20. game over.

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—¡Basta, por favor! —pidió con la voz amortiguada. Los golpes en su estómago y quijada no hacían más que aumentar, y por cada golpe sentía que su cuerpo se iba deteriorando más.

—No hasta darte el equivalente a lo que mereces —espetó el otro, destrozando su pómulo a puñetazos.

Haechan ya no podía más del dolor. Desde que lo encontraron ha estado encerrado en esta habitación, sentado en una incómoda silla de madera, con las sogas asfixiando sus extremidades. No había comido ni bebido agua en más de doce horas, ni mucho menos había tenido la oportunidad de ir al baño siquiera a hacer sus necesidades. Estaba sucio, maloliente e indefenso frente a estas dos personas.

Los golpes aleatorios en su cuerpo siguieron, hasta que Renjun decidió terminar dándole una patada en el pecho con toda la fuerza que poseía. Haechan se balanceó hacia atrás, cayendo de espaldas al suelo y golpeándose la cabeza. Soltó un grito de dolor que fue casi inaudible debido a la mordaza que apagaba su voz.

Renjun se mofó de él, no pudiendo contener las carcajadas. Se acercó otra vez para levantarlo, tomándolo del cabello. Donghyuck volvió a gemir del dolor, soltando un par de lágrimas por ello.

—No te quejes —pronunció—. Esto es lo mínimo que mereces después de haber querido intentar derrotarme —lo cacheteó.

—Jisung... nunca... tuvo... la... culpa... de nada... —susurró en un resuello—. Eres... un hijo... de puta...

Renjun soltó una gran carcajada al oír esas palabras.

—Deja de mentir... —le susurró, tomándole la cabeza para forzarlo a mirarlo a los ojos—. Todos sabemos aquí que Jisung fue quien lanzó la primera piedra. —Su semblante cambió drásticamente, demostrando el odio a través de sus ojos—. Cariño, ¿podrías pasarme el cuchillo?

Jeno obedeció al oír su nombre, sacando la navaja que portaba en el bolsillo de su chaqueta. Se la entregó a Renjun en las manos, recibiendo un guiño coqueto por parte de él.

—Ni se te ocurra tocarme —masculló él al ver cómo Renjun le apuntaba a la cara con el filo del cuchillo.

—Oh... perdón —se disculpó él, haciendo puchero—. Pero lamento decirte que ya no mandas en el juego. —Sonrió con malicia.

—Déjame ir... no tengo nada que discutir contigo... —dijo, mirándolo con odio—. Nada me hará cambiar de parecer... —respiró agitado. Estaba tan débil que hasta cansar le agotaba gran parte de sus energías.

—Yo tampoco tengo nada que discutir contigo —replicó Renjun, acuclillándose para estar a su altura y mirarlo con mayor atención—. Pero no puedo dejarte ir así como así... sabes demasiado... —susurró.

—¿Qué quieres de mí?

Renjun lo miró con una expresión vacilona. Acarició el filo del cuchillo con sus dedos, sonriendo divertido.

—Matarte, ¿tal vez? —rio bajito—. O... mejor... ¿torturarte? ¿O ambas? ¿Cuál prefieres?

Haechan gruñó en respuesta, frunciendo el ceño.

—¿Qué dices? —preguntó—. No puedo escucharte —acercó su mano a su rostro para quitarle la mordaza de la boca.

Apenas sus labios se descubrieron, Haechan le escupió en la cara. La paciencia de Renjun empezaba a agotarse. Se limpió la cara con la manga de su camisa, y le preguntó:

—¿Por qué me odias tanto?

—Porque siempre le tuviste envidia —espetó—. Todo lo que él hizo tú has querido imitarlo. Desde un principio he visto como le has querido quitar todo, incluso a Chenle, aliándolo contigo. —Lo miró a los ojos con intensidad—. No eres más que un pedazo de basura, una rata maloliente y ladrona.

el silencio de las estrellas ー nct dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora