9. Cuentos para las despedidas

260 33 6
                                    

" —¿Alguna vez has visto las estrellas?— Pregunto Orange viendo hacia el cielo rosado

—Si, son realmente hermosas— Contesto Blue sonriendo—¿Jamas has visto alguna?

—No en mi mundo no existen— Puchereo Orange— Me gustaría verlas algún día.

—Te prometo que la próxima vez que vengamos a Pink te traeré muchas estrellas para que puedas arrojarlas al cielo tu mismo. "

.

.

.


Había sido un día realmente duro, pero por fin había llegado a su fin, por lo que en cuanto llegue a casa me encerré en mi habitación, mientras mi padre arreglaba los papeles necesarios para mi cambio de escuela en Bangkok, y yo pudiera descansar un poco. Por otro lado, el velorio de mi madre había sido rápido y algo privado, en el cual solo asistieron la familia cercana de mamá, mi padre y yo, haciendo que esta misma tarde fuera despedida y llevada al cementerio.

Estaba acostado en mi cama mientras abrazaba una almohada, cuando un pequeño golpeteo que venia desde le ventana llamo mi atención; me levante y me asome levemente, encontrándome con Tin mirando hacia la ventana y haciéndome una seña con su mano a forma de saludo.

Una pequeña sonrisa inconsciente salió.

El castaño comenzó a escalar la enredadera que estaba cerca de mi ventana hasta subir y poder entrar a mi habitación, causando en el proceso que sus rodillas se rasparan mas de lo que ya estaban.

—¿Estas bien? — Pregunte señalando sus rodillas lastimadas, pero Tin solo negó con la cabeza.

—Eso no importa— Dijo para después apretarme en un abrazo— Tu padre llamo hace un rato y nos contó que se iban— Pude sentir como el abrazo se intensificaba— Y algo dentro de mi me decía que tal vez no podría verte más— Tin había comenzado a llorar.

Podía escuchar sus hipidos en mi oído y sentir el leve temblor de su cuerpo, aunque tratara de ocultarlo sabia que su llanto estaba al borde de salir y humedecer sus mejillas.

—Estaré bien no te preocupes— Dije de la nada, comenzando a dar pequeños golpecitos en su espalda— Te prometo que volveré cuando este mejor.

—Y yo te prometo que cuando vuelvas yo— Hizo una pausa para después continuar— Yo dejare de ser un estúpido y cambiare.

¿Cambiar? ¿Quería que Tin cambiara?

.

.

Después de pasar un buen rato conversado y cuando mi padre por fin subió a dormir a la habitación de mamá, ambos bajamos a la cocina y comimos galletas mientras yo preparaba algo de chocolatada justo como ella me había enseñado tiempo atrás. Una vez que todo estuvo listo subimos a la habitación con un plato de galletas y dos tazas de chocolate, nos sentamos en el piso junto a la cama y comenzamos a comer en un cómodo silencio.

—Recuerdas cuando éramos niños y mamá nos preparaba esto— Dije mirando con algo de tristeza la taza entre mis manos— Ella decía que el dulzón siempre haría mejor los momentos amargos.

Tin me miro un momento para después tomar la mochila que había traído consigo, sacando de esta una pequeña bolsa de tela azul pastel que contenía pequeñas estrellas de plástico traslucido, justo como las que el tenia en el techo de su habitación.

—Bueno tal vez yo no pueda hornear galletas, ni prepararte chocolatada pero,— Murmuro tomando una entre sus manos—Al menos puedo regalarte las estrellas para que las pongas sobre tu techo, y cada vez que te sientas triste su pequeña luz pueda mostrarte un poco de claridad.

Tin me entrego la estrella que sostenía en su mano y volvió a hurgar en su mochila sacando esta vez una gran extensión de luces en forma de estrella, apago las luces y prendió la extensión acomodándola sobre el respaldar de la cama.

—Deberíamos dormir— Dije para después levantarme del suelo y acomodar el edredón y las almohadas.

Tin asintió y se acomodo junto a mí, deslizando su mano bajo la cobija para tomar la mía como una forma de consuelo hacia mí.

Sin pensarlo mucho me quede dormido sosteniendo la cálida mano de mi amigo; y sin poder evitarlo muy dentro de mi algo me decía que esta era la última vez que vería a Tin.

.

.

Fueron los primeros rayos de sol los que me despertaron con un ligero parpadeo hasta que mis ojos se abrieron en su totalidad, solté un gran bostezo y me enderecé un poco para despertar a Tin, sin embargo, el lugar a mi lado estaba vacío y las luces de estrellas estaban apagadas en su totalidad.

¿Dónde se hacía metido Tin?

Me levante de la cama y baje las escaleras hasta la cocina, en donde ya estaba mi padre quien despego la mirada de su taza de café al verme entrar a la cocina. En esta ocasión su ropa era casual y su cabello estaba ligeramente despeinado.

—Cantaloupe— Hablo mi padre en tono serio señalando la silla vacía frente a él, yo mire hacia ambos lados buscando alguna señal de Tin— Tu amigo se fue por la mañana. Su madre llego muy preocupada porque no había encontrado a su hijo en cama, y supuso que estaba aquí— Soltó mi padre como si hubiera leído mis pensamientos.

Yo solo asentí con la cabeza y tome asiento en la silla vacía, observando los ojos obscuros ojos de mi padre que brillaban con un destello de tristeza, y aquello solo se podría significar una cosa y es que quizá este a punto de darme una mala noticia, justo como cuando mis padres se divorciaron y mi madre murió, aunque no se si podre escuchar una más.

—Tendremos que apresurar nuestra partida hacia Bangkok— Soltó el hombre frente a mi para después retirarse los lentes de lectura y mirarme directamente —Así que hoy por la tarde iré a darte de baja de la escuela y nos iremos mañana por la mañana.

Bueno al menos no fue tan malo.

—¿Puedo ir a despedirme de Tin? — Pregunte en un lento murmuro.

—No, necesito que te quedes aquí y me ayudes con la mudanza.

—¿Por qué? ¡No creo que la mudanza lleve mucho! Es solo ropa— Me queje levantando más la voz.

—¡Porque te estoy dando una orden! — Grito mi padre para después soltar un suspiro frustrado y acariciarse el puente de la nariz —Solo has lo que te pido ¿Sí? — Asentí con la cabeza algo asustado y me levanté de la silla para salir corriendo a mi habitación.

mi padre jamás había sido una persona mandona ni mucho menos controladora, pero a diferencia de mamá, el siempre había sido alguien mas serio y con un carácter mas imponente e impaciente que gustaba de hacer las cosas rápidas y en orden. Siempre quise ser una persona como el, o bueno eso hasta este momento.

.

.

La noche había caído demasiado pronto y papá aun no llegaba a casa desde que salió a darme de baja de la escuela, incluso había terminado la mudanza de ambos y guardado la foto favorita de mamá en mi mochila junto a las luces y estrellas que me dio Tin.

Baje a la cocina y me prepare me serví un plato de cereal con leche mientras veía un poco de televisión y soltaba uno que otro suspiro.

Justamente mañana dejaría de ver a la segunda cosa mas importante para mi.


....................................................................................................................

Espero que les guste el capitulo cx y gracias por votar.

Orange and Blue: Cuentos para niños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora