2. Cuentos para los niños llorones

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Mis orejas estaban apunto de explotar por los grandes gritos, sólo podía taparme con mis manitas al igual que todos en el salón.

Hoy la maestra le dio un lugar al niño de lodo, pero este no quiso sentarse junto a Fluke, comenzando a llorar y la maestra cantaba para que se callara.

—¡No quiero!— Gritó muy fuerte el niño de lodo—¡Malo, malo!— El niño lodo apuntó con su mano a Fluke.

—No, Tin nadie es malo— Dijo la maestra sujetando las mejillas del niño lodo—¿No quieres sentarte con tus compañeritos?

El niño lodo negó y quitó el raro aparato de su oreja, lanzandolo a la cabeza de Fluke para después esconderse bajo la mesa. La maestra estuvo a punto de ir por él pero un feo rayo nos asustó a todos.

—¡Tranquilos niños!— La maestra se veía triste y todo por culpa del niño de lodo, quien parecía no querer salir de abajo de la mesa—No se muevan de su lugar. Ya vuelvo.

La maestra salió del salón con rapidez dejando al niño lodo bajó la mesa, acurrucado en una esquina como si fuera un gatito asustado. Fluke y Shoompo se levantaron de su lugar y comenzaron a pelear sobre lo tonto que era el niño de lodo, pero yo me puse triste por él ya que parecía tenerle miedo a todos.

Me levanté de mi lugar y me metí bajo la mesa, viendo como el niño trataba de patearme con los ojos cerrados.

—¿Le tienes miedo a los rayos?— Dije arrastrandome hasta llegar a su lado—Yo si, son feos y suenan muy fuerte.

El niño lodo abrió sus ojos y me miró, como yo miró a la maestra cuando nos enseña las letras y no entiendo nada—¿Qué tienes?

—No... escuchó— Dijo como un robot descompuesto, para después tocar su oreja en donde traía ese aparato extraño, que le había lanzado a Fluke.

—¿No me escuchas?— Dije y él negó con su cabeza. Creó que es por eso que no puede hacer las actividades, por que no escucha la voz de la maestra, ella deberia hablar mas fuerte—¡ME-LLA-MÓ CAN-TA-LOPE!— Dije de manera lenta y fuerte, tal vez asi me escucharía.

—Can...— Dijo el niño lodo señalandome con un dedo— Tin— ahora él se señala.

—¡No! Can-ta-lope.

—C...Can.

El niño de lodo ¡Digo! Tin me sonrió para después tomarme de mi camisa al ver a la maestra asomarse.

—¡Vamos niños salgan de ahí!— Nos dijo la maestra. Ambos salimos y yo me fui a mi lugar y Tin se quedaba con la maestra— Tin, ¿Quieres sentarte junto a Can?— El se le quedó mirando, sin poder escuchar lo que decía.

—¡Maestra, maestra!— La llamó Fluke corriendo hacia donde estaba— ¡El niño tonto me lanzó esto!— Fluke le dio a la maestra el raro aparato de Tin.

—Se ha roto por completo— La maestra tomó a Tin por la mano— Tendré que llamar a tus padres— Tin sólo la miraba con miedo como si tratará de atinar a lo que decía.

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Después de un rato de que la maestra se llevará a Tin, volvió al salón para contarnos la continuación de la historia, pero Tin ya no.

La historia seguia con que los niños eran felices en el mundo "Pink" y se podían querer mucho, pero un dia el niño Orange fue a visitar al niño Blue a su mundo, pero en ese mundo todos se rieron del niño Orange porque su piel era muy morena.

Lastima que Tin no escuchó la historia, estoy triste porque sin ese raro aparato Tin no podía escuchar casi nada, ni siquiera la voz amable de la maestra al contarnos los cuentos.

Poco después del cuento la maestra no dejó jugar en el salón y Sammy me invitó a jugar a los muñecos con ella y sus amigos. Yo escogí un muñeco que vestía una camisa con rayas y un pantalón café.

Y ya luego de un ratote en la clase de letras por fin llegó la hora de irnos, pero la maestra no dejó salir a nadie porque platicaba con una mujer de cabello y ojos cafes lodo-iguales a los de Tin- y vestía un vestido blanco y zapatos con picos altos.

—Antes de irme le quisiera preguntar algo— Dijo la señora—¿ Hay un niño aquí llamado Can?— La maestra se quedó pensando y nos miraba.

—¡Qué soy Cantalope!— Grite y todos entre todo el ruido del salón.

—¡Silencio todos!— Regaño la maestra haciendo que todos corrieran a sentarse.

La maestra volvió a mirar a la señora y le respondió su pregunta con un simple no.

—¿Está segura?— La señora parecía un poco inquieta—Porque Tin no para de mencionar ese nombre.

—Tal vez es un amigos imaginario. Los niños suelen hacerlo cuando les cuesta hacer amigos.

—Entiendo— La mujer de despidió de la maestra y se fue triste.

Después la maestra abrió la puerta para poder dejarnos ir con nuestras mamás.

Orange and Blue: Cuentos para niños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora