el silencio de las estrellas ー nct dream

17.

Durante el transcurso de nuestra vida, vamos moldeándonos en favor de nuestro entorno y experiencias personales, y a medida que vamos creciendo y creando una consciencia, se forma nuestra propia visión de mundo, o nuestra propia perspectiva ante el mundo que nos rodea y distintas situaciones cotidianas o temas de interés.

Sin embargo, ¿en qué se convierte nuestra visión de mundo cuando es reprimida por la moral que la sociedad nos ha impuesto desde el inicio de los tiempos? Cuando lo que un ser humano cree que está bien, está mal para el otro porque no es ético según lo que a él le han enseñado. Se reduce, entonces, a una mísera ilusión que no sirve para nada más que ser empañada y desechada como basura.

Y es por esa misma razón, por la que la mentira existe. Por el simple hecho de que es mucho más fácil fingir ser alguien que mostrar nuestro verdadero rostro ante el mundo. Es mucho más cómodo dejarse llevar por la corriente que nadar en contra de ella. Preferimos morir en compañía que salvarnos el pellejo, porque así duele menos.

Por eso los asesinos y la gente del mal son sigilosos; no quieren ser descubiertos porque fuera son tan normales como tú o como yo.

Y aquí, estás ante muchos de ellos sin siquiera tomarlos en cuenta.

—Encontraron a Park Ji-Uk muerto esta mañana.

Aquella fue la primera noticia del día. Jaehyun y Taeyong por poco y caen al suelo de la sorpresa. Estaban a punto de interrogar a Haechan desde que decidieron hacerlo con todos los protagonistas del caso, y Sicheng entra corriendo detrás de ellos para darles el anuncio.

—¿Que él qué? —preguntó Jaehyun. Sus ojos estaban tan abiertos que, si se sorprendía un poco más, podrían salirse de sus órbitas. Taeyong se veía igual de asombrado que él, con la mandíbula casi chocando el suelo.

Sicheng hizo una larga pausa para calmar su agitada respiración.

—La esposa llamó... —dijo a duras penas, tratando de recuperar la respiración—. Contó cómo al levantarse lo vio tirado en el suelo, empapado en sangre. Se había volado la cabeza de un tiro. Dejó una carta, y por lo que dice, claramente se trata de un suicidio.

Taeyong frunció el ceño, y recordó de pronto las palabras que él mismo había pronunciado cuando intentó quitarle la vida.

«No sólo me aseguraré de meter a Jisung en la cárcel, sino que a ti también.» Ese idiota había preferido morir antes de caer tras las rejas, como un cobarde. Ni siquiera se aseguró de si su hijo es culpable o no, simplemente se quitó la vida como si las de los demás no importara. Siempre fue un egoísta, no le sorprende.

Aunque, pensándolo de cierto modo, Taeyong se compadecía. Tuvo miedo, eso es cierto, pero, ¿de qué otra forma podía librarse de sus pecados más que yendo directamente al infierno de manera voluntaria? No tenía otra escapatoria, quizás aquella opción era la única que le quedaba, y eso le entristecía un poco, pero no lo suficiente como para dejar ir el odio que siente hacia él.

—¿Podemos ir a verlo? —preguntó Jaehyun de pronto.

—No es necesario —comentó Sicheng, sacando una bolsa pequeña de su chaqueta—. Ya hemos sacado el cuerpo y limpiado la escena, así que tenemos las fotos.