12. Volviendo al cuento Pt. 1

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"Los años pasaron desde que Pink y Orange se volvieron a ver, dejando en soledad el mundo Pink en donde ambos se habían visto tantas veces, en donde habían creído haberse conocido."

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Ayer después de que nos fuimos del invernadero por fin pude llegar a casa antes de que se hiciera de noche. Mi padre solo me ayudo a desempacar y se fue, mientras yo me dedique a quitar el polvo de las habitaciones y ordenarlas un poco; comenzando desde la cocina hasta que finalice con mi habitación, la cual era la única que estaba vacía ya que al mudarme con papá había tenido que llevarme todo de ahí. Una vez que termine tome por cena un paquete de galletas y una botella de agua que tenía en mi mochila.

Hoy por el contrario en cuanto me levanté lo primero que hice fue darme una ducha y Sali de casa con la esperanza de poder ir a ver a Tin. Camine por las calles hasta que casi sin pensarlo, me encontraba fuera de la casa de Tin.

Fue ahí, de pie frente al portón de la casa que no supe exactamente que hacer, porque si bien tenia entendido que la mamá de Tin ya no me quería junto a él, así que mucha alegría no le dará al verme frente a su puerta.

¿Qué hago?

—¿Se le ofrece algo? — Pregunto una voz a mi espalda sacándome un gran respingo. Me di la vuelta para encarar al dueño de aquella profunda voz.

¡Era el chico de la florería!

Solo que en esta ocasión su cara estaba limpia, su ropa lucia mas formal que antes y no llevaba aquel mantel sucio sobre su ropa, solo estaba un peinado y perfumado chico castaño que vestía un pantalón negro y una abotonada camisa azul obscuro, mientras entrelazaba el brazo con el de una mujer mayor con cabellos cortos y vestimenta igual de formal.

—No es solo que...— Balbucee tratando de pensar en algo que decir— Me llamo la atención el jardín tan lleno de flores.

—Todos por aquí conocen mi Jardín— Dijo la señora Methadnan dejando salir una sonrisa— ¿Eres nuevo por aquí?

—Si me acabo de mudar apenas ayer— Mentí, pero es solo un poco ya que efectivamente acabo de llegar ayer —Bueno tengo cosas que atender así que me voy.

—Tengo un invernadero— Interrumpió la mujer —Esta un poco lejos de aquí, pero tengo muchas indas flores ahí. Puedes visitar cuando quieras.

—Muchas gracias por el ofrecimiento— Dije devolviéndole la sonrisa, sintiendo sobre mi la intensa mirada de Tin.

La señora Methadnan se despidió y entro a la casa mientras Tin seguía ahí con esos profundos orbes obscuros observándome, será que ya me reconoció y esta esperando a que su madre se vaya para decirlo.

—Tu eres...— Se quedo pensativo un momento frunciendo el entrecejo. Desde cuando su mirada era tan intimidante —Tu eres el chico que fue ayer a la florería ¿No?

—¿Eh? — Aquí pude sentir como mi mente se apago por un segundo —¡Eh, si! Soy yo.

—¡Lo sabía! — Soltó como si hubiera descifrado una adivinanza mientras sonreía con aquella emoción que recordaba en él —Jamás olvido una cara ¿Sabes? — Yo solo asentí ante su afirmación, sin perderme ningún detalle de aquella traviesa sonrisa de niño en un rostro un poco más maduro.

—Bueno entonces supongo que me voy— Dije tratando de no verme nervioso —Aun tengo que ir a terminar mi papeleo para la universidad.

—¿Universidad? — Pregunto algo sorprendido.

—Si, la universidad de "l Dusit Thani College" ¿Sabes dónde esta?

—Si ¿Quieres que te acompañe? — Asentí sonriendo ante aquella propuesta mientras el comenzaba a caminar a paso lento —Entonces vamos.

Ambos caminamos con paso lento mientras un silencio se formaba entre nosotros, aunque siendo franco no me molestaba ya que así podía observarlo mas tiempo. Desde que ahora era mas alto que yo -a diferencia de cuando éramos adolescentes y mediamos casi lo mismo- hasta su rostro mucho mas marcado de la mandíbula hasta su nariz, también al parecer había cambiado su estilo ya que había dejado las camisas a rayas y los colores pastel; pero aun así ahí seguía aquel auricular en su oído izquierdo.

Si, el definitivamente era Tin.

—Entonces, ¿Llegaste apenas ayer? — Se giro repentinamente para verme, asentí ante su pregunta —Y ¿Cómo te llamas?

Bueno no abría porque mentirle más, después de todo ya no estaba su madre presente.

—Puedes llamarme Can— Dije sonriendo con emoción esperando a que el también lo hiciera, mas sin embargo solo miro al suelo con una amarga y nostálgica sonrisa —¿Sucede algo? — Pregunte al no ver respuesta alguna de su parte.

Una vez que llegamos la universidad el castaño me dejo en la puerta, de despidió con un wai y se fue con aquel silencio con el que había estado desde que le había dicho mi nombre o mas bien el apodo que el me había dado cuando éramos niños, y por el cual ahora todos me llamaban.

Tanto había cambiado, que no era capaz de reconocerme, o tal vez no quería hacerlo.

Orange and Blue: Cuentos para niños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora