Vingt Quatre

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Aquí es un día nublado y me dio ganas de actualizar. Y termine publicando en la madrugada, perdón JAJAJA

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Cuando fui a la universidad, un enojado Inuyasha me esperaba. Desde lejos podía notar sus puños cerrados y su mueca de desagrado. Camine más rápido, lista para su ataque, pero cuando llegué hasta él, me abrazo tan fuerte, que pensé que me lastimaría.

-¿Qué sucede?—Podía sentir como temblaba.

-Kikyo.

Cerré los ojos. Abrace con fuerza a mi mejor amigo, podía sentir sus lágrimas mojando mi camisa, sus manos aferrándose a mi cuerpo. No sabía que decir, porque amaba a los dos.

-¿Qué hizo?—Lo aparte un poco, abrí mis ojos y con mis manos le limpie las lágrimas que escaparon.

-Nada, pero verla es demasiado para mí. —Suspiro. — La amo, ¿lo sabes, no?

Claro que lo sabía. Yo lo vi llorar toda una noche por ella, hasta tuve que cocinar para él, pero no imaginaba que se quedarían tanto tiempo separados, ya era hora de superarlo.

Le di una palmada en la espalda. Se quejó pero sonrió, dejándome con una preocupación en mi pecho. Pero lo entendía, un amor tan fuerte como el suyo, no puede ser olvidado pronto...Un amor tan profundo como el de Sesshomaru y el mío.

Levante mi vista al cielo, cerré los ojos para no quedarme ciega por la luz del sol, respire tratando de estar calmada, aunque no funciono. Realmente me estaban afectando las palabras del peli plateado.

"Eres mi primer amor."

Si es cierto, ¿por qué no me lo dijo antes? Pudimos evitar tantas cosas, pero él fue egoísta y lo oculto. Nos alejó.

(...)

Al salir de las clases, fui directo al departamento de mis amigas. De acuerdo con su mensaje, era un asunto demasiado importante para dejarlo pasar, me amenazaron para ir de inmediato y comprar alcohol. Pienso que solo quieren emborracharse.

Pero aun así, estaba caminando con una bolsa con botellas de cerveza, para platicar un rato con ellas y tal vez, desahogarme sobre mi nuevo descubrimiento.

Al llegar a su refugio, fui al departamento y toque el timbre, esperando que se dignaran a abrir. La primera en recibirme, fue Sango, parecía que no había dormido en días, atrás de ella estaba kikyo con el mismo aspecto. Me preocupe y entre sin preguntar, deje la bolsa en la cocina, me quite mi suéter y me senté en el sofá de su pequeña sala.

-¿Qué sucede?—Me cruce de brazos y espere su respuesta. Ninguna dijo palabra, simplemente me miraron con aquella mirada dolorosa.

Sonreí. A veces parecían unas niñas, pero eran las personas que más me importaban.

-¿Hmm?— Estire mis brazos hacia ellas e incline un poco mi cabeza. Sango empezó a llorar y se lanzó a mí para abrazarme, Kikyo en unos segundos imito la acción de la otra. —No sé qué sucede, pero está bien.

Sentía las lágrimas de mis dos mejores amigas. Acaricie sus cabezas y les susurre palabras de ánimos, porque a veces solo eso basta para consolar a alguien. Una palabra de apoyo.

-Amo a Inuyasha. —Kikyo se alejó un poco de nuestro abrazo grupal. Se limpió los mocos con su suéter. —Lo amo, mucho.

No contesté.

Ella continuó.

-Sentía que él me estaba dejando por su carrera, entonces un estudiante de medicina me empezó a mandar mensajes y yo acepte hablar con él. —Se cubrió su rostro con sus manos. —Yo engañe a Inuyasha con tan solo palabras.

Lejos Estamos Mejor. (SessKag)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora