de los hermanos, Sango evito que fuera a hablar con el Taisho mayor, diciéndome que era absurdo que le quitara el mal humor, aparte que yo podía salir dañada si iba. Aunque tenía razón, algo en mi mente me decía que realmente tuve que ir detrás de él, aunque solo 5 minutos.

Sé que esta lastimado, que no sabe cómo manejar sus emociones, por eso necesita ayuda pero... También tengo miedo que me rechace.

..

El director todavía no nos perdonaba que quemáramos el árbol, entonces el viejo nos dio la tarea de lavar los baños y plantar 5 árboles más en la escuela. Inuyasha se quejó, pero preferimos eso a que nos expulsen por la estupidez de Miroku.

-Al menos no nos acusó con nuestros padres. —Miroku dejó la escoba en una esquina y se estiro.

-¿Por qué seguimos siendo tus amigos?—Sango le pregunto. Él le saco la lengua.

Tire mi escoba y se me senté en el suelo malhumorada. Kikyo se dio cuenta pero no dijo nada, prefirió ir con Inuyasha y darle un tierno beso en la mejilla mientras que lo animaba a terminar su trabajo. Esa escena me dio celos, yo quería compartir algo así con Sesshomaru.

¿Por qué mi primer amor es tan injusto? Mi mejor amigo y Kikyo se querían, no se peleaban seguido y eran fieles a sus sentimientos. Al menos su primer amor si funciona.

Sango se acercó a mí y me entrego una paleta de dulce, era su disculpa por no dejarme ir con Taisho, aunque no la culpaba. Soy una idiota estando con él.

-Gracias.

La castaña sonrió y se sentó a mi lado. Miroku suspiro y se recargo en la pared, tratando de descansar un poco antes de acabar con nuestra limpieza de baños.

Así que descansamos por unos minutos, contamos algunos chistes o anécdotas para animar el ambiente.

-¿Sabes que le dice una cereza a un espejo?—Pregunte con una sonrisa en los labios.

-¿Qué?—Inuyasha me miro desconfiado.

-¿Zere eza?

Empecé a reírme como una foca con retraso mental, aplaudí con ganas y después me limpie las lágrimas que escaparon por mis carcajadas.

-¿En serio?—Miroku me miro con preocupación.

-¡Espera!—Sango alzo los brazos. —Ya entendí.

Ella también empezó a reír y darme unas palmadas en la espalda para felicitarme.

Inuyasha abrió la boca para decir algo, pero la cerró de inmediato. Kikyo hizo una mueca rara y nos miró con lástima.

-Son unas tontas. —Miroku negó con la cabeza.

-¡Hey!—Sango se levantó ofendida.

Yo asenté con la cabeza.

-¡Idiota, nos acaba de ofender a ambas!—Mi amiga señalo al castaño quien sonría.

Procese por un momento.

¡Oh!

-¡Hey!—Me levanté ofendida.

Mis amigos empezaron a reírse por mi distración. Lo cual no me divertía, pero debía soportar porque si fue idiota.

Moví las manos como si estuviera saludando e hice una mueca.

-Como sea. Iré por algo de beber.

-Traes para todos. —Kikyo me lanzo un billete.

Lo agarre y salí del baño, esperando que esos idiotas no siguieran riéndose por mi tontería. Camine con pasos alegres y me dirigí a la tienda de la escuela.

Cantaba con alegría y a veces me detenía para bailar. Tal vez aún tenía mis dudas sobre Sesshomaru y mis sentimientos, pero era mejor dejarlo a un lado y concentrarme en mis quinces años.

-¿Kagome?

Me detuve y voltee a mi costado. Sesshomaru estaba parado ahí, su usual sonrisa estaba en sus labios pero sé que es falsa, sus manos en sus bolsillos y su cabello agarrado en una coleta.

Mi corazón se volvió loco con tan solo verlo, podía sentir como pestañaba y mi respiración se aceleraba, ¿Acaso todas se ponían así en su primer amor?

-¿Qué haces aquí?—Me preguntó. Pude notar su ojo morado, lo cual no le quitaba lo atractivo.

-Yo. —Las palabras no salían como quería. —Yo, simplemente quiero comprar unas bebidas.

Él comprendió y no me hizo más preguntas. Me disculpe y seguí con mi camino, tenía que respirar normal sino me daría un ataque.

-Kagome. —Me llamó de nuevo. —Disculpa por decir que eras la amante de Inuyasha.

¡Estúpido! ¿Cómo puedo odiarlo? Con tan solo una disculpa torpe, me hizo volver a enamorarme de él. Estoy condenada.

-Está bien. —No voltee a verlo. No podía.

-Bien, entonces seguiré mi camino. —Su voz era dulce, como solía serlo.

Asenté con la cabeza y me despedí con mi mano. Camine deprisa, no podía mostrarle las lágrimas que recorrían por mis mejillas.

Esa fue la última vez que hable con él.

Lejos Estamos Mejor. (SessKag)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora