15.

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Escuchó el grito de Jaehyun antes de estamparse contra el suelo, y después todo sucedió como en cámara lenta. Cuando Taeyong apretó el gatillo, Jaehyun se abalanzó sobre él. Todo sucedió tan rápido que ni siquiera pudo ver hacia dónde se dirigió la bala. El sonido sordo que emitió fue tan fuerte que sus ojos se cerraron por inercia, y aunque hubiese apuntado directamente a la cabeza de su víctima, no podía estar seguro de haber acertado.

Cuando abrió los ojos, se llevó una tremenda decepción. Ji-Uk seguía frente a él, mirándole estupefacto. Sus ojos estaban tan abiertos que un poco más y se salían de su lugar.

Buscó con la mirada el lugar en donde había impactado la bala, y vio un pequeño agujero en el techo. Estuvo tan cerca...

Jaehyun apretó la muñeca en donde aún sostenía el arma.

—Suéltala —le ordenó, sacudiéndole la mano.

Taeyong cedió, más que nada porque Jaehyun estaba tumbado encima suyo y no podía ejercer más resistencia. Además, no serviría de nada, su objetivo ya había sido arruinado.

Jaehyun tomó el arma y la guardó en el bolsillo de su chaqueta. Después procedió a tomar ambas manos y colocárselas en la espalda, para luego ponerle las esposas.

Taeyong se alarmó cuando oyó el cliquear del metal, ¿de verdad era necesario esposarlo?

—No tienes que hacer esto —le dijo con voz forzada, puesto que Jaehyun aún seguía sentado sobre su espalda, apretándole los órganos.

—No me dejas otra opción —le replicó, terminando de esposarle—. Ahora vámonos. —Se puso de pie para dejar que Taeyong lo hiciera también.

El detective intentó ponerse de pie, pero sin las manos era un poco difícil. Terminó resbalándose y golpeándose la quijada contra el suelo.

—Ay, ven, déjame ayudarte —dijo Jaehyun con hastío. Lo tomó del brazo y lo jaló hacia él. Taeyong se colocó de pie, con la decepción retratada en su rostro.

Sin embargo, no pensaba irse sin más.

Se acercó al hombre, tomando a Jaehyun desprevenido. Lo miró con un rostro amenazante, casi echando llamas por los ojos. Y sin quitar esa expresión, lo amenazó:

—Ni se te ocurra decir una palabra sobre esto, porque o si no, no sólo me aseguraré de meter a Jisung en la cárcel, sino que a ti también —le espetó. El padre de Jisung soltó un jadeo del susto, asintiendo repetidas veces con la cabeza.

Jaehyun tiró de él para llevárselo por fin. Se disculpó con el hombre haciendo una reverencia y se fueron de vuelta al auto.

—Dame tus llaves —le ordenó con voz severa. Taeyong le miró confundido—. Dame tus llaves, te dije.

—¿Para qué quieres mis llaves? —cuestionó—. Tienes las del coche patrulla.

—Te pedí las llaves, no que preguntaras —espetó. Taeyong soltó un suspiro.

—Están en el bolsillo de la chaqueta —le dijo, apuntándole con los labios arrugados el lugar.

Las sacó y le quitó el seguro al auto. Abrió la puerta del copiloto primero para dejar que el esposado entrara primero.

—Entra —le mandó, empujándolo con brusquedad hacia dentro. Taeyong casi se golpea la cabeza con el borde de la puerta.

—¡Ey! ¡Sé más cuidadoso! —le reprochó, pero Jaehyun no le hizo caso y sólo se limitó a cerrarle la puerta en las narices en mitad de la sentencia.

el silencio de las estrellas ー nct dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora