Quatorze

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A los 20 años he decidió que no volveré a llorar. No lo haré, menos por Sesshomaru Taisho, no puedo estar todo el tiempo detrás de un amor no correspondido, aunque eso duela hasta el infinito.

He decidido olvidar.

Esta mañana, le prometí a Sango acompañarla a comprar libros para una clase de la universidad. Las tres nos separamos cuando elegimos nuestras carreras, pero aun así, nos juntamos de vez en cuando y compramos nuestro material juntas, aunque nuestras carreras no tengan mucho en común.

-Inuyasha me contó sobre el chico de psicología. —Sango me miro con una gran sonrisa en los labios. —Estas que ardes.

-Salimos una vez. —Acomode mi gorro rojo. —Es aburrido, no lo volví a ver.

Las esperanzas de Sango se destruyeron. Tenía la loca idea de conseguirme novio, decía que mi vida universitaria no comenzaría hasta que estuviera con alguien y experimentara una relación seria. Y como siempre, yo la rechazaba, asegurando que estaba completamente bien sola, aclarando que me concentraría en mis estudios y después en el amor.

Bueno, algo así.

-¡Solo tienes citas!—La castaña se alteró. Sonreí inocente.

-Las citas no pueden hacerte daño.

Sango trato de decirme algo, pero lo dejo pasar.

(...)

Al dejar a Sango en su universidad, decidí ir con Inuyasha un rato y hablar un poco sobre nuestro proyecto. Tome un taxi y comencé mi trayecto al departamento de mi mejor amigo.

Agradecía que Inuyasha se mudara a un lugar lejano de la casa Taisho, así me pude evitar muchas veces encontrarme con el mayor de los hermanos.

Al llegar me baje del auto y camine al edificio. El lugar es lindo, con una pisca de modernidad y antigüedad, pero sin quitar la elegancia del lugar. Metí mi mano en la bolsa de m sudadera y saque la llave del departamento de Inuyasha, con una sonrisa abrí la puerta.

-¡Llegue! Espera, ¡joder!—Cubrí mis ojos con mis manos. —Esto es asqueroso.

Inuyasha estaba casi follando en su maldito sillón, ¡donde yo me sentaba siempre!

Avente mis llaves a la pareja de desnudos y me di la vuelta. Sé que es su departamento pero vaaaaaaamos, tiene un cuarto donde puede realizar sus urgencias.

Escuche como mi mejor amigo le decía a la chica que se fuera, lo cual hizo que le gritara bastardo y con toda la prisa, tomó sus cosas y salió del departamento. Me asome para verla caminar a la salida casi desnuda. Pobrecita.

-¿Estas bien?—Inuyasha ya se encontraba vestido.

-¿Qué?—Cerré la puerta y me cruce de brazos. —Por supuesto que no, idiota.

-Lo siento. —Se rasco la cabeza. —No sabía que vendrías.

-¿Cuándo acabara esto?—Camine al sofá, pero al recordar la escena, me quede levantada con una mueca de asco. —Estoy harta de esto.

El peli plateado desvió su mirada, sus ojos estaban cristalinos y podía notar sus músculos tensos. Hace un año rompió con Kikyo, los dos acordaron no buscarse de nuevo pero yo sé que a mi mejor amigo lo estaba matando no verla.

Me ignoró, fue a la cocina y se sirvió un vaso con agua. Suspire y deje mi bolso en la mesa, no quería obligarlo pero sus repentinas noches de pasión, lo estaban alejando más de Kikyo y me dolía verlo tan destrozado cuando la veía.

Lejos Estamos Mejor. (SessKag)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora