11.

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Ambos policías cruzaron miradas de confusión. Lo que Sicheng les estaba anunciando a través del teléfono no tenía ningún tipo de sentido.


—Sicheng, no entiendo —le dijo Jaehyun, esperando a que el chino le hablase con más detalle el tema en cuestión.


—No puedo explicárselos ahora —replicó—. Pero creemos que quizás el chico sea el último que aún no hemos podido encontrar en todo este tiempo.


—Renjun... —susurró Taeyong, sosteniendo el teléfono entre sus manos, mirando con atención la pantalla que en realidad no decía nada más que el nombre de contacto de Sicheng.


—Necesitamos que vayan lo más pronto que puedan para poder localizar al chico en el menor tiempo posible —dijo, apresurando un poco sus palabras—. Apenas terminen con ello, nos informan.


—Entendido —dijo Jaehyun, tratando de asimilar la situación, aunque aún se le hacía un tanto extraño por el anuncio tan inesperado.


—Nos vemos pronto —se despidió Sicheng, dando por finalizada la llamada. Taeyong guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón.


—Vamos en mi auto —le dijo Jaehyun, sacando las llaves de su chaqueta.


—¿Y qué pasará con el mío? —preguntó el detective sin moverse de su lugar.


—Le mandaré un mensaje a Sicheng para que alguien más venga a buscarlo —dijo, haciendo un ademán para que Taeyong le siguiera. No la pensó demasiado, y subió por el asiento del copiloto.


Jaehyun tardó unos segundos en partir por mandar primero el mensaje sobre venir a buscar el coche de Taeyong. Finalmente encendió el auto y arrancó a toda velocidad.


La distancia no era larga desde el punto en donde se encontraban, pero la situación los obligaba a hacer todo en un corto periodo de tiempo. Aún no sabían si lo que estaba a punto de suceder tenía algo que ver con el caso o no, pero lo más probable era que sí, y era eso lo que más les asustaba, porque podría barajar un montón de probabilidades nuevas más que unir cabos sueltos.


Viajaron en completo silencio, con las ventanas cerradas y el sonido del viento golpeándolas de fondo. Taeyong observaba la sombra de los árboles pasar a toda velocidad, transformándose en sólo una difusa mancha de color negro con el fondo de las estrellas detrás. Por alguna razón, se sentía nervioso. Quizás haber conversado de manera más íntima con Jaehyun había despertado un poco sus emociones, y al ser alguien introvertido y reservado, no podía controlarlas correctamente una vez se hayan expuesto.


Las luces neón le encandilaron los ojos, y con ello, también le hizo desprenderse de sus pensamientos. Jaehyun se estacionó a la puerta del restaurant, y salió luego de Taeyong para cerrar con llave.


El lugar era bastante acogedor. Lucía como una casa tradicional, con la diferencia de que tenía un gran letrero en la entrada que anunciaba el nombre del lugar: «El pequeño Hanam». Era el nombre menos llamativo que habían oído de un restaurant, pero sabiendo que en esta ciudad vivían en su gran mayoría personas de edad, no era algo de lo que sorprenderse.

el silencio de las estrellas ー nct dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora