6.

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El policía conducía diligentemente por las concurridas calles de la ciudad dentro de su viejo pero fiel auto gris. Anduvo por el mismo camino que hace unos días, porque necesitaba investigar ese lugar una vez más. Sabía que su trabajo no había sido del todo completo, y esa misma mañana se había ido hasta Seúl para poder terminarlo. No era un trabajo fácil, era una hora de camino y gastaba bastante bencina, de la cual él carecía del dinero para reponer el tanque. Sin embargo, sabía que valdría la pena, o al menos, eso quería creer.


Dejaba que un poco del fresco aire de invierno le desordenara los cabellos, mientras su diestra sostenía el volante y el cigarro simultáneamente. No le gustaba fumar en público porque sabía que era algo molesto, y como ahora iba solo, no era un gran problema. El tabaco le hacía sentir bien, relajado. Su trabajo era muy estresante y a menudo tenía que lidiar con casos bastantes complicados. Diría que estaba acostumbrado, pero la verdad era que aún tenía un poco de sensibilidad dentro de ese duro corazón.


Cruzó el puente y después de un par de calles más, había llegado a su destino. TaeYong estacionó el auto en la entrada, y se quedó contemplando el establecimiento unos segundos.


—Así que aquí fue donde el reloj comenzó a dar cuenta atrás... —murmuró antes de darle una última calada al cigarro y pisotearlo.


Caminó relajadamente hasta entrar en el vestíbulo. Todo estaba muy calmado a esas horas, por lo que pensó que estaban en clases aún. Miró hacia los lados, buscando a alguien que pudiese atenderlo, y justo sale del pasillo una mujer.


—¿En qué puedo ayudarle? —preguntó. TaeYong supo que no era la recepcionista porque no se parecía en nada a la que había visto el día anterior, y vestía de una manera desaliñada. No llevaba maquillaje, por lo que se notaban sus pocas horas de sueño y las líneas de expresión en su rostro.


—Busco a la directora —dijo en un tono neutro.


—Está en una reunión ahora, pero si quiere puede pasar a su oficina —ofreció, a lo que TaeYong aceptó.


Condujo al policía por el mismo pasillo por el que ella había llegado, y un par de pasos más allá estaba la oficina. Lo recordaba, pero prefería fingir que era la primera vez que venía a ese lugar.


Entró por segunda vez a esa gran oficina, y la profesora, o lo que fuese, le pidió que se sentara en uno de los sillones. Él hizo caso en silencio, y esperó a que la señora se fuera.


—¿Le ofrezco una taza de té o algo para beber? —preguntó en un tono agudo, como si no supiera bien qué hacer.


—Un té está bien, gracias —dijo, regalándole una sonrisa por cortesía. Ella asintió con la cabeza y salió de la sala.


TaeYong aprovechó para recostarse en el asiento y mirar con mayor detalle el ambiente que le envolvía. El silencio era sepulcral, porque los estudiantes aún no salían a su primer recreo. De pronto se sintió incómodo, y se vio obligado a ponerse de pie hasta la ventana. Miró el aburrido paisaje del patio de la escuela, en donde sólo había un par de estudiantes haciendo educación física en la cancha de fútbol. Ya quería irse, no pensó que tendría que estar tanto tiempo en ese lugar.

el silencio de las estrellas ー nct dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora